– Seria maravilloso. Como todo el mundo puede pagarse el billete de vuelta desde Florida… Limitese a hacer lo que sabe hacer: acostarse con mujeres. Aunque, al parecer, tampoco lo hace muy bien. Aqui nadie quiere saber nada de usted. No podemos permitirnos su caridad.

El exterior del restaurante asiatico era muy elegante. Dani aparco cerca de la puerta y entro. Tenia una entrevista con Jim Brace, el dueno. La decoracion era sobria, pero preciosa, y el gigantesco comedor era el doble de grande que el de The Waterfront.

Todavia faltaban dos horas para que abrieran y habia poca gente. Se acerco a un hombre que estaba poniendo las mesas y pregunto por Jim.

– ?Sabe el que ha venido? -pregunto mirandola fijamente.

A ella no le asombro la pregunta sino la preocupacion que reflejaba su mirada.

– Tengo una cita con el.

– Muy bien. Ire a buscarlo -se alejo un poco y se dio la vuelta-. No se mueva de ahi y no toque nada.

– Se lo prometo -aseguro Dani sin saber que no podia tocar.

Volvio al mostrador de recepcion y tomo aliento. Era su primera entrevista y era una muy importante. El restaurante de Jim Brace era uno de los mejores de Seattle. Los criticos no se ponian de acuerdo en que era mas exquisito si la comida o el servicio. Se recordo que tenia suficiente experiencia y que, evidentemente, Jim se habia quedado impresionado con su curriculo. Si no conseguia el empleo, por lo menos tendria la experiencia de la entrevista.

Un hombre alto y delgado se acerco a ella. Reconocio a Jim por las fotos de los periodicos y sonrio.

– Senor Brace, soy Dani Buchanan.

– Llamame Jim, por favor, y yo le llamare Dani -se estrecharon las manos y el la llevo hacia un rincon del restaurante-. ?Has comido alguna vez aqui?

– Un par de veces. La comida es increible.

– Recetas secretas -bromeo el-. Mi madre es medio china y el hermano de mi padre paso algunos anos en Japon. Me crie en los dos sitios y aprendi los idiomas, pero, lo que es mas importante, estudie la cocina. Veraneaba aqui, en Seattle, y por eso tambien tengo influencias estadounidenses. La mezcla de todo ello me ha permitido tener tanto exito.

Hizo una pausa cuando una joven con uniforme de cocinera se acerco a el con una bandeja. Jim miro la bandeja y la tomo.

– Puedes irte -le dijo sin darle las gracias.

La mujer hizo una leve inclinacion y se marcho. El empezo a poner platos en la mesa.

– Se que querras volver a probar la comida. Es excelente. Nuestro cocinero jefe, Park, lleva seis meses con nosotros. No me gustaron todos los cambios que queria hacer, pero le permiti hacer algunos.

– A The Waterfront le paso algo parecido cuando reabrio -comento Dani con una sonrisa-, Penny Jackson estaba decidida a salirse con la suya, pero ?quien puede discutir contra la brillantez?

– Yo si puedo -afirmo Jim-. Es mi labor. Se hace lo que digo.

El, sin molestarse en preguntar, sirvio la comida en dos platos. Dani tomo el suyo y observo el contenido. Habia distintos tipos bunuelos, tempura y un guiso que olia maravillosamente. Jim sirvio te con un poco de azucar. Quiza estuviera susceptible, pero a Dani le parecio un hombre que disfrutaba un poco demasiado llevando las riendas. Seria afortunada si no le cortaba la comida y se la metia en la boca.

– Llevo tiempo buscando un director -le explico el-. Necesito a alguien que pueda respetar mi concepto. Este restaurante y yo somos lo mismo -se encogio de hombros-. Me han dicho que soy complicado.

Dani se acordo de todo lo que habia hecho Gloria, de que la dejo trabajar hasta la extenuacion y le hizo creer que tenia alguna oportunidad dentro de la empresa para al final reconocer que no pasaria de Burger Heaven.

– Puedo con las complicaciones siempre que los objetivos y las metas esten bien definidos.

– Eso puedo hacerlo -Jim empezo a comer y apremio a Dani para que hiciera lo mismo-. ?No te parece maravillosa?

Ella probo varios platos y tuvo que mostrarse de acuerdo. Jim se levanto y la invito a recorrer el restaurante con el. Le explico la disposicion concreta de las mesas y que los clientes habituales, que gastaban mucho dinero, tenian sitios especiales. Preferia el exceso de reservas y tener que rechazar a otros clientes.

– ?No se molestaran y no volveran? -pregunto ella.

– Algunos, pero la experiencia me dice que la gente quiere lo que no consigue y, para muchos de ellos, eso es cenar en mi restaurante.

Dani arrugo la nariz. Ella era una directora a la que le gustaba agradar al cliente como fuera.

Cruzaron unas puertas batientes y, mientras entraban en la inmaculada cocina, se preparo para oir todo tipo de exabruptos en varios idiomas. Sin embargo, reinaba un silencio antinatural. Miro fijamente a los hombres que trabajaban sin parar. El mas alto del grupo se acerco a ellos, el nombre bordado en la chaqueta le identificaba como jefe de cocina.

– Park, te presento a Dani Buchanan. Aspira a ser la directora.

Park la miro e inclino levemente la cabeza, pero no dijo nada. Dani habia trabajado con jefes de cocina muy brillantes y esperaba energia, opinion y un tono de voz que abrumarian a los inexpertos.

– Hola -lo saludo ella jovialmente-. Me ha encantado el menu degustacion. Seria facil hacer recomendaciones en este sitio.

El atractivo rostro de Park no se inmuto, pero parpadeo lentamente.

Antes de que a ella se le ocurriera algo mas que decir, se oyo un estruendo en el fondo de la cocina porque dos cuencos de metal habian caido en el fregadero, tambien metalico. Jim se dio la vuelta inmediatamente y dijo algo muy aspero en un idioma que no entendio. Todo el mundo se quedo petrificado, incluso Park. Jim se volvio hacia ella y se encogio de hombros.

– Hay que mantener a los chicos en vereda.

– Claro -dijo ella con un amago de sonrisa.

Habia algo en esa cocina que era un error muy grave. Todo era demasiado silencioso, demasiado perfecto. ?Donde estaba el controlado caos de la creatividad?

Jim la acompano a su enorme despacho y le hizo un gesto para que se sentara en la silla que habia ante el escritorio.

– Prefiero tener bastantes camareros que atiendan las mesas -dijo-. Es posible que me guste que los clientes esperen su mesa, pero una vez que estan sentados, todo va como la seda. Te gustara el equipo. Trabajan mucho, son puntuales y perfectos en su trabajo; si no, los despido.

?Perfectos? ?Quien podia garantizar la perfeccion todo el tiempo?

– ?Tienes mucha rotacion de personal? -pregunto ella.

– Se tarda en encontrar a la persona idonea, pero cuando encontramos a una que trabaja, se queda mucho tiempo. Aqui se gana mucho dinero.

A juzgar por las reservas que tenian todas las noches, Dani no lo dudo. El restaurante lo tenia todo a favor: una situacion magnifica, una comida aun mejor, categoria y un servicio impecable. Solo habia un problema de casi dos metros de altura.

Jim siguio hablando del restaurante, de su concepto, de sus expectativas y de la necesidad de ser puntual, de trabajar muchas horas y de dar el cien por cien todos los dias. Dani lo escucho con atencion aunque, no sabia por que, tenia un nudo en el estomago.

– Me gustas -dijo Jim inesperadamente-. Conozco a tu abuela. No mucho, pero lo suficiente para saber que si dirigiste uno de sus restaurantes, tienes madera y no tienes miedo de trabajar duro. Para ser sincero, llevo mucho tiempo buscando el director o directora adecuado. Creo que tu lo eres. Te hare una oferta por escrito y luego volveremos a hablar.

– ?Lo dices en serio? -Dani parpadeo.

– Se que estas emocionada.

El siguio hablando, pero Dani no lo escuchaba. El nudo que tenia en el estomago era algo mas que emocion. Era una oportunidad fantastica. Jim seria complicado, pero nadie podia ser peor que Gloria, y ella la habia soportado. Entonces ?por que no estaba mas alterada? ?Tenia una sensacion que no le gustaba o estaba sucumbiendo al autosabotaje? ?Creeria intimamente que, como afirmaba Gloria, no tenia lo necesario y nunca podria apanarselas sola?

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