– ?De verdad dijiste eso? -le pregunto Gracie a Riley.

– Era cierto.

– Vaya…

– No consegui ni un centavo de ese divorcio -aullo Pam-, y ahora quiero mi dinero. ?Me oyes?

– Pam -dijo el alcalde-. Calla. Evidentemente, no te encuentras bien. No tenia ni idea de que albergabas tanta ira.

– ?Ira? -repitio Pam, gritando, llorando y riendo a la vez-: Os odio a los dos. Maldita sea… Trabaje tanto…

– ?Pam! -exclamo el alcalde-. Ya no te conozco…

– Jamas lo has hecho -repuso Pam con tono de desafio-. Solo me he acostado contigo porque te vas a quedar con la mayor parte del dinero cuando Riley fracase. Estaba pensando apropiarme de la mitad y huir cuando estuvieramos casados. Tiene libros de contabilidad ocultos en su despacho -explico, mirando a Riley-. Tiene un cajon secreto en su escritorio. Lleva robando dinero desde hace anos.

– ?Pam, no! -protesto el alcalde.

– Casi lo habia conseguido todo -dijo ella, mirando con desafio a Gracie-. Supongo que te encuentras bien.

– Claro, ?Por que…? ?Que me hiciste? -pregunto Gracie, recordando su repentina enfermedad.

– Te eche mayonesa en mal estado en tu estupida ensalada de atun. Dios mio, ?como te puedes comer eso? Huele a comida de gato. Lo habia planeado todo… Hasta que tu lo estropeaste todo -anadio, dandole un golpe a Yardley-. Jamas te perdonare.

– Creo que debemos marcharnos -le dijo Riley a Gracie,

Yardley miraba a Pam como si no la hubiera visto nunca.

– Pero yo te amaba…

– Si, claro. Por eso te tirabas a todas tus ayudantes. Eres viejo y pesimo en la cama. Y tu tambien, Riley.

Con eso, Pam se metio en el cuarto de bano, cerro la puerta y echo el pestillo.

Riley saco a Gracie del dormitorio. Ella no podia creer todo lo que habia escuchado.

– Eran ellos -susurro-. El fotografo, las cajas de masa… Todo eso parece…Trato de envenenarme y funciono. No me lo puedo creer.

– Estoy segura de que el sheriff querra hablar con ella al respecto.

Gracie lo miro mientras salian de la casa.

– No eres malo en la cama.

– Gracias -dijo Riley con una sonrisa.

De vuelta en su casa, Riley preparo un poco de cafe y coloco las fotos en la encimera de la cocina. Habia muchas pruebas… aunque desgraciadamente no las que el podia utilizar.

– Vas a llamar a Mac ?verdad? -le pregunto Grade, tras dar un sorbo de cafe-. Puede arrestar a Yardley ahora mismo. Y a Pam, aunque ella me preocupa menos. No nos fijaremos en el escandalo sexual, porque acostarse con sus ayudantes no es ilegal, pero lleva anos robando dinero. ?No te parece genial?

– Bueno…

Riley se volvio a mirar por la ventana de la cortina. Aquella casa representaba todo lo que odiaba sobre su tio, pero, ultimamente, habia empezado a tomarle carino. Igual que al banco. Lo echaria de menos…

– ?Me esta escuchando?

– No. -respondio el. Se volvio para mirarla. Cabello rubio, ojos azules, hermosa sonrisa. No se le ocurria nada que no le gustara de Gracie. Era perfecta o, al menos, perfecta para el.

– Eso me habia parecido. Te estaba diciendo que, en cuanto acusen al alcalde; tendras que ir a la radio y hablar a la ciudad para asegurarles a todos que seras un buen alcalde.

– No servira.

– ?Como dices?

– Yardley me acuso de algunas cosas. Ahora, yo voy a acusarle de cosas peores. ?A quien van a creer las votantes? ?A alguien a quien conocen desde hace seis anos o a mi?

– Pero los cargos…

– E1 fiscal tardara un par de dias en poder acusarlo formalmente. Estamos a domingo. No va a ocurrir nada hasta bien entrada la proxima semana y las elecciones son el martes. Yardley le puede contar a todo el mundo lo del testamento de mi tio. Cuando se sepa por que me presento, ?crees que les importara lo que Yardley ha estado haciendo? Es cierto, Gracie. Solo la hacia por el dinero.

– Pero… Tenemos que encontrar una manera. Has trabajado tanto. No permitire que te ocurra esto. ?No puedes querer quedarte y ser alcalde? Podrias decir que has cambiado de opinion.

– Asi es pero, ?quien va a creerme?

– Yo te creere. Yo… Casate conmigo; Riley. Eso es la que desea esta ciudad -dijo Gracie, ruborizandose-. Haremos que Jill prepare los papeles ahora mismo. No quiero tu dinero y lo pondre por escrito. Nos casaremos hoy mismo. Podemos irnos a Las Vegas y regresar esta noche. Manana podriamos dar la noticia. Asi ganaras con toda seguridad. Mas tarde, podemos separarnos. Creo que podria funcionar. Estamos hablando de noventa y siete millones de dolares…

– Conozco la cantidad.

– ?Entonces?

Riley llevaba algun tiempo sintiendo algo. Un sentimiento que no fue capaz de identificar hasta aquel mismo instante. Le coloco un mechon de cabello detras de la oreja y la beso.

– Te amo, Gracie Landon.

– ?Como dices? -pregunto ella, mirandolo atentamente.

– Te amo. Eres la mujer mas sorprendente que he conocido nunca. Te guias por el corazon y yo admiro eso. Quiero casarme contigo, tener hijos contigo y envejecer a tu lado. Sin embargo -dijo, colocandole un dedo en los labios cuando vio que ella tenia la intencion de hablar-, no pienso acceder a nada hasta despues de las elecciones.

– ?Como? ?Estas loco? ?Por que?

– Porque no quiero que te preguntes nunca si lo hice por el dinero.

– Esto no puede estar ocurriendo -susurro ella-, Riley escuchame. Podemos anunciar nuestro compromiso - anadio, agarrandolo por los hombros-. Yo tambien te amo. Llevo haciendolo mucho tiempo. Tal vez catorce anos, no lo se. Te quiero tanto que no voy a permitir que arrojes esto a la basura. Se trata de noventa y siete millones de dolares. De la casa, del banco y se tambien que has aprendido a sentir algo por la ciudad. Quieres quedarte aqui y sentar la cabeza. Podemos hacerlo.

– Tengo dinero.

– No se trata de dinero, sino de tus raices.

– Tengo dinero del petroleo.

– Te repito que no se trata de dinero. Tengo un buen negocio, al menos lo tenia, Riley. Espero poder reconstruirlo. Hare que Pam redacte un escrito o algo asi. Se que puedo hacerlo. De todas maneras, no se trata de eso, sino de tener opciones. No te alejes de esto sin intentarlo.

– No se trata de intentar nada -dijo Riley-. Decia en serio lo que he dicho. Te amo y no quiero que tengas que cuestionartelo jamas.

Gracie no podia creerlo.

– Estamos hablando de noventa y siete millones de dolares. Nadie vale ese dinero.

– Tu si -afirmo el estrechandola entre sus brazos y besandola-. Vendre a buscarte el martes por la noche, despues de que cierren los colegios electorales. Entonces, me pondre de rodillas y te pedire que te cases conmigo. Es mejor que estes preparada para decir que si.

Gracie no recordaba haber conducido a casa. Por suerte, no habia muchos otros coches en la carretera y llego sana y salva. Se sentia completamente atonita.

Riley la amaba. Se lo habia repetido una y otra vez y habia prometido pedirle que se casara con el. Se sentia muy contenta. Iban a estar juntos.

Sin embargo, al mismo tiempo, trataba de luchar contra la indignacion y el escandalo. ?Como podria Riley estar dispuesto a renunciar a todo solo para demostrar que no se iba a casar con ella por el dinero? Eso ya lo

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