juntos pero, desde el debate, no ha hecho mas que caer en picado. La gente de la ciudad se esta poniendo de tu lado en esto, lo que resulta muy agradable para ti. Sin embargo, odian a Riley porque… Bueno, ya lo sabes.

– ?Va a perder?

– Creo que si

Noventa y siete millones de dolares perdidos por ella.

– Tengo que arreglar esto.

– ?Como?

– No lo se. Ire a hablar con el cuando haya terminado lo del pastel y se nos ocurrira algo.

– Va a hacer falta un milagro -afirmo Alexis.

Gracie deseo poder disponer de uno. Como no era asi, tendria que pensar en algo.

En la gran mansion de la colina habia varios guardias de seguridad. Riley jamas habia prestado mucha atencion al valor historico de algunos de los edificios de Los Lobos, pero, mientras subia los escalones de la Sociedad Historica, se sintio sumergiendose envia historia.

– ?Puedo ayudarle? -le pregunto uno de los guardias.

– Vengo a traer el pastel para la fiesta de esta noche -contesto Riley, indicando la caja-. Tengo cuatro mas en el coche.

– Muy bien. Adelante. Despues, vaya a la puerta trasera can el coche para entregar las otras cajas. Le resultara mas facil,

– Gracias. ?A que viene tanta seguridad?

– Algunos de los objetos son prestados. Aparentemente Valen mucho dinero, por lo que la compania de seguros insistio. No intente nada -anadio el hombre con una sonrisa.

– Por supuesto que no. Yo solo vengo a traer el pastel.

Riley siguio las indicaciones del guardia y subio al salon de baile, que estaba en el segundo piso. Vio que ya habian colocado mesas para el buffet. Una de ellas, tenia varias cajas que parecian ser de pasteleria.

Dejo la suya y miro las otras. Eran pasteles y se parecian mucho a los que Gracie habia preparado, aunque, por supuesto, los detalles de los que el llevaba eran mucho mejores que los que habia alli.

?Quien habia hecho aquello y por que?

Riley se acerco a la ventana que daba a la parte trasera de la mansion. Entonces, un coche muy familiar arranco y se marcho a toda velocidad.

?Era Pam! Riley lanzo una maldicion y tomo su telefono movil para llamara Gracie.

– ?Como te encuentras? -le pregunto.

– Mejor. Ya no tengo fiebre Alexis me ha dado de comer y acabo de darme una ducha. Creo que sobrevivire.

– Me alegro de saberlo. Aqui hay un problema. He venido a entregar el pastel, pero ya hay uno. Y tambien acabo de ver a Pam marchandose del lugar del crimen.

– ?Es eso lo que estaba haciendo con mis moldes? -grito Gracie-. ?Por que? ?Que aspecto tiene?

– Horrible. No lo entiendo. ?De que le sirve? Esto no puede ser para procurarse trabajo. Nadie sabra que lo ha hecho ella.

– No, pero creeran que lo he hecho yo. Pruebalo.

– ?Como?

– Que lo pruebes. Tengo que saber si es horrible.

– Un momento.

Riley miro las cajas y tomo un tenedor. Contuvo el aliento y, tras abrir una de las cajas, tomo un poco:

– Jesus -dijo, escupiendolo.

– ?Que pasa?

– Sal en vez de azucar. Al menos eso es lo que a mi me parece -dijo mientras tomaba una servilleta para limpiarse la lengua.

– Riley, tienes que sacar de ahi ese pastel. Pam esta tratando de asegurarse que no me recupero del escandalo. Quita el suyo y pon el mio.

– Lo hare.

– ?Puedes llamarme cuando hayas terminado? Tengo algo de lo que me gustaria hablarte.

– ?Que ocurre?

– Nada. Solo quiero hablar contigo de las elecciones.

– ?Que es lo que sabes? -pregunto el, muy serio.

– Que tienes problemas.

– Todo va bien.

– Eso es mentira.

– Mira, tengo que cambiar los pasteles. Te llamare cuando haya terminado y luego me pasare por tu casa. ?Te parece bien?

– Genial. Gracias.

Riley corto la llamada.

Necesito hacer tres viajes para poder cambiar todas las cajas. Entonces, lo coloco todo lo mejor que supo. Se marchaba con la ultima caja del pastel de Pam cuando un guardia lo detuvo en las escaleras.

,-No tan rapido. ?Que es lo que tiene ahi?

– Un, pastel. Se entregaron dos por error.

– Acabamos de recibir una llamada diciendo que alguien trataria de cambiar los pasteles para gastar una broma. La persona comento algo sobre las elecciones y el hecho de que uno de los candidatos quisiera llamar la atencion. Resulta muy gracioso que usted se parezca a uno de los que se presentan a las elecciones.

Riley no se lo podia creer. Pam habia sabido cubrirse muy bien.

– Esto no es lo que usted piensa -dijo Riley-. El pastel nuevo ya esta colocado y resulta delicioso. Si no me cree, pruebelo. Este es el que no sirve -anadio mostrando la caja-. Seria un error comerse este.

– Espere un momento. Voy a tener que hacer una llamada.

El guardia tomo su walkie-talkie. Mientras el hablaba, Riley miro la puerta de salida y se pregunto si podria salir huyendo. Cuando oyo que la persona al otro lado de la linea decia que el guardia lo retuviera a el. Riley decidio que no le quedaba opcion.

Empezo a bajar las escaleras a toda velocidad. Demasiado tarde, se dio cuenta de que subia por las escaleras un hombre con una caja de vino. Sin que ninguno de los pudieran evitarlo, chocaron y se cayeron. Riley se agarro a la barandilla. El pastel salio volando poros aires. El otro hombre perdio el control de la caja de vino. Los dos cayeron por las escaleras al mismo tiempo, en un revuelo de brazos y piernas.

A pesar de que estaba completamente dolorido, Riley decidio que aquello no era bueno, una opinion que se confirmo cuando oyo que las sirenas de los coches de policia se iban acercando rapidamente.

Capitulo 20

A la manana siguiente, Gracie se desperto con el sonido del telefono movil. Su primer pensamiento fue que habia superado el virus. El segundo que Riley no la habia llamado ni habia ido a verla. ?Seria el?

– ?Si?

– Gracie, soy mama. ?Has visto el periodico? Se trata de Riley. Lo han arrestado.

– ?Como dices?

Se levanto rapidamente de la cama y salio corriendo hacia la puerta principal. Despues de abrirla de par en par, echo a correr al lugar donde le esperaba el periodico. Tras echar un rapido vistazo a la portada lanzo un grito de desesperacion. Candidato a alcalde arrestado por estado de embriaguez y por conducta desordenada.

La foto mostraba a Riley cubierto de pastel y rodeado de botellas de vino rotas en el vestibulo de la mansion de la Sociedad Historica.

– Voy a vomitar -susurro, mientras regresaba al interior de la casa y cerraba la puerta-. Todo esto es culpa

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