– Dios mio…

La mujer lo dijo con un sollozo y Reid se puso tenso.

– Senora…

– Disculpe. Es que… -la mujer volvio a sollozar-. Frankie… murio hace dos semanas. Sabia que iba a pasar, era inevitable. Todos lo sabiamos. Esperaba sentirme triste, pero estoy conmocionada. ?Por que sigo esperando volver a verlo? Solo era un nino. Era muy pequeno y ahora estara solo.

Reid se sintio como si una pelota de beisbol le hubiera alcanzado en el estomago a ciento cincuenta kilometros por hora. Se quedo sin respiracion y no pudo decir nada. Seguramente, fuera mejor asi porque no sabia que decir.

– Lo siento… -consiguio decir-. Lo siento mucho.

– Gracias -la mujer se aclaro la garganta-. Deberia contenerme, pero no consigo asimilarlo -tomo aliento-. No he entendido su nombre. ?Por que ha llamado?

– Da igual -contesto Reid-. No volvere a molestarla.

Reid colgo y dejo caer la carta al suelo. Dos semanas. Dos malditas semanas. Si se hubiera molestado en leer esa carta hacia dos semanas, habria podido ver al nino. Su visita no habria servido de nada, pero Frankie no habria pensado que su ultimo deseo no importaba a nadie.

Leyo otra carta de un nino muy enfadado que lo increpaba por no haber asistido a un acto benefico. Habia docenas de cartas como esa. Reid cerro los ojos e hizo un esfuerzo por olvidarlo. No era una mala persona. Tendria defectos, pero trabajaba mucho y no hacia dano a nadie intencionadamente. Al menos, eso era lo que se decia a si mismo, pero lo cierto era que no tenia un verdadero trabajo, lo que hacia en el bar no lo era, y, en realidad, habia hecho dano a bastante gente. Sono su telefono movil, miro la pantalla y vio que era Seth, el que se decia su representante.

– ?Que? -pregunto a modo de saludo.

– Pon la CNN y preparate.

Reid agarro el mando a distancia y encendio el canal. Estaban entrevistando a dos gemelas identicas.

– Entonces ?es un libro de autoayuda? -pregunto el periodista que casi no podia dejar de mirar sus pechos.

– Bueno… -contesto una de las rubias con tono agudo.

La voz hizo que Reid se quedara petrificado y se acordara de un par de noches en Cincinnati, de una cama gigantesca y de mucho servicio de habitaciones.

– Hemos tenido muchas relaciones -siguio la rubia.

– Hemos conocido a muchos hombres -anadio la otra rubia con una risita.

– Eso -la primera sonrio a la camara-. Por eso hemos decidido transmitir nuestra experiencia a otras mujeres. Ya sabes, a las que no son tan guapas y sexys y no salen tanto como nosotras.

– Pueden hacer algunas cosas -intervino su hermana-. Pueden ser mas sexys. No solo en la forma de vestirse, sino en lo que dicen y en lo que hacen.

Esa maravillosa oferta a las mujeres estadounidenses llegaba de dos gemelas recien salidas de la peluqueria con unos tops y unos pantalones muy cenidos y a juego.

– Tambien hablais de algunos de los hombres que habeis conocido…

– Bueno… -dijo la de la izquierda entre risitas-. Sabemos que no se debe hablar de estas cosas, pero no hemos podido resistimos.

Reid sintio que se le helaban las entranas.

– Me ha llamado la atencion un nombre -dijo el periodista-. Reid Buchanan.

Las gemelas se miraron y suspiraron.

– No queriamos comentar nada en el libro -contesto la primera-. Seria de mal gusto. Pero, sinceramente, no fue nada del otro mundo. La mayoria de los hombres tienen dificultades con dos mujeres y por eso nos lo esperabamos. Claro, tienen esa fantasia, pero cuando se encuentran con nosotras dos desnudas, pueden verse desbordados.

– ?No me vi desbordado! -bramo Reid a la television-. Fue sensacional.

– La tierra no temblo -anadio la otra en voz baja-. Suele pasar.

– ?Fue una cuestion de tamano? -pregunto el periodista acercandose a ella.

Reid apago la television y se levanto de un salto. Fue de un lado a otro de la habitacion entre maldiciones. No se merecia aquello, no era tan mal bicho. Necesitaba una tregua, pero nadie parecia dispuesto a darsela. Siguio yendo de un lado a otro, pero la habitacion era demasiado pequena y no podia sofocar tanta energia. Tenia que salir de alli, pero no tenia a donde ir. Bajo al piso de abajo, donde estaba la unica persona que podia distraerlo. Tenia que hablar de tonterias, penso mientras entraba en la cocina.

Sin embargo, Lori le habia dejado muy claro lo que opinaba de el. ?Queria que lo humillara un poco mas? Aun asi, por muy rotundamente que ella le hubiera dicho que no lo deseaba, no podia dejar de pensar que la atraia. Si era asi, ella no lo soportaria. Lo cual, en cierto modo, le alegraba. Incordiarla le parecia interesante.

Lori no estaba en la cocina ni en la sala. Fue hacia el dormitorio provisional de Gloria.

– ?Donde esta Lori? -pregunto al ver que no estaba alli-. No estara esquivandome…

Su abuela se quito las gafas, dejo el libro y lo miro fijamente.

– Aunque sea increible, el mundo no gira alrededor de ti, Reid. La hermana de Lori esta enferma y la ha llevado al medico. Volvera dentro de una hora o asi. ?Podras sobrevivir solo hasta entonces o llamo al servicio de emergencias?

Capitulo5

Lori volvio un poco antes de las dos de la tarde, entro en la casa y se encontro con Reid esperandola. Lo primero que penso fue darse la vuelta y esconderse en el coche. Se sentia cohibida por la conversacion que habian mantenido, cuando le habia dicho que no lo deseaba; y porque ya no llevaba la bata. Que llevara vaqueros y un jersey podia ser casual, pero tambien podria interpretarse como un intento lastimoso de atraerlo. Recapacito, Reid nunca pensaria en ella, estaba demasiado ocupado con el porno. Cerro los ojos un instante. Eso no era justo. El no tenia la culpa de que estuviera cautivada. Quiza debiera volver a plantearse el asunto del libro de autoayuda. Tenia que hacer algo para volver a ser una persona normal. La ultima visita a Seattle Chocolate habia sido deliciosa, pero no la habia curado del todo.

– Te habias ido -saludo Reid mientras ella dejaba el bolso en una balda de la despensa.

– Si, me habia ido y he vuelto.

Lo miro fijamente. ?Por que tenia que ser tan guapo? ?Por que no podia ser feo o, por lo menos, normal? ?Por que sus ojos hacian que quisiera sumergirse en lo que decia y por que su boca le inspiraba algunos actos sexuales que podrian estar prohibidos en los Estados mas conservadores? Intento pasar de largo, pero el se lo impidio.

– Tengo que ir a ver como esta Gloria -dijo ella.

– Ya lo he hecho yo. Esta dormida. Quiero hablar contigo.

Ella se sintio presa del panico. No queria tener ninguna conversacion.

– Tengo muchas cosas que hacer.

– ?Muchas cosas? ?Que? -pregunto el con las cejas arqueadas.

– Cosas. Cosas… importantes -balbucio ella.

No podia lidiar con el en ese momento. Seguia turbada por la ultima vez que se habian visto y se sentia vulnerable por lo que le estaba pasando a Madeline.

Pensar en su hermana la dejo sin fuerzas, se encogio de hombros y lo miro fijamente.

– Muy bien. ?De que quieres hablar?

– No puedes ceder a la primera -le reprocho el-. No es justo.

– ?Te quejas porque te dejo que te salgas con la tuya? No sabes lo que quieres.

– Te pasa algo. ?Que te pasa? -pregunto el.

– Nada -contesto ella mientras se daba la vuelta.

– Conozco lo suficiente a las mujeres para saber que eso significa algo, pero tendre que sonsacartelo -la

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