y presentarse ahi, ante todos los que odiaba, a los que hacia responsables de la ruina, fue la primera violencia a la que se vio sometido esa tarde. Se sentia y parecia un pez fuera del agua. Cuando levanto la mano para pedir silencio -aunque no volaba ni una mosca-, Cueto se inclino sonriendo y distendido hacia Saldias y le comento algo en voz baja y el otro tambien sonrio. «Bueno, bien, amigos», dijo Luca, como si estuviera por empezar un sermon. «Hemos venido a pedir lo que es nuestro…» No hablo directamente del dinero que estaba en juego sino de la certeza de que esa reunion era un tramite -un tramite molesto si uno tenia que guiarse por su actitud recelosa- necesario para que la fabrica siguiera en manos de quienes la habian construido, y que ese dinero -del que no hablo- era de su familia y que su padre habia decidido cederselo como anticipo de la herencia de su madre - estaba destinado exclusivamente a levantar la hipoteca que pesaba sobre su vida como la espada de Damocles-. Habian sufrido ataques y acechanzas, habian sido sorprendidos en su buena fe por los intrusos que se habian infiltrado y llegaron a dominar la empresa, pero habian resistido y por eso estaban ahi. No hablo de sus derechos, no hablo de lo que estaba en juego, hablo de lo unico que le interesaba, su proyecto demencial de seguir adelante solo con esa fabrica construyendo lo que llamaba sus obras, sus invenciones, y esperaba que lo dejaran -«que nos dejen»- en paz. Hubo un murmullo, no se sabia si de aprobacion o de repudio, y Luca siguio adelante mirando alternativamente a sus hermanas, a Cueto y a Renzi, los unicos que en esa sala parecian entender lo que estaba en juego. Hablo sin levantar la voz pero con un aire de confianza y de seguridad sin reparar en ningun momento en la trampa en la que iba a caer. Fue un error catastrofico -avanzo sin pensar hacia la perdicion, sin ver, enceguecido por el orgullo y la credulidad-. Era visible que solo perseguia un sueno, que seguia un sueno tras otro, sin saber adonde iba a terminar esa aventura pero seguro de que el no podia hacer otra cosa que defender esa ilusion que a todos les parecia imposible. Dijo algo asi, Luca, al terminar y Gainza, un viejo taimado que se pasaba las noches jugando al pase ingles en el casino clandestino de la costa, le sonrio con condescendencia y le dio la palabra al fiscal.

Luca se sento y se mantuvo inmovil hasta el final de la audiencia como si no estuviera ahi y quiza hasta habia cerrado los ojos, solo se le podian ver la espalda, los hombros y la nuca, porque estaba en la primera fila, frente al juez, y estaba tan quieto que parecia dormido.

Hubo un silencio y luego un murmullo y se levanto Cueto, siempre sonriendo, con una mueca de superioridad y de desgano. Era alto y daba la impresion de tener la piel manchada y un aspecto extrano, quiza por su postura a la vez arrogante y obsecuente. Inmediatamente centro la cuestion en el asesinato de Duran. Para que el dinero fuera reintegrado habia que cerrar la causa. Estaba probado que el asesino habia sido Yoshio Dazai, un clasico crimen sexual. No habia confesado porque nunca se confiesan esos crimenes tan evidentes, no se habia encontrado el arma asesina porque el cuchillo que uso para matar a Duran se encuentra en cualquier lado y son los clasicos cuchillos de cocina del hotel, todos los testigos coincidian en que vieron entrar y salir a Yoshio del cuarto a la hora del crimen. Desde luego Yoshio sabia de la existencia del dinero y habia llevado el bolso al deposito con la esperanza de poder retirarlo cuando las cosas se calmaran. Cueto se detuvo y miro a todos. Habia logrado cambiar el eje de la sesion y habia logrado cautivar a los presentes con el recuerdo oscuro del crimen. La version de los hechos que habia dado el ex comisario Croce era delirante y sospechosa de demencia: que un jockey se disfrazara para parecer japones y matara a un desconocido para comprar un caballo era ridiculo y era de antemano imposible. Mas ridiculo era que un hombre que iba a matar a un hombre al que no conocia se llevara solo el dinero que supuestamente necesitaba para comprar un caballo y se tomara el trabajo de dejar el resto en el deposito del hotel y no en la misma pieza donde habia realizado su crimen.

– La carta y el suicidio pueden ser ciertos -concluyo-, pero cartas como esas son las que Croce nos tiene acostumbrados a escribir en sus delirios nocturnos.

Cueto desplazo el centro de la cuestion y planteo el dilema con extrema claridad juridica. Si Luca -en su condicion de principal demandante- aceptaba que Yoshio Dazai habia matado a Duran, la acusacion seguia su curso, el caso quedaba resuelto y el dinero iba a su legitimo dueno, el senor Belladona. Si, en cambio, Belladona no firmaba ese acuerdo y mantenia su demanda, el caso seguia abierto y el dinero permanecia incautado durante anos porque nadie iba a poder cerrar ese caso y las pruebas no pueden ser retiradas de los tribunales mientras la causa esta abierta. Perfecto. La decision de Luca cerraba el caso ya que se suponia que Duran habia venido a traerle ese dinero.

Luca tardo un momento en entender, pero cuando entendio, parecio mareado y bajo la cabeza. Estuvo quieto un minuto y el silencio se extendio por la sala como una sombra. Habia pensado que todo iba a ser un simple tramite y entendio inmediatamente que habia caido en una trampa. Parecia sofocado. Cualquier decision que tomara, estaba perdido. Tenia que aceptar que un inocente fuera a la carcel si queria recibir el dinero, o tenia que decir la verdad y perder la fabrica. Se dio vuelta y miro a sus hermanas, como si ellas fueran las unicas que podian ayudarlo en esa situacion. Y luego, como perdido, miro a Renzi, que desvio la mirada porque penso que no le hubiera gustado estar en su lugar y que si hubiera estado en su lugar no habria aceptado la propuesta, no habria aceptado mentir y mandar a la carcel por toda la vida a un inocente. Pero Renzi no era el. Nunca habia visto a nadie tan palido, nunca habia visto a nadie tardar tanto en hablar para decir luego dos palabras: De acuerdo. Hubo otra vez un murmullo en la sala pero esta vez era distinto, como una comprobacion o una venganza. Luca tenia un leve temblor en el ojo izquierdo y se tocaba la corbata como si fuera la soga en la que iba a ser ahorcado. Pero era Yoshio el que iba a ser condenado por un crimen que no habia cometido.

Hubo un tumulto mientras la sesion se levantaba, una explosion de alegria, los amigos de Cueto se saludaban y se vio que tambien Ada se acercaba a ese grupo y que Cueto la tomaba del brazo y le hablaba al oido. La unica que se acerco a Luca fue Sofia, que se paro frente a el y trato de animarlo. La fabrica estaba salvada. El Gringo la abrazo y ella lo sostuvo entre sus brazos y le hablo en voz baja, como si buscara calmarlo, y despues lo acompano a un cuarto contiguo donde el juez lo esperaba para firmar los papeles.

Renzi siguio sentado mientras todos se iban y vio salir a Luca y caminar por el pasillo como un boxeador que acepta ganar el titulo en una pelea arreglada, no el boxeador que por necesidad acepta tirarse a la lona porque necesita el dinero; no era -como siempre habia sido- el humillado y ofendido que sabe que no ha perdido aunque le hayan ganado; era el que ha mantenido su titulo de campeon a costa de un fraude que el solo -y su rival- sabe que es un fraude y que solo conserva la ilusion de que por fin ha podido hacer realidad sus suenos, pero a un costo imposible de soportar. Salia como si estuviera extremadamente cansado y le costara moverse. Solo Sofia caminaba con el, sin tocarlo, a su lado y cuando cruzaron el pasillo central ella se despidio y salio por una puerta lateral. De modo que Luca siguio solo hasta la entrada.

Habia sido sometido a una prueba como un personaje tragico que no tiene opcion, cualquier cosa que decidiera seria su ruina, no para el sino para su idea de la justicia, y fue la justicia la que al final lo puso a prueba, fue una entidad abstracta, con sus aparatos retoricos y sus construcciones imaginarias, la que habia tenido que enfrentar una y otra vez, esa tarde de abril, hasta capitular. Es decir hasta aceptar una de las dos opciones que le habian planteado, el, que siempre se habia jactado de tener claras todas las decisiones, sin dudar, sostenido siempre por su certidumbre y su idea fija. Habia preferido su obra, digamos asi, a su propia vida y habia pagado un precio altisimo, pero su ilusion habia seguido intacta hasta el final. Habia sido fiel a ese precepto y se habia hundido pero no habia defeccionado. Era tan orgulloso y obstinado que tardo en comprender que habia caido en una trampa sin salida, y cuando lo entendio ya era tarde.

Los vecinos lo miraban cruzar, en silencio, el pasillo, eran sus viejos conocidos, y estaban tranquilos y parecian magnanimos porque al hacer lo que Luca habia hecho -luego de anos y anos de lucha imposible, sostenido en un orgullo demoniaco- el pueblo habia logrado que tuviera que capitular y ahora se podia decir que era igual a todos o que todos eran igual a el: que ahora podian mostrar esas debilidades que Luca no habia podido mostrar nunca en su vida. Renzi se apuro a salir para saludarlo pero no lo alcanzo, solo pudo ir atras de el mientras bajaba la escalinata hacia la calle. Y entonces lo mas extraordinario fue que cuando llego a la vereda aparecio el cuzco, el perro de Croce, medio ladeado como siempre, que al verlo salir a la luz del sol se le fue encima y le ladro, y le mostro los dientes como si fuera a morderlo, casi sin fuerza pero con odio, el pelaje amarillo tenso como su cuerpo, y esos ladridos fueron lo unico que Luca recibio ese dia.

20

Al dia siguiente, cuando Renzi volvio al almacen de los Madariaga el clima era lugubre. Croce estaba en la

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