Susan Elizabeth Phillips

Pantalones De Lujo

Fancy Pants

A mis padres, con todo mi amor

AGRADECIMIENTOS

Mi especial agradecimiento a las personas y organizaciones siguientes:

A Bill Phillips… que juega dieciocho hoyos tremendos y me saco la pelota del bunker. Te quiero.

A Steve Axelrod… El mejor.

A Claire Sion… un buen editor es una necesidad; uno que tiene tambien sentido del humor es una bendicion.

A la Asociacion Profesional de Golfistas… por contestar pacientemente a mis preguntas.

A La Estatua de la Libertad- Y a la Fundacion Isla de Ellis-guardianes de la llama.

A La administracion y el personal de WBRW, Bridgewater, Nueva Jersey… una emisora pequena con un corazon de 50,000 vatios.

A Dr. Lois Lee y a los Ninos de la Noche… Dios os bendiga.

A Charlotte Smith, Dr. Robert Pallay, Glen Winger, Steve Adan.

A Rita Hallbright y a la Compania de Safaris de Kenia.

A Linda Barlow… por su amistad continuada y muchas sugerencias utiles.

A Ty y Zachary Phillips… que iluminan sinceramente mi vida.

A Lydia Kihm… mi hermana favorita.

– Susan Elizabeth Phillips-

Traiganme a estos, a los sin hogar, a los deshauciados, a mi…

– Emma Lazarus, 'El Coiossus Nuevo'

Prologo

– Chupa tintas -murmuro Francesca Serritella para si mientras una serie de luces estroboscopicas relampagueaban en su cara. Agacho la cabeza y se refugio en el cuello levantado de su abrigo de piel de marta, deseando que fuera de dia para poder llevar sus gafas oscuras.

– Esa no es exactamente una opinion politicamente correcta, querida -dijo el Principe Stefan Marko Brancuzi cuando la agarro del brazo y la guio a traves de la multitud de paparazzis que estaban colocados en el interior del vestibulo del Ciudad de Nueva York- Costa Vasca para fotografiar a las celebridades que como ellos salian de la fiesta de dentro.

Stefan Brancuzi era el unico monarca de un principado diminuto, Balkan, que estaba reemplazando rapidamente a Monaco como el nuevo paraiso fiscal para la gente que evitaba pagar los elevados impuestos de sus paises de origen. Pero no era en el en quien los fotografos estaban interesados.

Era en la hermosa inglesa que iba a su lado la que habia atraido su atencion, junto con la atencion del publico americano.

Cuando Stefan la llevo hacia la limusina que esperaba, Francesca levanto la mano enguantada en un gesto inutil que no hizo nada de nada para parar la lluvia de preguntas que se lanzaron sobre ella…las preguntas acerca de su trabajo, su relacion con Stefan, y preguntas acerca de su amistad con la estrella de la serie de la television de exito, 'China Colt.'

Stefan y ella finalmente se sentaron en los asientos de cuero y la limusina echo a andar en el trafico nocturno de la calle Cincuenta y Cinco este, ella gimio.

– Este circo de medios de comunicacion ha sucedido a causa de este abrigo. La prensa casi nunca te molesta. Es a mi. Si hubiera llevado mi viejo impermeable, hubieramos salido sin ningun alboroto.

Stefan la miro con diversion. Ella fruncio el entrecejo de manera reprobatoria.

– Hay una leccion moral importante de ser aprendida aqui, Stefan.

– ?Cual leccion, querida?

– Ante el hambre en el mundo, las mujeres que llevan martas cibelinas merecen lo que les pasa.

El se rio.

– Te habrian reconocido no importa lo que hubieras llevado. Te he visto parar el trafico con un chandal sudado.

– No lo puedo evitar -contesto sombriamente -esta en mi sangre. La maldicion de los Serritella.

– Realmente, Francesca, nunca he conocido a una mujer que odie ser hermosa tanto como tu.

Ella murmuro algo que el no pudo oir, que era probablemente asi como bien, y metio sus manos en los bolsillos profundos del abrigo, poco impresionada, como siempre, ante cualquier referencia a su hermoso fisico incandescente.

Tras una espera larga, ella rompio el silencio.

– Desde el dia que naci, mi cara no me ha traido nada mas que problemas.

Por no mencionar ese cuerpo pequeno maravilloso suyo, penso Stefan, pero mantuvo sabiamente ese comentario para si mismo. Cuando Francesca miro distraidamente fuera de los cristales tintados de la ventana, el se aprovecho de su distraccion para estudiar las caracteristicas increibles que habian cautivado a tantas personas.

El recordaba todavia las palabras de un redactor muy conocido del mundillo de la moda que, determinado a evitar todos los cliches de Vivien Leigh que habian sido aplicados a Francesca con el paso de los anos, habia escrito, 'Francesca Day, con el pelo castano, cara ovalada, y con ojos verdes sabios, se parece a una princesa de cuento de hadas que pasa sus tardes tejiendo hilos de oro en los jardines fuera de su propio castillo del libro de cuentos.'

Privadamente, el redactor habia sido menos imaginativo. 'Se en mi corazon que Francesca Day no se debe sentar jamas en la taza del water…'.

Stefan hizo gestos hacia la barra de nogal y laton que estaba discretamente en el lado de la limusina.

– ?Quieres una bebida?

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