– Riley… -susurro. Le dolia hablar. La garganta le ardia como si hubiera estado comiendo fuego.

– Gracie, ?eres tu? ?Que te pasa?

– Yo… No me siento muy bien -contesto mientras se sentaba en una silla-. Tengo un virus o algo. No puedo… El pastel. ?Es hoy sabado?

– Si.

– Bien. Entonces, no me lo he pasado.

– ?Estas muy enferma?

– No lo se, pero el pastel tiene que llegar a la Sociedad Historica. Yo no puedo llevarlo. ?Te importaria hacerlo tu?

– Si. Trata de no hablar. ?Tienes comida?

– Si pero no tengo hambre.

– ?Y has bebido algo?

– Todavia no…

– Esta bien. Pasare a llevarte algunas cosas. Dame una hora.

– Estare aqui. Tal vez me vuelva a meter en la cama… Creo que no tengo muy buen aspecto.

– Puedo resistirlo. Intenta descansar.

– Claro.

El telefono se le cayo de los dedos. Gracie penso en recogerlo, pero el suelo parecia estar muy lejos. Como pudo, regreso al dormitorio y se desnudo con mucha dificultad. Como le resulto imposible quitarse los pantalones y los calcetines, se los dejo. Ya habia perdido los zapatos por alguna parte.

Saco un camison de un cajon y se lo puso. Entonces, cayo en la cama y se quedo dormida.

Se desperto al oir que alguien llamaba con fuerza a la puerta. El frenetismo con el que sonaban los golpes le decia que el que llamaba llevaba ya alli algun tiempo.

Se sento en la cama y se levanto. Dando traspies, avanzo por el pasillo hasta la puerta. Cuando la abrio, Riley entro e inmediatamente le toco la frente.

– Tienes fiebre.

– ?Me has traido algo? -le pregunto, al ver la bolsa que tenia entre las manos.

– Te he traido Tylenol para la fiebre -dijo, mientras la acompanaba de nuevo al dormitorio. Con mucho cuidado, la sento en la cama-. He llamado a Diane para preguntarselo. Tambien te he traido sopa, pero no creo que deba dejarte sola.

– Entonces, quedate. A mi no me importa -susurro, cerrando los ojos durante un instante-. No. El pastel - anadio, abriendolos de nuevo con dificultad-. Tienes que llevar el pastel. Es sabado, ?no?

– Si -respondio Riley. Se sento en la cama y le aparto el cabello de la frente-. Voy a llamar a tu hermana. Dame el numero.

– ?Cual?

– ?Es que tiene mas de un numero de telefono?

– No. Me referia a que hermana. Alexis. Llama a Alexis, pero no la molestes. Estoy bien.

Riley marco el numero que ella le daba y empezo a hablar. A pesar de lo mucho que se esforzo, Gracie no pudo seguir la conversacion.

– Dice que vendra dentro de un par de horas -le dijo Riley-. Esperare.

– El pastel… Te pido que lo lleves ahora mismo. Seguro que estan preocupados. Las cajas estan en el frigorifico.

– ?Hay mas de una?

– Hay cinco. Iba a unirlos como si se tratara de una calle, pero me conformo con que los pongas de tal manera que esten bien. ?Te he dicho que hay cinco cajas?

– Si. ?Por que llevas los vaqueros debajo del camison?

– No pude quitarmelos.

– Yo te puedo ayudar.

Riley se, inclino y rapidamente le quito los pantalones.

– Metete debajo de la colcha para que te pueda arropar.

A Gracie le gustaba como sonaban aquellas palabras. Le gustaba tenerlo cerca. Recordaba que tenia que decirle algo, pero no se acordaba de que era. De hecho no estaba segura de si se trataba de un secreto…

– ?Como va la campara?

– Bien.

Mientras le contestaba, Riley no la miro, lo que hizo que ella se preguntara si le estaba diciendo la verdad.

?Oh! ?Lo amaba! Aquello era lo que le tenia que decir. Deseo poder decirselo en aquel mismo instante. Pronunciar las palabras para ver como reaccionaba. Si sentia algo por ella, la reaccion seria buena. Tal vez…

– Gracie…

Oyo que Riley pronunciaba su nombre, pero el sonido parecia provenir de un lugar muy lejano. Los ojos le pesaban demasiado. Todo era pesado. Hacia calor y…

Gracie se dio la vuelta y se encontro completamente empapada. Tenia el cuerpo frio y el camison mojado. Abrio los ojos y miro a su alrededor, casi esperando verse en medio del mar. Lo que vio fue a Alexis sentada en una silla.

?Vuelves a la cordura? -le pregunto su hermana con una sonrisa

– ?Y cuando he dejado de estar cuerda?

– Bueno, llevas por lo menos desde que yo llegue aqui. Riley me dijo que te habia dado un par de pastillas de Tylenol y supongo que te hicieron efecto. Durante un rato, estuviste ardiendo. ?Como te sientes ahora?

– Como si me hubiera caido en una piscina.

– Eso significa que la fiebre ha pasado. ?Tienes hambre? -le pregunto su hermana, tras tocarle la frente para comprobarlo.

– La verdad es que me muero de hambre. No recuerdo haberme quedado dormida. En realidad, no recuerdo mucho de nada. Oh. El pastel para la Sociedad Historica.

– Riley se ha ocupado de eso. Tu lo llamaste, ?te acuerdas?

– No. Sea lo que sea lo que haya pillado, era fuerte pero dura poco. Ahora creo que ya estoy bien.

– ?Por que no te lo tomas clan calma? Ire a prepararte una sopa y unas tostadas. ?Puedes irte al sofa un momento? -le pregunto-. Te puedes tumbar alli. Te cambiare las sabanas mas tarde.

– No tienes que preocuparte por mi. Por cierto, es fin de semana. ?Y Zeke? ?No deberias estar con el?

– No te preocupes por eso. Va a estar todo el dia trabajando en la campana de Riley. Vendra a recogerme sobre las seis para que pueda ir a verlo en el club en el que va a actuar en Ventura.

Gracie se puso de pie y comprobo si se mantenia. Se sentia cansada y debil, pero no mareada. Alexis la ayudo a ir al sofa. Mientras Alexis se iba a la cocina, Gracie admitio que no habria esperado que su hermana acudiera a ayudarla de ese modo. Eso demostraba que se habia equivocado en lo que habia dicho de su familia. Tal vez en el futuro debia simplemente dejarlas estar, sin juzgarlas ni valorarlas.

– ?Que tiene hoy Zeke que hacer por Riley? – le pregunto, mientras Alexis preparaba la sopa en la cocina-. ?Siguen yendo de puerta en puerta?

– No exactamente.

– ?Y por que no? Las elecciones son dentro de unas pocos dias.

Se produjo un largo silencio, como si Alexis estuviera considerando que decirle.

– Alexis, ?que es lo que pasa?

– Nada.

– No te creo

– Todo va estupendamente, de verdad.

– No sabes mentir. Dimelo.

Alexis aparecio en la puerta.

– Zeke no debia decirme nada. Si Riley supiera que yo lo se, jamas me habria pedido que viniera aqui.

– ?Que es lo que sabes? -pregunto Gracie, con un nudo en el estomago.

– La popularidad de Riley es muy baja. Subio como la espuma cuando todo el mundo creyo que estabais

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