flexiono y se movio, con las perneras rozando con energia sobre la cubierta de plastico de la mesa, retorciendo el grupo de herramientas y pinzas al extremo de sus brazos. Uno de los hombres de la Marina extrajo un cilindro de aire comprimido y lo unio a los inyectores de aire. A un asentimiento de Hawks, el casco, cubierto de capas protectoras, con el yelmo atravesado por unas varillas de hierro entrecruzadas, siseo agudamente a traves de las tomas, al tiempo que la superficie de la mesa gemia.

—Deja eso, Ed —comento Sam Latourette—. Estos hombres pueden manejarlo perfectamente.

Hawks miro a los de la Marina, que habian alzado la vista hacia Latourette con ojos que parecian pedir disculpas.

—Ya lo se, Sam.

—?Vas a llevarlo tu? ?Dejalo en paz! —estallo Latourette—. ?Nunca hay nada que salga mal con el equipo!

—Quiero hacerlo —comento Hawks con voz paciente—. A los muchachos, aqui… —senalo hacia los tecnicos—, a los muchachos no les importa que juegue con su equipo Erector.

—Bueno, pues ese tal Barker se encuentra ya en la puerta. Dame su pase y yo bajare a buscarlo. Parece ser todo un premio.

—No, yo lo hare, Sam. —Hawks se aparto de la mesa y les hizo un gesto con la cabeza a los tecnicos—. Esta en perfecto estado. Gracias.

Dejo el laboratorio y subio con aire preocupado por las escaleras hasta la planta baja.

Una vez fuera, recorrio el sendero de asfalto negro cubierto por la neblina que conducia a la puerta, que apenas era visible a traves de la punzante bruma. Miro su reloj de pulsera y sonrio fugazmente.

Barker habia dejado el coche en el aparcamiento exterior y se hallaba de pie ante la pequena entrada para los visitantes; miraba con ojos frios al guardia que, en posicion de firme, le ignoraba. Los pomulos de Barker estaban enrojecidos y llevaba la cazadora de popelin doblada sobre su antebrazo izquierdo, como si esperara comenzar de un momento a otro una lucha de cuchillos.

—Buenos dias, doctor Hawks —saludo el guardia cuando Hawks llego a su lado—. Este hombre ha estado intentando convencerme de que le dejara entrar sin un pase. Tambien ha tratado de sonsacarme acerca de sus actividades aqui.

Hawks asintio y miro pensativo a Barker.

—No me sorprende. —Metio la mano en el bolsillo de la chaqueta que llevaba debajo de la bata y le entrego el pase de la compania y el papel del visto bueno de seguridad del FBI. El guardia se los llevo a su caseta para grabar los numeros en la hoja de entrada.

Barker miro con aire de desafio a Hawks.

—?Que hacen en este lugar? ?Otro proyecto de bomba atomica?

—No tiene ninguna necesidad de sonsacar informacion —contesto Hawks con voz tranquila—. Y ningun sentido hacerlo con un hombre que no la posee. Me sentiria mucho mejor si no hubiera supuesto exactamente como iba a comportarse usted aqui. Gracias, Tom —dijo cuando el guardia salio y abrio la puerta. Se volvio de nuevo a Barker—. Siempre se le comunicara lo que necesite saber.

—A veces resulta mejor si se me permite a mi juzgar lo que necesito o no —observo Barker—. Pero… — Hizo una profunda inclinacion de cintura—. A su servicio. —Se irguio y contemplo las pesadas tuberias de medicion que formaban el dintel de la puerta de acceso de la verja Ciclon. Agito los fruncidos labios hasta formar una sonrisa—. Bien, moruuri te salutamus, doctor —comento al entrar—. Reconocemos su status en el momento de nuestra muerte.

El rostro de Hawks exhibio una mueca.

—Yo tambien he leido algun que otro libro —dijo con calma, y dio media vuelta—. Pongase la identificacion y venga conmigo.

Barker la cogio del guardia, que la sostenia con gesto paciente, y se la prendio al bolsillo de la camisa.

—Y, gracias, Tom —dijo por encima del hombro, acoplandose al paso de Hawks—. Claire no queria que viniera —comento, al tiempo que ladeaba la cabeza para mirar de forma expresiva a Hawks—. Tiene miedo.

—?De lo que yo pueda hacerle a usted o de lo que pueda ocurrirle a ella por el resultado? —inquirio Hawks, sin apartar los ojos de los edificios.

—No lo se, doctor. —Habia recelo en la tension de Barker—. Sin embargo —anadio despacio, con voz dura y precisa—, yo soy el unico otro hombre que ha llegado a asustarla.

Hawks guardo silencio. Prosiguio su camino de regreso al laboratorio; al cabo de un rato, Barker volvio a sonreir, breve y astutamente, y siguio con los ojos fijos solo en el lugar hacia donde le llevaban sus pies.

Los escalones que bajaban al laboratorio desde la planta baja, donde se detenian los ascensores, estaban recubiertos de laminas de acero antideslizante. La pintura verde que recubria las laminas aparecia en buen estado en los bordes, y habia desaparecido en la superficie donde habian sido embutidos los rombos antideslizantes. Mas cerca del centro, los rombos se veian desgastados en los bordes que corrian en angulo paralelo. En el mismo centro, una serie de soldaduras electricas habian sido superpuestas a mano sobre el liso y usado metal. Las pisadas de Hawks y de Barker resonaron de forma indistinta en la escalera de color gris de la marina.

—Arrastra a sus victimas arriba y abajo en largas hileras encadenadas, ?verdad? —comento Barker.

—Me alegra descubrir que ha encontrado otro tema de conversacion —respondio Hawks.

—Apuesto que han sido muchos los gritos agonizantes que han recorrido este tunel. ?Que hay mas alla de esas puertas? ?La camara de tortura?

—El laboratorio. —Mantuvo abierta la puerta basculante—. Entre.

—Sera un placer.

Barker irguio los hombros en perfecta simetria, se paso la chaqueta doblada a la espalda y entro delante de Hawks. Dio unos cuantos pasos por el corredor principal que habia entre las vitrinas que contenian los reguladores de voltaje instalados en serie y se llevo las manos a los bolsillos, deteniendose para echar un vistazo. Hawks se paro a su lado.

Todas las luces de trabajo estaban activadas. Barker giro lentamente el torso y observo las galerias de equipo de modulacion de senales y a los ayudantes efectuar chequeos de comprobacion de los componentes.

—Estan ocupados —dijo, mirando a los hombres de batas blancas que consultaban las hojas de comprobacion que llevaban en sus manos, activando interruptores, dando entrada a los generadores de senales de los anaqueles de servicio que habia encima de cada galeria, desactivando, reajustando, volviendo a hacer pruebas. Su mirada se poso sobre los estantes mas cercanos de una serie acoplada de amplificadores diferenciales que habia en el suelo del laboratorio—. Un monton de cableado. Me gusta eso. Las maravillas de la ciencia. Ese tipo de cosas.

—Forma parte de un hombre —explico Hawks.

—?Oh? —Barker enarco una ceja. Sus ojos mostraban un destello burlon—. Enchufes, cables y pequenos artefactos de ceramica —desafio.

—Ya se lo dije —indico Hawks con calma—. No tiene que intentar sonsacarnos informacion. Nosotros se la brindaremos. Eso forma parte de un hombre. El amplificador que hay al lado esta pensado para que sea otra parte.

»Todo ese banco de amplificadores contiene la descripcion electronica exacta de un hombre: su estructura fisica, hasta la ultima particula en movimiento del ultimo atomo en la ultima molecula de la ultima celula que haya en la una del dedo menique del pie. Conoce, por lo tanto, el tiempo y el volumen de su reaccion nerviosa, el alcance y la naturaleza de sus reflejos, la capacidad electrica de cada celula de su cerebro. Sabe todo lo que tiene que saber, de modo que pueda transmitirle a otra maquina la forma de construir un hombre.

»Da la casualidad de que es un hombre llamado Sam Latourette; sin embargo, podria ser cualquiera. Es nuestro hombre estandar. Cuando el escaner del transmisor de materia le convierta en una serie de flujos de electrones similar, la informacion sera transmitida a una cinta que es almacenada. Tambien viene hasta aqui, para que podamos cotejar las diferencias entre usted y el modelo estandar. Ello nos brinda una doble comprobacion cuando necesitamos una senal de modulacion precisa. Es lo que vamos a hacer hoy. Tomaremos nuestra exploracion inicial, de modo que tengamos una cinta de control y una lectura diferencial que podamos emplear en nuestra transmision de manana.

—?Transmision de que?

—De usted.

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