—Se pasaron unas cuantas horas encerrados —murmuro el alferez Deslaurier—, luego me encargue de que pagaran sus multas y me comprometi ante el magistrado de la Estacion a que serian confinados a sus habitaciones durante el resto de nuestra estancia.

—?Entonces estaban familiarizados con los procedimientos estandar para recuperar a los hombres de cualquier contratiempo que pudieran haber tenido con las autoridades de la Estacion?

—Esta vez no estaban borrachos ni hubo desordenes. Se trataba de nuestras propias fuerzas de seguridad cumpliendo con su deber —dijo Vorpatril.

—Continue —suspiro Miles—. ?Que sucedio con su patrulla?

—Sigo sin tener informes de primera mano, milord —dijo Brun, envarado—. Los cuadris solo han dejado que un oficial medico desarmado los visitara en el lugar donde estan confinados. Hubo un intercambio de disparos, fuego de plasma y de aturdidores, dentro del Puesto de Seguridad Numero Tres. Los cuadris asaltaron a montones el lugar, y nuestros hombres, superados, fueron hechos prisioneros.

Los «montones» de cuadris incluian, cosa bastante logica desde el punto de vista de Miles, a la mayoria de las brigadas de bomberos profesionales y voluntarios de la Estacion Graf. «Fuego de plasma. En una estacion espacial civil. Oh, me duele la cabeza.»

—Bien —dijo Miles en voz baja—, despues de disparar contra la central de policia y prender fuego al lugar, ?que nos faltaba para rematar la faena?

El almirante Vorpatril apreto los dientes brevemente.

—Me temo que, cuando las naves komarresas atracadas no obedecieron mis ordenes de urgencia para desamarrar y permitieron en cambio quedarse atrapadas, perdi la iniciativa de la situacion. A esas alturas ya habia demasiados rehenes en manos de los cuadris, los capitanes-propietarios independientes komarreses pasaron por completo de obedecer mis ordenes, y la propia milicia de los cuadrumanos, tal como suena, consiguio rodearnos. Permanecimos en una situacion de equilibrio durante dos dias enteros. Luego se nos ordeno que nos retiraramos y esperasemos su llegada.

«Gracias a los dioses.» La inteligencia militar no andaba muy lejos de la estupidez militar. Pero ser medio estupidos y saber parar era algo realmente raro. Vorpatril merecia algo de credito por eso, al menos.

—No teniamos muchas opciones a esas alturas —intervino Brun, sombrio—. No podiamos amenazar con volar la estacion con nuestras propias naves atracadas.

—No podrian haber volado la estacion en ningun caso —senalo Miles con suavidad—. Habria sido un asesinato en masa. Una orden criminal. El Emperador lo habria mandado fusilar.

Brun dio un respingo, y se callo.

Vorpatril apreto los labios.

—?El Emperador, o usted?

—Gregor y yo habriamos lanzado una moneda al aire para ver quien lo hacia primero. —Se hizo el silencio—. Afortunadamente —continuo Miles—, parece que los animos se han enfriado por aqui. Le doy las gracias por eso, almirante Vorpatril. Podria anadir que los destinos de sus respectivas carreras son asunto de ustedes y de su mando de operaciones.

«A menos que consigan que llegue tarde al nacimiento de mis primeros hijos, en cuyo caso sera mejor que empiecen a buscar un agujero bien profundo.»

—Mi trabajo es librar de los cuadris a tantos subditos del Emperador como sea posible, al precio mas bajo que pueda. Si tengo suerte, cuando haya acabado, nuestras flotas comerciales podran atracar de nuevo aqui algun dia. Por desgracia, me han dado ustedes una mano de cartas especialmente dificil en esta partida. Sin embargo, vere que puedo hacer. Quiero copias de todas las transcripciones relacionadas con estos ultimos acontecimientos para revisarlas, por favor.

—Si, milord —gruno Vorpatril—. Pero —su voz se volvio casi angustiada—, ?seguimos sin saber que ha sido del teniente Solian!

—Dedicare a esa cuestion toda mi atencion tambien, almirante. —Miles lo miro a los ojos—. Se lo prometo.

Vorpatril asintio brevemente.

—?Pero, lord Auditor Vorkosigan! —intervino con apremio el consignatario Molino—. Las autoridades de la Estacion Graf intentan multar a nuestras naves komarresas por los danos causados por las tropas de Barrayar. Tiene que quedarles claro que solo los militares son responsables de esta… actividad criminal.

Miles vacilo un largo instante.

—Que suerte para usted, consignatario —dijo por fin—, que en el caso de un ataque autentico, lo contrario no fuera cierto.

Dio un golpecito a la mesa y se puso en pie.

3

Miles se puso de puntillas para asomarse a la portilla junto a la escotilla de personal de la Kestrel mientras la nave maniobraba hacia el punto de atraque asignado. La Estacion Graf era una enorme amalgama, un aparente caos de diseno, cosa que no resultaba sorprendente en una instalacion que llevaba tres siglos expandiendose. Enterrado en el nucleo de la retorcida estructura habia un pequeno asteroide metalico, vaciado para conseguir espacio y el material empleado en los edificios del mas antiguo de los muchos habitats de los cuadrumanos. Tambien en algun lugar de sus secciones mas internas todavia podian verse, segun las guias-vid, los elementos de la nave de salto desmontada y reconfigurada en la que la primera banda de endurecidos pioneros cuadris habia realizado su historico viaje hasta aquel refugio.

Miles se aparto e indico a Ekaterin que se asomara a mirar. Reflexiono sobre la astrografia politica del cuadrispacio, o mas bien, como se denominaba formalmente, la Union de Habitats Libres. Desde aquel punto de partida, los grupos de cuadris habian construido colonias en ambas direcciones por todo el interior de los dos anillos de asteroides que hacian el sistema tan atractivo para sus antepasados. Varias generaciones y un millon de esfuerzos mas tarde, los cuadrumanos ya no corrian peligro de quedarse sin espacio, energia ni materiales. Su poblacion podia extenderse tan rapidamente como quisieran construir.

Solo un punado de sus muchos habitats dispersos mantenian zonas con gravedad artificial para los humanos con piernas, ya fueran visitantes o residentes, o para tratar con foraneos. La Estacion Graf aceptaba a los galacticos y su comercio, como hacian las arcologias orbitales llamadas Metropolitan, Santuario, Minchenko y Union Station. Esta ultima era la sede del Gobierno cuadrumano, una variante de representacion democratica de abajo arriba basada, segun tenia entendido Miles, en el grupo de trabajo como unidad primaria. Espero por Dios santo no tener que acabar negociando con un comite.

Ekaterin echo un vistazo y, con una sonrisa nerviosa, indico a Roic que mirara tambien. Roic agacho la cabeza y apreto la nariz contra la portilla, lleno de curiosidad. Este era el primer viaje de Ekaterin fuera del imperio de Barrayar, y la primera aventura de Roic fuera de Barrayar. Miles dio las gracias a sus costumbres levemente paranoicas por haberlos hecho pasar por un cursillo intensivo sobre el espacio y los procedimientos de caida libre y seguridad antes de sacarlos del planeta. Habia tirado de los hilos para conseguir acceso a las instalaciones de la academia militar, aunque en una semana libre entre clases, para que recibieran una version a medida del largo curso que los otros camaradas mas viejos de Roic habian recibido como parte de la rutina de su antiguo entrenamiento en el Servicio Imperial.

Ekaterin se sintio enormemente alarmada cuando Miles la invito (persuadio; bueno, la empujo) para que se uniera al guardaespaldas en la escuela orbital: intimidada al principio, agotada y al borde del motin a medio camino, orgullosa y satisfecha al final. Con los pasajeros, cuando habia problemas de presurizacion, el metodo habitual era meter a los clientes de pago en burbujas llamadas unicapsulas donde tenian que esperar pacientemente a que llegara el rescate. Miles se habia visto atrapado en esas capsulas alguna que otra vez. Habia jurado que ningun hombre, y sobre todo ninguna esposa suya, volveria a verse tan artificialmente indefenso en una emergencia. Todo su grupo viajaba con los trajes especiales siempre a mano. Lamentablemente, Miles habia dejado su propia armadura de batalla en el almacen…

Roic se aparto de la portilla, con aspecto especialmente estoico y leves arrugas verticales de preocupacion entre sus cejas.

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