que desconoce, de que todo tenga una apariencia de armonia… puede que no sea mala persona, pero su mundo es tan minusculo que cabe en un dedal.

El rostro de la superiora registraba los impactos que las palabras de la hermana lanzaban contra el. Le hice un gesto a Garzon para que nos marcharamos. Aquello estaba derivando hacia campos en los que era mejor no entrar. El subinspector fue a coger por el codo a Domitila, pero esta se libero como alcanzada por una corriente electrica.

– Se salir sola, no se preocupe.

Las otras dos exclaustradas la siguieron. Me acerque a la madre Guillermina y comprobe que estaba a punto de llorar, reprimiendose con un gran esfuerzo.

– Volvere otro dia a despedirme de usted, madre.

Asintio tristemente y dio media vuelta. Se alejo, incapaz de soportar por mas tiempo la congoja.

En comisaria se habia montado un considerable follon. Coronas reinaba sobre todas las cosas, mientras recibia las felicitaciones del inspector jefe y el jefe superior. Me miro con simpatia.

– Bien, Petra, bien. Por un momento crei que este caso se iba al cajon, y con toda la polvareda que ha movido…

– No crea, comisario, la gente se hubiera olvidado al cabo de un tiempo.

– Puede que si, pero es deber de la policia que los asesinos no anden sueltos y cuando hay tanta expectacion queda bien subrayado que hemos cumplido.

– ?Van a convocar a los medios de comunicacion, senor?

– No hasta que el juez lo permita. Despues hemos pensado que la policia deberia estar presente en un acto que se celebrara en el convento de las corazonianas.

– ?Como?

– Lo que oye. La madre superiora general y el jefe superior se han puesto de acuerdo. Se devolvera el cuerpo del beato a su hornacina con todos los honores. Naturalmente, algun monje de Poblet se ocupara de recomponerlo. Sera una ocasion para que las camaras de los fotografos funcionen. Espero que asistan usted y Garzon.

– Ya veremos.

La mencion del comisario a los monjes de Poblet me recordo al hermano Magi. Le pregunte por el y no parecia ni saber quien era o quiza no era momento de mencionar a quien nos habia ayudado en las hipotesis frustradas. Al encontrarme en un pasillo con Yolanda indague de nuevo y me sorprendio al contestar que el fraile se encontraba en comisaria.

– Ha venido a declarar. Esta en la sala de interrogatorios.

– Gracias, Yolanda, voy a ver si no se ha marchado aun.

Intercambiamos sonrisas y cuando ya habiamos caminado varios pasos cada una hacia su destino, le di una voz:

– ?Yolanda! ?Donde esta Sonia?

– En la sala general. ?Quiere verla?

– Si, dile que me espere en mi despacho.

– No ira a renirle hoy tambien.

– Sin comentarios.

En la sala de interrogatorios se habia instalado el juez Manacor. Como habia tantas declaraciones que tomar, habia preferido trasladarse a nuestras dependencias. Dominguez montaba guardia en la puerta.

– ?Quien hay dentro, Dominguez?

– Un fraile.

– Cuando salga no deje que se marche, acompanelo a mi despacho.

– Si, inspectora.

Me encamine hacia alli y al entrar comprobe que Sonia ya estaba sentada en la butaca del confidente. Se puso en pie en cuanto me vio, adoptando una postura de firme castrense.

– Vuelve a sentarte, Sonia.

Llegue hasta mi asiento y lo ocupe. La mire en silencio. Estaba nerviosa, esperando algo que no acertaba a determinar.

– Sonia, te he hecho venir para preguntarte como conseguiste que Miguel Lledo confesara el escondite de su hermano.

– ?Ah, bueno! Habia oido decir que Juanito Lledo no era del todo normal. Por comisaria circulaba que era un poco autista o algo por el estilo. Entonces… entonces pense que yo sabria como hablarle.

– ?Ah, si? No sabia que tenias conocimientos de psicologia.

– No, inspectora, si yo de psicologia no se nada. Pero es que… bueno, tengo una hermana con un poco de retraso mental. Somos cuatro y esta nacio al final, es la mas pequena. Para mis padres fue un palo de mucho cuidado, y al principio lo pasaron fatal. Luego ha resultado que la chica es muy maja, va a un colegio especial y se porta estupendo. Por eso es por lo que yo se como estan los chicos que tienen algun hermano especial, como Miguel Lledo. La paciencia que hay que gastar con el crio, como los padres se olvidan de ti y solo se preocupan por el chico o la chica que tiene el problema, lo solo que a veces puedes llegar a encontrarte. Pense que si le contaba eso a Lledo se sentiria comprendido. Y asi fue. Vi que no estaban ustedes en la sala y me atrevi a entrar. Cuando le dije lo de mi hermana se emociono, me trato de igual a igual. Luego lo convenci de que lo mejor que podia hacer por su hermano era acabar con esta pesadilla y decirnos donde se ocultaba. Y ya ve…

– Bueno, supongo que debes saber que lo has hecho muy mal.

– Si, lo se.

– Un policia no puede obrar a impulsos personales saltandose la cadena de mando. Hubieras podido hacer exactamente lo mismo consultando primero conmigo o con el subinspector Garzon.

– Lo se, inspectora, y le pido perdon.

– Por esta vez, pase; pero en el futuro…

– Si, inspectora, no se preocupe.

Se la veia satisfecha por haber orillado algun tipo de sancion o de reconvencion mas severa. Se incorporo levemente y le dije:

– Vuelve a sentarte, yo te indicare cuando quiero que te levantes.

– Si, inspectora -susurro empezando de nuevo a no tenerlas todas consigo.

– Quiero comunicarte que voy a solicitar para ti una condecoracion.

Me miro de hito en hito y puso cara de boba. Continue, evitando observar su reaccion.

– En este caso te has arriesgado por encima del deber y has demostrado un celo que va mas alla de lo que le correspondia a tus responsabilidades. Debido a ello estoy segura de que mi peticion a la superioridad de que seas condecorada no tropezara con ningun impedimento.

Estaba colorada como si fuera a ponerse enferma.

– Yo, inspectora, yo quiero decirle que mi agradecimiento… que mi… bueno, que se lo agradezco un monton.

– Escuchame bien: si me comunicas alguna vez, una sola vez en forma de palabras ese agradecimiento que dices sentir, ahora o en el futuro… pedire inmediatamente que causes baja en mi grupo de investigacion. ?Estamos?

– Si, inspectora -exclamo ufanamente. Su alegria se superponia a su eterna incomprension de lo que yo podia querer. Fue a levantarse y se sento de golpe, sonriente:

– Inspectora, ?da usted su permiso para que me levante?

– Si, por Dios, y largate.

Solto una risita tonta y se fue casi dando saltos de felicidad. Una hermana con retraso mental, una familia con pocos recursos, cuatro hijos… realmente me senti exactamente como debia sentirse la madre Guillermina: uno pasa la vida rodeado de gente de la que lo ignora practicamente todo. Solo la organizacion general parece contar, pero no es asi, la gente tiene sus historias, sus pegas, sus conflictos, sus amores y pasiones… Claro que barajar todo eso seria imposible para un superior. Nuestro papel era obrar como si aquella pequena parte de la persona que asistia al trabajo fuera el todo. Una empobrecedora pero clarificante reduccion.

Recorde al hermano Magi y sali al pasillo. Alli estaba, luciendo habito esta vez.

– Pase, hermano. ?Tiene prisa?

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