Connington agito una mano.

—Oh, pero si ya lo tengo. Llevo pensando en el desde hace mucho tiempo.

Hawks alzo las cejas.

—?De veras?

Connington sonrio con astucia desde el otro lado del escritorio metalico.

—?Le cuesta creerlo? —Volvio a reclinarse contra el respaldo de la silla—. Doctor, suponga que alguien viniera a verle y le solicitara que le hiciera un trabajo especial…, disenar un circuito para realizar una tarea determinada. Y suponga que usted abriera un cajon y sacara una hoja y le dijera: «Aqui esta». ?Que le parece? Entonces, cuando esa persona sacudiera la cabeza y comentara cuanto le costaba creer que usted ya lo tuviera, podria explicarle que la electronica era el trabajo que usted hacia todo el tiempo. Como, cuando no meditaba en un proyecto especifico, seguia pensando en la electronica en general. Y como, al estar interesado en la electronica, se mantenia al dia de todo lo nuevo que surgia y tenia una idea bastante precisa de hacia donde avanzaba; y como anticipaba algunos de los problemas con los que podria encontrarse y como, a veces, las respuestas surgian en su cabeza de forma tan facil que apenas podia llamarlo trabajo. Y como usted archivaba todas estas cosas hasta el momento en que tenia que sacarlas a la luz. ?Lo ve? De esa forma no existe la magia. Se trata solo de un hombre con un talento que realiza su trabajo.

Connington volvio a sonreir.

—Bien, dispongo del hombre que ha nacido para trabajar en este proyecto suyo. Le conozco a la perfeccion. Y tambien le conozco un poco a usted. Reconozco que aun me queda mucho por descubrir de usted, aunque no creo que nada de ello vaya a sorprenderme. Y tengo a su hombre. Esta sano, disponible, y lo he sometido a una investigacion de seguridad cada seis meses durante los ultimos dos anos. Es todo suyo, doctor. No estoy bromeando.

Connington entrelazo las manos en el regazo y las arqueo hacia atras, haciendo sonar los nudillos.

—?Sabe, doctor? —dijo suavemente—, usted no es el unico manipulador que hay en el mundo.

Hawks fruncio ligeramente el ceno.

—?Manipulador? —Su rostro permanecia inexpresivo.

Connington se rio suavemente entre dientes, con una especie de broma privada que bullia en su interior.

—Hay todo tipo de personas en este mundo. Sin embargo, se engloban en dos grupos: uno grande y el otro mas reducido. Hay gente a la que se aparta del camino y otra a la que se coloca en la fila; y, luego, esta la gente que se encarga de moverla. Es mas seguro y mucho mas comodo ir hacia donde te empujan. Asi, no asumes ninguna responsabilidad y, si haces lo que te dicen, cada dos por tres te arrojan un pescadito.

»Ser un manipulador no es seguro, porque corres el riesgo de encaminarte hacia un agujero; y tampoco es comodo, ya que tienes que dar y recibir muchos codazos y, lo que es mas, depende de ti que consigas el pescadito. Sin embargo, es endemoniadamente mas divertido. —Miro a Hawks a los ojos—. ?No es cierto?

—Senor Connington… —comenzo a decir Hawks, y le devolvio la mirada al hombre—. No me convence. Este individuo que solicite tendra que ser de un tipo muy especial. ?Esta seguro de que me lo puede proporcionar de inmediato? ?Quiere insinuarme que el hecho de que lo tenga preparado, tal como usted dice, no es un alarde de anticipacion? Quizas tenga usted algun otro motivo, y se este aprovechando de una coincidencia afortunada.

Connington se recosto con indolencia, se rio entre dientes y saco un verdoso cigarro de la cigarrera de piel que llevaba en el bolsillo de la chaqueta; le quito la envoltura, corto el extremo con unas pequenas tijeras doradas sujetas a la cigarrera por una cadena de oro, y utilizo un mechero que llevaba en una funda dorada con un rubi engastado en un costado. Aspiro y dejo que el humo se deslizara por entre sus dientes grandes y parejos. Sus ojos brillaron detras del flotante humo que pendio en el aire delante de su rostro.

—Mantengamonos dentro de los limites de la educacion, doctor Hawks —repuso—. Analicemos la cuestion bajo la luz de la razon. La Continental Electronics le paga a usted por dirigir la Division de Investigacion, y usted es el mejor en su campo. —Connington adelanto levemente el torso, movio un poco el cigarro entre los dedos y cambio la curvatura de su sonrisa—. La Continental me paga a mi para que dirija el Departamento de Personal.

Hawks medito durante un segundo y luego comento:

—Muy bien. ?Cuando podre ver a este hombre?

Connington se echo de nuevo hacia atras y le dio una satisfecha calada al cigarro.

—Ahora mismo. Vive cerca de aqui. ?Sabe donde esta el camino costero que sube hasta los riscos?

—Conozco el emplazamiento general.

—Suficiente. Si dispone de una hora o asi, ?que le parece si le hacemos una visita?

—No tengo otra cosa que hacer si resulta que no es el hombre adecuado.

Connington se estiro y se puso de pie. El cinturon resbalo debajo de la protuberancia de su estomago, y se detuvo para subirse los pantalones.

—Usare su telefono —musito indiferentemente, con el cigarro sujeto entre los dientes, y alargo el brazo por encima del escritorio de Hawks. Llamo a un numero exterior y hablo brevemente con alguien, durante un momento con tono aspero, anunciandole que iban para alla. Luego llamo al garaje de la compania y ordeno que llevaran su coche a la entrada principal del edificio. Cuando colgo el receptor, rio de nuevo entre dientes—. Bueno, es hora de que bajemos; el coche ya estara alli.

Hawks asintio y se puso de pie.

Connington le dirigio una sonrisa.

—Me gusta cuando la gente me da cuerda suficiente. Me gusta la gente que no abandona su suspicacia cuando les ofrezco lo que buscan. —Aun seguia disfrutando de su broma secreta—. Cuanta mas cuerda obtengo, mas espacio me brinda para moverme. Usted no lo ve de esa forma. Usted ve a alguien que puede llegar a causarle problemas, y se cierra en si mismo. Se mete en una concha y no sale de ella, porque teme que sea un problema que no pueda manejar. Es lo que la mayoria de la gente hace. Esa es una de las razones por las que un dia de estos voy a llegar a ser el presidente de esta corporacion, mientras que usted aun seguira siendo el jefe de la Division de Investigacion.

Hawks sonrio.

—?Que le parecera, entonces, cuando tenga que ir a la Junta Directiva a decirles que mi salario ha de ser mayor que el de usted?

—Si —comento, Connington pensativo—. Si, eso ocurriria. —Miro de soslayo a Hawks—. Ademas, habla en serio. —Tiro la ceniza de su cigarro en el centro del secante que habia en el escritorio de Hawks—. De vez en cuando debe sentir usted calor dentro de su traje de aislamiento, ?verdad?

Hawks miro inexpresivamente la ceniza y luego al rostro de Connington. Abrio un cajon de la mesa, saco un pequeno sobre de papel manila y se lo guardo en la chaqueta. Cerro el cajon.

—Creo que su coche nos esta esperando —dijo con voz pausada.

Siguieron la carretera de la costa en el nuevo Cadillac de Connington hasta que el camino giro tierra adentro, apartandose de los riscos que daban al oceano. Entonces, en un punto donde solo se veia un almacen general con dos surtidores de gasolina, Connington metio el coche en un estrecho camino de arena, surcado a los lados por arbustos y pinos, que desembocaba en el agua. Desde alli, el coche bajo hasta un sendero infimo de grava que bordeaba el pie de los riscos rocosos a solo unos centimetros de la marca de la marea alta.

Los riscos eran escarpados y estaban compuestos por piedras irregulares y flojas que se habian fisurado verticalmente, dejando pequenas grietas que se habian sido rellenadas con el mismo detrito utilizado en la construccion del camino. El coche avanzaba ronroneando, con un guardabarros asomando por el lado del agua y el otro a unos treinta centimetros del risco. Continuaron de esta forma durante unos minutos, mientras Connington silbaba para si mismo y Hawks permanecia erguido en el asiento con las manos sobre las rodillas.

El sendero se transformo en una pendiente abierta en la cara del risco, donde en la mayoria de los lugares la roca insegura pendia sobre el camino, y cruzo un estrecho puente de madera desgastada por el clima, de una longitud aproximada de unos tres coches, que atravesaba una grieta mas ancha que las anteriores. La hendidura en forma de cuna tenia una profundidad de unos treinta metros. El oceano llegaba directamente hasta alli sin que hubiera playa alguna, e incluso ahora, que la marea estaba baja, las olas rompian contra la base de la grieta, lanzando espuma por doquier. Mojo el parabrisas del coche. El puente de madera se elevaba a unos quince

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