– Ese soy yo -interviene Tariman dirigiendose a sus dos espectadores.

– … y abriremos el Prates.

– ?Que ocurrira con Tramorea? -pregunta Anfiun.

– ?Tiene eso alguna importancia, hermano? ?Te preocupa el destino de los mortales?

– No. Era mera curiosidad.

– Cualquiera puede saber lo que le ocurrira a Tramorea, mi rudo y querido dios de la guerra. Se hundira entera en el abismo del Prates y todo lo que es y ha sido se convertira en excremento cosmico. Pero la energia liberada en el proceso nos vendra muy bien.

– Eso significa el fin de los mortales -dice Vanth.

– Supongo que no me he explicado muy bien. Claro que sera su fin.

– Pero… podriamos salvarlos, al menos rescatar a unos cuantos, como hicimos en la gran catastrofe.

– Lo que os estoy proponiendo es algo mucho mas ambicioso que el proyecto Tramorea. Declaro que este queda definitivamente clausurado. Como dijo un sabio en el pasado, debemos matar al padre para trascender. Mientras existan los humanos naturales, estaremos atados a nuestro pasado y a nuestra infancia.

Tubilok levanta ambos brazos en un gesto tan dramatico como los que tanto le gustaban a Manigulat. A traves del blindaje, la imagen intermitente de su rostro sonrie con extasis.

– ?Mis amados e inmortales hermanos! Aunque muchas son las ocasiones en que me habeis decepcionado, sabeis que reina mas alegria en el Bardaliut por veintiocho inmortales descarriados que vuelven al redil que por cien millones de mortales que se hunden en las tinieblas. Os invito a uniros a mi proyecto y a abrir las puertas del Prates.

– ?Cuando se producira tan magno y glorioso acontecimiento? -pregunta Taniar, hasta hace poco mas de una hora seguidora lacayuna de Manigulat.

– Cuando las tres lunas coincidan en los puntos mas cercanos de sus orbitas, sera mas sencillo concentrar todos los haces de energia. Lo haremos en la primera conjuncion a partir de hoy, cuando se encuentren justo encima del abismo de Tartara.

– Pero Tartara… -titubea Pothine.

– Tartara ha resistido hasta ahora. Pero no hay nada eterno, hermanos. – Tubilok sonrie a traves del yelmo-. Me corrijo. No lo habia. Nosotros seremos eternos.

La imagen se interrumpio ahi. El pecho de Tariman se cerro como el postigo de una ventana y volvio a convertirse en aquella superficie negra que se tragaba la luz.

De todo lo que habia visto, Derguin habia comprendido algunas cosas.

El dios loco era el mismo que habia estado a punto de matarlo y habia secuestrado a Mikha; no queria pensar que su amigo estuviera con el por propia voluntad.

La intencion de Tubilok era abrir las puertas del Prates aunque ello significara la destruccion de Tramorea. Para eso, necesitaba el poder de las tres lunas. Al parecer, estas se habian apagado para absorber la energia del Sol, del mismo modo que lo hacia la superficie opaca de la estatua de Tariman.

Y ese poder iba a desatarse durante la conjuncion de Taniar, Shirta y Rimom. La noche del 28 de Bildanil, si nada lo remediaba, seria la ultima de la historia de Tramorea.

A menos que alguien lo evitara. Y esa parecia ser la intencion de Tariman. De lo contrario, ?por que estaba alli, hablando por boca de una estatua viviente y mostrandoles las imagenes de lo que ocurria en el Bardaliut?

– Nos quedan diecisiete dias de vida. ?Que podemos hacer? -pregunto al

dios.

– ?Que que podeis hacer? Aceptar vuestro destino. Llenaros el estomago con buena comida, bailar y divertiros dia y noche, noche y dia. Poneos ropas limpias, banaos en agua fresca, regocijaos con vuestros hijos y haced el amor a vuestras esposas. Esa es la mejor vida que un mortal puede esperar.

Oir aquellas palabras mientras la boca de la estatua permanecia curvada en una sonrisa burlona saco de quicio a Derguin.

– Sin duda tienes razon, pero incluso la mejor vida se me antoja demasiado breve si solo dura diecisiete dias. ?Nos has mostrado todo esto para mofarte de nosotros?

– ?Ah, el corazon de los hombres no se inclina ni ante el poder de la muerte!

Derguin recordaba esa frase. Pertenecia al Mito de las Edades.

– Al final nos inclinamos, divino herrero. Pero cada uno a su debido tiempo, no todos juntos en una catastrofe provocada por la locura de un dios. ?Me niego a aceptarlo!

– ?Y crees que esta en tu mano evitar esa catastrofe?

– Tu forjaste la Espada de Fuego. Si la recupero, algo podre hacer.

La estatua no respondio. Durante casi un minuto permanecio muda, tan inmovil que Derguin se pregunto si acaso no habria sonado las imagenes del Bardaliut y la conversacion anterior. El Mazo parecia tan perplejo como el.

– Debes volver a tu lugar de origen -dijo por fin la imagen de Tariman.

– No te entiendo.

– Zirna. Pero no te quedes alli, no te detengas a saludar a tu familia, ni tan siquiera a sacudirte el polvo de las suelas de las botas. Continua por la Ruta de la Seda e internate en el desierto prohibido.

– ?En Guinos? Eso significaria nuestra muerte.

Se decia que en el corazon de aquel desierto habia una roca humeante y ponzonosa que envenenaba los alrededores.

– La maldicion de Guinos se ha debilitado mucho con el tiempo -dijo Tariman-. Si atravesais sus arenas lo mas rapido que podais, es posible que enfermeis o que no. En cualquier caso, si quieres evitar el fin del mundo tendras que correr muchos riesgos.

Derguin trago saliva. Gracias a Linar, habia sobrevivido al mal insidioso que flotaba en los aires y las aguas de la selva mas alla de la Sierra Virgen. El unico que lo habia sufrido era Aperion, que habia muerto vomitando sangre. O habria muerto si Kratos no se hubiese adelantado cortandole la cabeza.

Derguin preferia los peligros a los que uno se puede enfrentar empunando una espada. Aunque fueran demonios metalicos o dioses dementes. Pero no estaba en su mano elegir. Si ese era el camino para recuperar a Zemal, no tenia mas remedio que seguirlo. Sospechaba que si seguia privado de ella unos cuantos dias mas acabaria golpeandose la cabeza contra una pared hasta matarse o arrojandose por un acantilado.

– ?En Guinos hallare la puerta del Prates?

– «Dos hermanos medio hermanos lucharan por la luz… Lanza negra y espada roja entre si chocaran en el terrible Prates donde arden por siempre las llamas del gran fuego.» ?Es eso lo que temes, Derguin Gorion?

– Por favor, no juegues mas conmigo y contesta a mi pregunta.

– El juego es todo lo que me queda. No alcanzas a hacerte idea de lo larga que es la eternidad. Solo la incertidumbre y la emocion de apostar pueden aderezarla.

– ?Aunque la apuesta sea el destino de un mundo?

– Mucho mas si es el destino de un mundo. Tu eres uno de los alfiles, tah Derguin. Una pieza importante…, si consigues recuperar la Espada de Fuego. Ve adonde te digo, ya estas perdiendo el tiempo.

– Cuentame al menos que encontrare en Guinos.

– Un camino. Un atajo muy rapido que te acercara a tu destino. Ahora, vete. Aun embarcando hoy mismo, es posible que no llegues a tiempo a ningun sitio.

Derguin suspiro, se dio la vuelta y se dispuso a marchar por donde habia venido. Estaba convencido de que Tariman ya no le brindaria mas informacion. Pero cuando El Mazo y el habian llegado al extremo de la pequena playa, oyeron un zumbido que debia ser el equivalente a un chsst de la estatua viviente.

– Una cosa mas -dijo Tariman, que se habia incorporado. Ahora parecia de nuevo un Xoanos de madera de la cabeza a los pies, y se habia echado el martillo al hombro en un gesto un tanto informal.

– ?Que deseas decirnos, divino herrero?

– Contra el poder de los dioses la Espada de Fuego no es suficiente. Zemal necesita una companera. Pero ?quien la blandira, tah Derguin?

El joven se quedo clavado en la arena. Una extrana emocion le invadio, mezcla de alivio y algo parecido a la envidia. ?De verdad estaba en su mano decidir quien empunaria una segunda Zemal?

– El mas grande de los Tahedoranes -respondio por fin-. Todos sabemos quien es.

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