– Tal vez necesitaba que le dieras pruebas antes de la boda -sugirio Gracie.
– Supongo.
– Las cosas mejoraran -afirmo la madre- los dos estais destinados para estar juntos, encontrareis el modo de volver a estar juntos.
– Eso espero -susurro Vivian, con los ojos llenos de lagrimas-. Es que lo echo tanto de menos… Ademas, me siento muy mal por todo lo que ya hemos pagado. Se supone que tengo que recoger el vestido el viernes. ?Que voy a hacer con el?
– Guardalo -le contesto Alexis-. Ya te dije que cambiara de opinion.
– No lo creo y, aunque lo haga, no creo que tuvieramos la misma clase de boda -afirmo-. Se enfado bastante por `lo mucho que estaba costando todo. Me dijo que te iba a llamar para hablar sobre los depositos para pagartelos.
– Ya lo ha hecho -le dijo su madre.
– ?De verdad? ?Y que le dijiste?
– Que me ocuparia yo de ello, pero que le agradecia la oferta: `
Gracie empezo a lamentar que se hubiera cancelado la boda. Tom parecia un buen chico.
– Guardate el vestido -dijo Gracie-. Si no volveis juntos, puedes venderlo en eBay.
– Asi es. Teneis razon. Solo tengo que… Mama, ?has cancelado ya todo? Es decir, yo me puedo ocupar de hacer algunas llamadas.
– Esta todo hecho, pero gracias por preguntar.
– No. Necesito hacer algo. No esta bien que tu tengas todo el trabajo y todos los gastos. Se que te dije que trabajaria para ayudarte a pagar mi vestido de novia, pero tambien se que no he sido muy responsable al respecto. Quiero comprometerme a trabajar contigo en la tienda. Haremos un horario, ?de acuerdo? Te prometo trabajar al menos quince horas a la semana hasta que te lo haya pagado.
– Cielo, no tienes que hacerlo.
Vivian le dedico una temblorosa sonrisa.
– Creo que es mejor que me lo permitas. Podria ser el unico medio que yo podria tener de crecer.
– Tienes razon -dijo su madre.
Gracie sintio una extrana sensacion en el corazon a pesar del gesto de desaprobacion de Alexis. Tal vez habia esperanza para Vivian despues de todo. Si maduraba, ciertamente podria volver a ganarse a Tom.
Vivian se giro para mirar a Gracie.
– Tal vez tu podrias darme algunos consejos sobre como conseguir al unico hombre que he amado. ?Como te recuperaste tu de lo de Riley?
Gracie no supo que decir. Un mes atras, habria dicho tiempo y distancia. Ya no estaba tan segura. Riley era todo lo que habia sonado en un hombre.
– Yo no soy la persona a la que deberias preguntarselo -dijo, lentamente-. No he conseguido olvidarme de el. De hecho, sigo enamorada de el. Lo siento, mama. Se que esto no era lo que tu querias.- anadio.
– No. He dejado de preocuparme por esas buitres a las que llamaba amigas. Si lo amas, entonces lo unico que quiero es que los dos seais felices. ?Es asi?
– No lo se. En este momento, no se que pensar.
– Es todo por mi culpa. Yo soy la razon por la que volvieron a unirse -comento Alexis, muy pagada de si misma.
– ?Es eso bueno? -pregunto Vivian-. ?Quieres volver a estar enamorada de el otra vez? ?Te ama el a ti?
– No lo se -respondio Gracie-. Se que le importo, pero… No se.
– Se lo vas a decir, ?verdad?
– Claro. Despues de las elecciones.
– ?Como? -preguntaron madre e hijas a la vez.
– Tengo que esperar -explico Gracie-. El lleva desventaja en las encuestas. No puedo distraerlo de las elecciones;
Aunque si lo hiciera y perdiera, el no podria cerrar el banco. Asi, los prestamos no tendrian que liquidarse…
?No! Se negaba a pensar de aquel modo. Estaba mal.
– Me siento tan confundida -admitio-. Se lo dire, pero todavia no.
Vivian la miro.
– ?Que talla tienes? -le pregunto-. ?Quieres comprarme un hermoso vestido de novia sin estrenar?
Gracie lanzo una carcajada.
– Ya te lo dire si lo necesito.
– Entra -dijo Riley, sin apartar la mirada de la pantalla del ordenador. Por la forma de llamar, sabia que era Diane.
– El comite de entradas de la Sociedad Historica se ha puesto en contacto con nosotros -dijo.
– ?Tienen un comite exclusivamente para vender entradas?
– En realidad, se trata solo de dos personas, pero les gusta darse importancia.
– Muy bien. ?Cuantas quieren que compre? -le pregunto a Diane, volviendose por fin para mirarla.
– Evidentemente, tantas como usted quiera, pero les informe de que usted no estaba interesado en apoyar obras beneficas locales y que era poco probable que…
– Comprare cincuenta.
– ?Como ha dicho? -pregunto Diane, completamente asombrada.
– Cincuenta entradas: Compralas y repartelas entre los empleados. Yo tambien quiero una. Deja las que sobren sobre una mesa para que se las puedan llevar para sus familiares los que esten interesados.
– ?Porque le interesa la Sociedad Historica?
– No me interesa.
– Pero ha comprado entradas. Cuestan diez dolares cada una.
Riley se reclino sobre su asiento y sonrio.
– Tal vez tus intentos para convencerme de que haga cosas que no deseo hacer han terminado por dar sus frutos.
– Lo dudo.
– Entonces, tal vez desee preservar el pasado historico de esta ciudad.
– Ni siquiera por dinero.
Riley se echo a reir. Si fuera a quedarse, le daria un aumento.
– Gracie va a preparar el pastel. Todos los que asistan probaran un trozo y se correra la voz de que es fantastica.
– Entiendo.
– ?Te importaria explicarme eso, Diane?
– Si. ?Quiere que vaya a llamar al comite? -pregunto la secretaria.
– ?Que mitad?
Diane sonrio y, con eso, se marcho del despacho.
Riley permanecio mirando la puerta cerrada durante unos instantes. Diane le caia bien. Al principio simplemente se habia mostrado muy eficaz, pero, despues del tiempo, era una persona a la que Riley respetaba y con la que disfrutaba trabajando. La echaria de menos cuando se marchara.
Centro de nuevo la atencion en el ordenador, pero, despues de unos minutos, lo apago y agarro la chaqueta. De, repente, aquel despacho era demasiado pequeno. Le dijo a Diane que se marchaba y se dirigio al aparcamiento. Mientras iba a la puerta de cristal, vio a una mujer que se le acercaba a toda velocidad. Llevaba a un nino de cada mano. Le resultaba muy familia.
Riley le abrio la puerta y sonrio.
– Buenas tardes.
– Oh, senor Whitefield. Me alegro de verlo. Soy Becca Jackson. Ya tengo el prestamo para la guarderia de mi casa.
– Ah, es verdad. ?Como esta?
– Estupendamente. Bueno, estoy ocupada y cansada, pero mi negocio es maravilloso y me encanta lo que