– No -respondio mientras entraba y tomaba asiento.

– Es que lo he llamado solo para charlar con usted. ?Como va todo por el monasterio?

– Bueno, se podria decir que bien. El prior esta razonablemente satisfecho por la resolucion del caso. Aunque claro, nadie puede estar contento por un asesinato. Al menos la familia ha quedado mas conforme. Han visto que a su hijo nadie le odiaba.

– Un triste consuelo.

– Si, pero todos nos aferramos a lo que tenemos para poder continuar.

– ?Y usted, como esta usted?

– Conmocionado, debo decirle la verdad. Haber estado tanto tiempo junto a… bueno, junto a la hermana Domitila y despues saber…

– ?Nunca sospecho nada?

– Nunca, se lo aseguro. Solo alguna vez… solo alguna vez me dejaba pasmado la energia con que esa monja trabajaba en los temas historicos. Sentia una autentica pasion por la historia y, claro, la pasion es un sentimiento peligroso en cualquier campo.

– Hay quien dice que sin pasion no se pueden hacer cosas importantes.

– Es un razonamiento acertado, pero no especifica si esas cosas son buenas o malas, y esa es la parte que mas me interesa a mi. De todas maneras, yo no soy buen opinante para ese tema. Nunca he sido tan sabio como el hermano Cristobal o como la hermana Domitila, a quien Dios perdone. Las tentaciones no son tan fuertes para los menos dotados.

Sonrei ante su humildad. El prosiguio.

– El ser humano esta lleno de terribles contradicciones. La hermana Domitila no fue capaz de tirar el cuerpo del beato a la basura y luego lo hizo mutilar. Era integrista y tremendamente preconciliar en las opiniones que me iba manifestando mientras charlabamos y luego obligo a la hermana Pilar a cometer ese crimen terrible del aborto. En fin, yo creo que deben tener piedad de ella porque lo mas probable es que no este en sus cabales.

– Eso ya se vera. Y usted, ?que va a hacer ahora?

– Nada, seguir con la vida monacal, que te libra de decidir en cada momento. Queria informarla de que habra un funeral conjunto por el hermano Cristobal y Eulalia Hermosilla. Esa pobre mujer no parece tener a nadie que le rece.

– Hay mucha gente solitaria.

– Por eso ser monje es una opcion egoista.

Le sonrei de nuevo y me devolvio la sonrisa con beatitud. Un hombre afortunado, pense. En realidad la paz no esta localizada en ningun lugar: ni en el monasterio ni en el burdel, sino en el tesoro valiosisimo de un caracter equilibrado, aunque eso signifique renunciar a la genialidad o la pasion, a la excelencia.

Se fue el monje y entro Garzon.

– ?Que hace, inspectora?

– Filosofaba.

– Pues perdone que la moleste pero el inspector Villamagna anda buscandola.

– En ese caso me largo.

– Por eso la he avisado. ?Que le digo cuando me pregunte por usted? Dice que quiere saber que estilo debe darle al comunicado de prensa.

– Digale que lo haga cubista.

– Vale.

– Y que no joda.

– ?Eso tambien?

– Eso, sobre todo.

Dicho esto me escape a toda prisa antes de que alguien me encargara algo que hacer.

Felizmente, en casa estaba Marcos, sobre el que salte.

– ?Caso resuelto! -le dije mordiendole una oreja.

– ?De verdad?

– ?De verdad!; ya estoy lista para volver a vivir. ?Como tienes tu el trabajo?

– ?Me temo que tengo mas que nunca! Pero ven, sientate y cuentame los detalles del caso. Ahora si, ?eh?

Se los conte y me escucho como debe escucharse una informacion de esas caracteristicas y calibre: en silencio, con gravedad, con respeto, sin interrumpirme con curiosidad anecdotica, sin regodearse en detalles escabrosos. Al final de mi relato suspiro.

– Es una historia tremenda.

– Lo es.

– Vivimos bien protegidos en nuestra realidad mientras que justo al lado hay sentimientos terribles, sufrimientos soterrados, gente muy desgraciada.

– Ya ves.

– ?Los acusaran a todos?

– Si, sin duda, de diferentes delitos y con distintos grados de implicacion, pero todos los que han intervenido tendran su acusacion.

– Quiza la urdidora de todo el proceso salga mejor parada que los demas. En el fondo, no asesino a nadie con su propia mano.

– Podria pasar. Pero eso ya no es de mi incumbencia, yo ya he cumplido con mi deber.

– Tienes un trabajo extrano, Petra, que te lleva de aqui para alla y te mete en la mente de gente distinta. A estas alturas debes conocer a los seres humanos bastante bien.

– Puede ser, pero cuanto mas los conozco, menos los entiendo.

– Estoy por decirte que mejor asi; entender todos esos procesos psicologicos tan tortuosos no debe de ser muy sano.

– Por eso tiendo a apiadarme del delincuente; siempre pienso que bastante tiene con aguantarse a si mismo y a las circunstancias que lo han hecho como es.

Me sonrio, orgulloso.

– Te apiadas, pero no le das tregua.

– Asi es la temible y justiciera Petra Delicado.

– ?Bien por ella!

– Hemos estado muy distanciados ultimamente, ?verdad?

– Separados, si. Distanciados, no lo creo. Pero es lo normal. Nos hemos unido cuando nuestras vidas ya estaban muy construidas y hay que seguir con ellas.

– ?Y si nos fugamos a una isla desierta?

– No daria resultado; ambos somos personas de accion.

– ?Pues vaya putada!

– Asi es.

– Me jode que seas tan equilibrado.

– A mi tambien, no creas. Menos mal que aun me gusta emborracharme de vez en cuando. ?Cenamos esta noche en uno de esos restaurantes de los que uno sale eviscerado?

– ?Eviscerado?

– Si, porque los platos valen un rinon y los vinos un huevo.

Me eche a reir, le di un beso amistoso y nos fuimos de juerga los dos, a la salud del bueno del beato.

Unos dias despues se dio por cerrado el caso y cuando Villamagna ya habia contado a los periodistas todos los escabrosos detalles del mismo, decidi que era el momento de ir a ver a la madre Guillermina. La encontre en su despacho, alicaida, recogiendo papeles.

– ?Que hace?

– Nada, inspectora, me voy. Las instancias superiores de las corazonianas me trasladan a un pequeno convento de un pueblo de Valladolid.

– ?Es un castigo?

– Creen que es lo mejor para mi; y por supuesto no volvere a ser directora nunca mas.

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