Langford al oido de uno de sus cunados.

Cuando el rey se disponia a regresar a su caceria, Blaze se puso de parto.

– ?Pero si todavia faltan dos semanas! -exclamo sorprendida.

– Parece mentira que hayas tenido seis ninos -replico su madre-. Ya deberias saber que los bebes vienen cuando quieren, no cuando nosotros decidimos. Volved a vuestra caceria, majestad y llevaos al conde de Langford -anadio dirigiendose al rey-. Este es trabajo de mujeres. No conozco a un solo hombre que sirva para nada mientras su esposa da a luz.

– Los hombres ya hacemos bastante nueve meses antes, senora -replico el rey con una sonrisa picara.

Dicho esto, indico a sus acompanantes que era hora de partir mientras Blaze era conducida a su habitacion por su madre, su suegra y sus hermanas. Pocas horas despues daba a luz a dos ninas.

– ?No puedo creerlo! -exclamo emocionada-.

Hasta ahora Tony solo me ha dado hijos varones y ya habia perdido la esperanza de tener otra hija, pero mirad esto: ?gemelas!

– Son identicas -repuso su madre-. Siempre sospeche que alguna de vosotras tendria gemelos. Despues de todo, yo tuve cuatro pares.

– Ire a decirselo a papa -se ofrecio Nyssa-. Estara encantado. ?Son tan bonitas! -exclamo inclinandose a mirarlas.

– Ahora ya no tienes que preocuparte por la marcha de Nyssa -dijo lady Morgan-. Tendras tanto trabajo criando a estas dos preciosidades que no notaras su ausencia.

– Te equivocas, mama -replico Blaze-. Nyssa siempre sera muy especial para mi y la echare de menos, este donde este. Es todo cuanto me queda de Edmund Wyndham y no me sentire feliz hasta que la vea felizmente casada. Es lo que su padre hubiera querido.

– Era un buen hombre -corroboro lady Morgan. Lady Dorothy, que habia sido hermanastra de Edmund Wyndham, asintio-. Sin su ayuda tus hermanas no habrian podido hacer tan buenas bodas ni tu padre habria recuperado su fortuna perdida. ?Bendito sea el dia que vino a Ashby! Cada noche rezo por el descanso de su alma.

Los bebes fueron envueltos en panales antes de ser entregados a su nueva mama, que descansaba en la cama. Heartha, la doncella personal de Blaze, entro en la habitacion trayendo un poco de caldo para su senora. Cuando se lo hubo bebido todos la dejaron sola para que pudiera descansar.

Las mujeres se reunieron en el comedor de Rivered-ge e iniciaron una animada charla mientras esperaban el regreso del conde Wyndham.

– Me pregunto que nombres les pondra -dijo Blythe.

– Blaze ha heredado tu extravagante gusto por los nombres curiosos -anadio Bliss.

– Pues yo opino que Nyssa es un nombre precioso

– repuso su madre.

– Fue Edmund quien decidio que se llamara asi

– les recordo lady Dorothy-. Blaze queria que la nina llevara el nombre de la primera esposa de Edmund, Catherine de Haven, pero el insistio en que la nina fuera bautizada con el nombre de Nyssa, que significa «principio» en griego. El pobre estaba convencido de que despues de ella vendria una numerosa descendencia y no imaginaba que seria mi Anthony y no el quien daria continuidad al apellido Wyndham. Aunque murio hace ya quince anos, le echo muchisimo de menos.

– Blaze ha puesto a sus hijos nombres normales y corrientes -observo Blythe.

– ?Pero estas son ninas! -replico la deslenguada Bliss, su hermana gemela-. Apuesto a que nuestra hermana escogera nombres originales para ellas. ?Como no va a hacerlo teniendo el ejemplo de mama? ?Estoy impaciente por que llegue el dia del bautizo!

– Nuestras hijas tambien llevan nombres corrientes

– insistio Blythe provocando la mirada cenuda de su hermana.

Poco tiempo despues lord Wyndham regreso a Ri-veredge acompanado del rey.

– He venido a felicitar a mi pequena Blaze -dijo Enrique Tudor con los ojos humedos de emocion-. ?Y tambien a ti, querido amigo, por tener una familia tan maravillosa! -anadio volviendose a Tony.

Cuando Blaze Wyndham desperto dio un respingo al encontrar al rey sentado junto a su cama observandola con atencion. La condesa se ruborizo al recordar los dias en que las visitas de su majestad a su cama habian sido mas que frecuentes. Los ojos de Enrique Tudor brillaban maliciosos pero sus palabras fueron cor teses y comedidas como correspondia a un hombre de su posicion.

– Me alegro de ver que te encuentras bien, pequena

– dijo antes de besarle la mano.

– No hay para tanto, majestad -respondio Blaze esbozando una sonrisa-. He tenido tantos hijos que cada vez me cuesta menos trabajo dar a luz. De todas maneras, me alegro de que hayais vuelto solo para verme.

– Acabo de ver a tus hijas, Blaze. Son tan bonitas como su madre. ?Has pensado que nombres vas a ponerles?

– Si su majestad da su permiso, me gustaria llamarlas Jane, en honor a vuestra difunta esposa, y Ana, por la futura reina. He pensado que como vos habeis honrado mi casa con vuestra visita el mismo dia de su nacimiento…

El rey, en el fondo un sentimental que disfrutaba representando el papel de monarca benevolente, se llevo su panuelo de seda a los ojos y se enjugo las lagrimas que los empanaban.

– ?Hay un sacerdote en la casa, Tony? -pregunto volviendose al conde, quien asintio-. Ve a buscarle

– ordeno-. Ahora mismo bautizara a tus hijas y yo sere su padrino. Asi tu y tus hijos pasareis a ser parte de mi familia -anadio volviendose a Blaze.

– ?Oh, Hal, estoy tan contenta! -exclamo Blaze emocionada.

Un criado partio en busca del padre Martin, el cura de los condes de Langford desde los tiempos en que Edmund Wyndham ostentaba ese titulo. Cuando supo que la condesa habia tenido gemelas y que el rey habia ordenado que fueran bautizadas aquella misma tarde corrio a buscar su mejor casulla.

– Vuelve a Riveredge y di al senor Richard que vaya encendiendo las velas del altar y que espero que me ayude durante la ceremonia -ordeno al criado.

– Si, padre Martin.

Blaze fue llevada en litera a la capilla de la familia. Cuando el padre Martin pidio a Bliss y Blythe que dijeran en voz alta los nombres de las pequenas, la primera hizo una mueca de disgusto y la segunda a punto estuvo de estallar en carcajadas.

– Jane Marie -dijo Blythe con una sonrisa radiante.

– Ana Maria -casi espeto Bliss.

El rey, radiante de alegria, tomo a las ninas de brazos de Nyssa y las sostuvo mientras el padre Martin las bautizaba. Cuando la ceremonia hubo finalizado, la condesa de Langford fue llevada a sus habitaciones y todos se reunieron alli para brindar por las recien nacidas. Momentos despues, el rey se dispuso a partir.

– Enviare un mensajero cuando Nyssa deba venir a la corte -dijo a Blaze antes de despedirse-. Sera pronto porque deseo que tu hija conozca sus deberes para con mi reina antes de que esta llegue. Debera aprender donde ir, que hacer en cada sitio y quien es quien en la corte. No tenemos mucho tiempo pero te garantizo que la reina y yo cuidaremos de ella. No temas, Blaze Wyndham; tu hija estara a salvo conmigo.

– Gracias por haber sido tan generoso con nosotros, Hal -respondio Blaze, abrumada, tomando una mano del rey y besandola con efusion antes de dejarse caer sobre la almohada, agotada.

El rey se puso en pie, abandono la habitacion de puntillas y regreso al comedor, donde le esperaba el resto de la familia Wyndham.

– Espero veros pronto en mi corte, dona Nyssa, y tambien a vuestros hermanos. Servid bien a mi reina y tendreis mi amistad y mi favor -dijo a modo de despedida antes de partir.

– ?Que dia tan ajetreado! -suspiro lady Morgan-. ?No puedo creerlo! Tres de mis nietos van a ser llama dos a la corte y tengo dos nietas mas. Por cierto, Bliss, ?por que no me habias dicho que vas a pasar el invierno en palacio? -anadio dejandose caer en un sillon y dirigiendo una mirada severa a su hija.

– Lo mismo digo -intervino Owen Fitzhugh-. No he querido contradecirte delante del rey, querida, pero sabes que no es cierto. Hace anos que decidimos alejarnos de la corte y no tengo ningun deseo de regresar.

– ?Vamos, Owen, no seas aguafiestas! -replico Bliss-. ?Es una oportunidad magnifica para Nyssa! El 31 de

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