– A mi tambien -fue todo lo que pudo decir.

De: Diana

Para: Granuja

Enviado: jueves, 10 de julio de 2003, 13:21

Asunto: Un poco a las apuradas…

…le escribo. Recien llegue del aeropuerto con mi hermana. Esta bien, aunque algo rara. Todavia no hemos tenido tiempo de hablar como Dios manda. Hoy pense mucho en usted. Si viera que linda ropa me compre para esperar a Gaby. En realidad, me la compre pensando en usted. Todo muy loco, ?verdad? Ni siquiera se cuales son sus gustos. Cuenteme mas, por favor. Cuenteme que le gusta comer y su color preferido. ?Va al cine? Que viaja, ya se porque me lo ha dicho, pero ?solo por trabajo? ?Y por placer? ?Que hace por placer?

Diana

De: Granuja

Para: Diana

Enviado: jueves, 10 de julio de 2003, 15:00

Asunto: MMM…

Y que tipo de ropa? Diga que estoy trabajando, porque si no…

G.

IV

Lo primero que hizo Gabriela al entrar a la casa fue buscar el retrato familiar en la pared, detras del sillon azul. Habia sido una experiencia divertida. Diana, Nando y los chicos, disfrazados con ropas tipicas de la Revolucion Francesa, posando sobre un fondo sepia. El detalle era el marco muy cargado, dorado a la hoja, que transformaba el cuadro en una pieza descomunal. La sesion fotografica habia tomado horas, incluyendo la eleccion de vestuario y el maquillaje, para el que casi tuvieron que atar a Marcos. Diana estaba preciosa, con un vestido de brocado que le resaltaba la estudiada palidez del rostro. Y Nando, que al principio se resistio y que termino accediendo para darle el gusto a ella, fue el que mas disfruto eligiendo traje y estropeando una y otra toma con la lengua afuera como un recien guillotinado. Cuando lo trajeron, cinco anos atras, organizaron una cena familiar para celebrarlo y terminaron la noche en una parranda memorable con los chicos en el cine y los padres en la cama. Ahora, casi nadie en la casa reparaba en el cuadro y, cuando lo hacian, pensaban en silencio, con extraordinaria unanimidad, que ya era hora de cambiar la decoracion.

Gabriela sonrio al comprobar que estaba torcido. Asi lo habia visto las ultimas veces, antes de partir hacia Lima, y asi lo encontro al regreso. El peso era tan grande que se desequilibraba con facilidad y nadie parecia interesado en enderezarlo. Se sento en el sillon y palmeo el almohadon a su lado, invitando, pero Diana nego con la cabeza y se puso a preparar cafe. Fue hasta su dormitorio, encendio un cigarrillo y la computadora.

– No podes estar quieta, ?eh? -grito Gabriela.

– La costumbre -contesto Diana desde el dormitorio.

– Y hoy, ?como te arreglaste?

– Pedi unos dias.

– ?Por mi?

– ?Claro! ?Por quien iba a ser?

La cafetera empezaba a borbotar y el aroma del cafe vino a entibiar los animos. Diana se acomodo en el piso, cerca de las piernas de su hermana.

– Hay mucho para conversar, Gaby. Ni siquiera entiendo esta vuelta, asi, de golpe.

Gabriela intento una sonrisa que se trunco en una mueca triste. Como hacia siempre que queria evitar una respuesta, fue ella quien pregunto.

– Y tu, ?como estas?

– ?Yo? Bien, aca nunca pasa nada. Los chicos estan enormes. Solo por eso me doy cuenta de como se va el tiempo.

– ?Donde estan?

– De vacaciones.

– ??Solos?!

– Solitos. ?Bah! Con los padres de Nando, que es casi lo mismo. Hacen lo que quieren.

– No puedo creer. ?Como te convencieron?

– Ya no tienen que convencerme, Gaby. Me sacan una cabeza. Se van y chau.

– A ver… mirame. ?Un poco tristona?

– No, para nada. Cansada, nomas.

Hubiera querido decir aburrida, pero le habria exigido una explicacion que no tenia ganas de dar. Penso en la sutil diferencia entre cansancio y aburrimiento y calculo que la distancia estaba en el amor que se iba agotando. Se levanto a servir el cafe, pero antes entro al dormitorio y consulto la casilla de coreos. Nada. Por un instante, olvido a Gabriela y se ensombrecio. Sabia que la dependencia afectiva que la ligaba a esos mensajes no era buena. Y, sin embargo, le gustaba la ilusion de la espera, aunque a veces acabara en frustracion. Volvio a la sala y sirvio el cafe.

– ?Edulcorante, como siempre?

– No, tres de azucar.

– ?Desde cuando?

– Desde hace seis meses.

– ?Cuanta precision! ?Que paso hace seis meses?

– Me lo recomendo el medico.

– Gaby, ?estuviste enferma?

Gabriela se llevo la taza a la boca. Se paso la lengua por los labios y dilato la respuesta todo lo que pudo.

– ?Tu vas al medico solo cuando estas enferma? -Hizo un breve silencio, se apreto la nariz con el indice y el pulgar, bajo los parpados.- Estuve embarazada.

Diana se tomo unos segundos para valorar si aquello no era una broma de mal gusto y busco en el rostro de su hermana algun resto de ironia, alguna mueca que delatara la intencion de hacerla quedar como una tonta.

– No es una de tus pavadas, ?verdad?

– ?A vos te parece que puedo jugar con eso?

– ?Y me lo decis asi?

– ?Como queres que te lo diga? ?Prenada? ?Encinta? ?Te gusta mas?

– Me gusta que hables claro. Ya me imaginaba que algo raro traias; no ibas a volver porque si, nomas. Pero, ?me queres decir por que tanto misterio? Una vez en la vida, una unica vez podrias hacer las cosas bien, Gabriela.

– Para eso estas vos.

– Dejate de sarcasmos, ?queres? ?Como que estuviste embarazada? ?Estuviste? ?Cuando, estuviste? Me vas a enloquecer.

Gabriela resoplo con algo de fastidio. Se mordio el labio inferior y miro a su hermana con un brillo de decepcion que dejo traslucir en el tono de sus palabras.

– No fue buena idea. Podria ir a un hotel.

– No seas boba. Me ofenderias. Esta es tu casa.

– Si, pero Nando…

– Nando te quiere y, ademas -suspiro-, por lo que esta… ?Vas a contarme o no?

– OK, pero antes dejame tomar un poco de aire.

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