cuenta de quien eras. Como bien dices, han pasado muchos anos desde la ultima vez que nos vimos. Tanto yo como mi familia estamos bien. Goran es jefe de seccion de una gran empresa que fabrica electrodomesticos y yo trabajo en un banco. Tenemos dos hijos que, en estos momentos, estan cursando estudios en el extranjero. Mi vida es muy satisfactoria y solo tengo recuerdos gratos de la infancia. Mis padres fallecieron hace muchos anos y los anoro muchisimo. De ahi que no vayamos al pueblo muy a menudo, sino que preferimos viajar al extranjero en nuestras vacaciones. Es decir, que no he hablado con nadie desde hace anos y no se nada de ti ni de tu destino. Aunque, por la direccion del remite, comprendo que te encuentras en una situacion desafortunada.

Esta noche, Goran y yo vamos al teatro por lo que debo despedirme ya.

Saludos,

Maj-Britt Pettersson

Repaso lo que habia escrito. Agotada por el esfuerzo, decidio que estaba bien asi. Ahora solo deseaba que saliera del apartamento y llegase a la oficina de correos, para dar el episodio por concluido.

Le costo escribir el apellido de el.

Aquel dia, la muchacha llego sobre la una y era nueva, no la habia visto nunca. Otra de aquellas jovencitas, aunque en este caso era sueca, por lo menos. Una de esas que vestian provocativas camisetas y tops que dejaban visibles los tirantes del sujetador. Luego se sorprendia la gente de que aumentasen las violaciones. Cuando las jovenes se vestian como fulanas, ?que iban a pensar los tios?

– Hola, me llamo Ellinor.

Maj-Britt miro con aversion la mano que le tendia. Jamas en la vida la tocaria.

– Puede que no te hayan informado de las normas rutinarias de esta casa.

– ?A que te refieres?

– Espero que al menos hayas traido todo lo que habia en la lista de la compra.

– Si, creo que si.

La intrusa seguia sonriendo, lo que irrito aun mas a Maj-Britt. La joven se quito una raida cazadora vaquera decorada con pequenas pegatinas de colores que le otorgaban un aspecto aun mas sucio.

– ?Guardo la compra en el frigorifico o prefieres hacerlo tu?

Maj-Britt la escruto de los pies a la cabeza.

– Deja las bolsas en la mesa de la cocina.

Ella siempre colocaba la comida personalmente, pero ya no podia trasladar las bolsas. Queria saber donde estaban los alimentos exactamente, por si surgia una urgencia.

Cuando se quedo sola en el vestibulo, les echo un vistazo a las pegatinas de plastico. Con la punta de los dedos, tiro de la cazadora y resoplo mientras las ojeaba:, «?Que nadie calle!

JUSTICE PAYS LIFE»; «?FEMINISTA? ?SIN DUDA!»; «IF I AM ONLY FOR MYSELF – WHAT AM I?»; una vela envuelta en alambre de puas con el texto «RIGHTS FOR ALL». Montones de pequenos mensajes comprometidos sobre lo uno y lo otro, como si ella sola tuviese la responsabilidad de cambiar el mundo. En fin, ya se le pasaria cuando se hiciese un poco mayor y comprendiese como funciona.

Oyo a la muchacha entrar en el bano y llenar un cubo de agua.

Le llevo una media hora terminar. Maj-Britt estaba junto a la puerta del balcon esperando que entrara Saba. En el parque habia un padre empujando un balancin. Una nina que no podia tener mas de un ano hipaba de risa cada vez que el columpio volvia al punto de partida, hacia los brazos abiertos del padre. Ella solia verlos alli. De vez en cuando los acompanaba la madre, pero parecia dolerle algo porque, a veces, el hombre tenia que ayudarle a levantarse del banco si se sentaba. Saba se mantenia cerca del balcon y no se fijaba en la gente que habia por alli fuera. Y Maj-Britt mandaba a los de los servicios sociales a recoger las cacas, pues no queria oir las quejas de los vecinos por el aspecto de sus instalaciones.

Le abrio a Saba la puerta del balcon. En ese preciso instante, se abrio una ventana de la segunda planta de la casa de enfrente y la madre y la nina del columpio asomaron la cabeza.

– Mattias, te llaman por telefono para preguntarte si quieres que te lleven al curso. Algo de ir juntos en un coche.

Maj-Britt no oyo nada mas, porque Saba ya estaba dentro y no habia razon para dejar la puerta abierta. La cerro y, cuando se dio la vuelta, vio que Ellinor estaba en la sala.

– Si quieres puedo sacarla a pasear un rato. He tardado tan poco en la limpieza que me da tiempo de darle una vuelta.

– ?Y por que ibas a hacer tal cosa? Acaba de entrar.

– Si, pero he pensado que a lo mejor le gustaria dar un paseo. Puede que le siente bien moverse un poco.

Maj-Britt sonrio para sus adentros. Esta era mas osada que la mayoria, pero ya sabria ella como sacarle el maximo de un modo u otro.

– ?Que te hace pensar que lo necesita?

– Bueno, un poco de ejercicio siempre viene bien.

– ?Para que?

Vio la inseguridad en la mirada de la joven. De pronto, esta empezo a pensarse mejor las palabras, que era justo lo que tenia que hacer. La idea consistia en que no pronunciase ninguna en absoluto.

Maj-Britt no apartaba de ella la mirada.

– ?Que ocurre, segun tu, si uno no se mueve?

En esta ocasion, consiguio hacerla callar.

– Quiza quieras decir que si no te mueves, si no haces ejercicio, engordas, ?no?

– Era solo una sugerencia. Lo siento.

– Lo que quieres decir es que engordar es algo terrible, ?verdad?

Eso es. Con esta no deberia volver a tener problemas en adelante.

Ellinor ya habia abierto la puerta cuando Maj-Britt le puso la carta en la mano.

– ?Puedes echar esto al correo?

– Por supuesto.

La joven busco la direccion con mirada curiosa, tal y como Maj-Britt habia previsto.

– No te he pedido que la entregues en mano, solo que la metas en el buzon.

Ellinor guardo la carta en el bolso.

– Gracias. La proxima vez tambien me tocara venir a mi, asi que nos vemos entonces.

Puesto que Maj-Britt no le respondia, cerro la puerta. Maj-Britt miro a Saba y lanzo un suspiro.

– No pueden aguantarse, ?verdad?

Tal y como ella pensaba, sintio un ligero alivio. Tan pronto como la carta salio del apartamento, las paredes recuperaron parte de su antigua capacidad de garantizar un limite entre ella y todo el exterior con el que no queria relacionarse. Volvia a sentirse segura.

Durante dos dias pudo disfrutar de aquello. Hasta que volvio Ellinor y Maj-Britt comprendio que no habia logrado cerrarle el pico tan bien como creia. No llevaba mas de dos minutos en el apartamento cuando su verborrea volvio a abrir la llaga.

– Oye, ?puedo hacerte una pregunta? Ya se que no te gusta hablar con ninguno de nosotros pero…

Ella misma se preguntaba y se respondia. ?Para que iba a involucrarse Maj-Britt en su charla? Cruzo una mirada con Saba y comprendio que estaban de acuerdo. Aquella muchacha se estaba buscando que la reemplazaran.

– La carta que me pediste que echase al correo.

No habia terminado la frase y Maj-Britt ya deseaba de todo corazon que se largase de su apartamento para poder abrir el frigorifico sin que nadie la molestara y elegir tranquilamente que meterse en la boca.

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