entro en el patio. El hombre se quito la gorra a la vieja usanza al saludar a los tres policias.

– Jorgen Larsson. Vamos directamente, ?no? Bueno, esto es una locura, parece mentira una cosa asi, mi hija esta terriblemente disgustada. Era su poni, y ya sabeis la relacion que tienen las chicas de su edad con sus caballos. Pontus lo era todo para la pobre chica y no para de llorar. No entiendo como alguien puede hacer una cosa asi, es absolutamente incomprensible.

El granjero hablaba por los codos y ninguno de los policias tuvo tiempo de contestar antes de que el hombre estuviera cruzando ya el patio en direccion al prado.

– Si, tanto mi mujer como los chicos estan realmente disgustados, es un autentico caos. Es como si estuvieran en estado de shock.

– Claro -asintio Knutas-, lo comprendo.

– Y Pontus, ?sabe?, tenia algo especial -continuo Jorgen Larsson-. Los chiquillos podian montarlo siempre que querian, y podian hacer con el lo que se les antojara, ya lo creo. Seria dificil encontrar un caballo mas manso, era casi demasiado bueno, ?comprende? Cuando eran mas pequenos se colgaban de el, le arrancaban las crines y le tiraban de la cola y eso, y el se dejaba. Si, y no era joven precisamente, tenia quince anos, asi que antes o despues deberia haber ido al matadero, pero podria haber aguantado unos anos mas, me parece a mi, en vez de terminar de esta manera. Nunca habria podido imaginarme una cosa asi.

– No -logro decir Knutas-. ?Sabe…?

– Ah, si, compre ese caballo cuando nacio nuestro primer hijo, pense que le gustaria montar a caballo, ya sabe. Aqui en el campo no tenemos muchas mas distracciones que los animales y, claro, tenemos tambien una perra, a proposito, ha tenido varios cachorros, y casi siempre tenemos gatitos; esta gata ira ya por la cuarta o quinta camada, asi que tendremos que llevarla a que le hagan un apano, bueno, ya sabe lo que quiero decir. Tenemos tambien conejos, que han tenido crias. Si, bueno, los chicos no tienen mucho mas con lo que entretenerse y, ademas, les gustan los animales y ayudan de buena gana con las vacas y los terneros y, claro, uno tiene que estar agradecido de que sea asi, de que les guste.

– Pero… -intento Knutas.

El granjero no se dio por enterado y continuo hablando.

– El mayor tiene dieciseis anos y ya trabaja como un hombre cuando vuelve de la escuela. Todos los dias, ya lo creo, seguro como un amen en la iglesia. Tenemos cuarenta vacas lecheras y veinticinco terneros. Mi hermano y su mujer trabajan tambien en la granja, la administramos juntos. Ellos viven al otro lado, donde habeis cogido el desvio. Tienen tres hijos, asi que estan al completo, y lo llevamos todo a medias. Ahora estan de vacaciones, en Mallorca, pero vuelven manana y no los he llamado para contarles esta desgracia. Solo van a preocuparse sin necesidad, mejor esperar. Pero esto es muy desagradable, nunca he visto nada igual.

Knutas miraba fijamente a Jorgen Larsson, el cual, sin apenas recuperar el aliento, continuo hablando sin parar. Habian llegado hasta la alambrada y el granjero senalo con su dedazo hacia el bosquecillo.

– El caballo esta ahi fuera sin cabeza. Si, nunca habia visto nada tan horrible. A ese cabron le tiene que haber costado Dios y ayuda arrancarsela, no se si la habra serrado o cortado con un hacha o como lo habra hecho.

– ?Donde estan los otros caballos? -dijo Knutas alzando la voz para detener la incontrolable verborrea del campesino.

– Si, los hemos metido dentro. Puede que intentara hacerles dano a ellos tambien, ?quien sabe? Aunque por lo que hemos podido apreciar no tienen ninguna lesion. Las ovejas las hemos dejado fuera -anadio Jorgen Larsson justificandose-, parece que no les hizo nada.

Knutas habia desistido de intentar preguntar al granjero y permanecia callado. Tendria que esperar.

Jorgen Larsson quito la aldabilla y aparto con decision a las ovejas que se agolpaban a su alrededor.

Los policias trataron de seguir las zancadas del campesino a traves del prado.

En el lugar donde yacia el caballo, una bandada de cuervos graznaba sobre el cadaver.

En medio de la bucolica estampa estival del prado, la pendiente tapizada de verde y el mar que centelleaba en la ensenada, yacia un poni musculoso, con el vientre orondo y la cola tupida, pero el cuello acababa en una enorme herida sanguinolenta.

– ?Que demonios ha pasado aqui? -estallo Knutas.

Por primera vez el granjero se quedo sin palabras.

Para Johan Berg, reportero de television, la actualidad informativa de aquel miercoles por la manana parecia cualquier cosa menos buena. No pasaba nada en absoluto. Se hallaba sentado frente a la polvorienta mesa de trabajo en la pequena redaccion local que la Television Sueca tenia en el centro de Visby. Habia hojeado los periodicos de la manana y habia escuchado las noticias locales, y se quedo asombrado al comprobar como las redacciones conseguian llenar paginas y emisiones, pese a que no contenian ni pizca de novedades informativas. Habia hablado con Pia Lilja, la fotografa de Gotland con la que trabajaba durante el verano, y le habia dicho que podia llegar mas tarde. Era absurdo que ambos estuvieran alli sentados como dos pasmarotes.

Se puso a repasar desanimado los papeles y las actas municipales de los ultimos dias con la vaga esperanza de encontrar algo. El encargo que el redactor jefe, Max Grenfors, le habia hecho aquella manana desde la redaccion central en Estocolmo se le antojaba totalmente imposible, encontrar una noticia y preparar un reportaje para la emision de la tarde. «Preferiblemente, algo con lo que podamos abrir la emision. Andamos mal de contenidos y necesitamos una cronica tuya.» ?No habia oido antes el mismo rollo?

Johan llevaba doce anos trabajando como periodista de sucesos en las noticias regionales de SVT, la television publica sueca. Noticias Regionales cubria la actualidad informativa de las provincias de Estocolmo, Uppsala y Gotland. De este modo, Johan tenia encomendada la informacion local de la isla de Gotland, y ahi entraba todo: desde unas vacas perdidas hasta el incendio en una escuela pasando por la saturacion del servicio de urgencias del hospital. Antes el seguimiento informativo se hacia desde Estocolmo, pero la SVT habia decidido, a modo de prueba, restablecer la redaccion local durante el verano y Johan habia conseguido el trabajo de corresponsal. Llevaba ya dos meses viviendo en la isla y no lo cambiaria por ningun lugar del mundo. El amor lo habia conducido hasta aqui y, pese a que aun quedaban muchos obstaculos que salvar, estaba firmemente convencido de que Emma Winarve, la profesora del barrio de Roma, y el acabarian viviendo juntos. Se conocieron y se enamoraron cuando Johan estaba cubriendo la informacion de un asesinato. Emma estaba casada y tenia dos hijos cuando iniciaron su relacion. Ahora acababa de divorciarse y estaba esperando la llegada del hijo de ambos de un dia para otro. El hijo de ella y de el.

A Johan aun le costaba hacerse a la idea de que iba a ser padre. Era algo demasiado grande, demasiado intangible. Emma, para gran decepcion suya, quiso esperar antes de irse a vivir juntos, dejar pasar el tiempo, como ella decia. Sus hijos Sara y Filip eran todavia muy pequenos. Habia que darles tiempo para que pudieran adaptarse a la nueva situacion: vivir ahora la mitad del tiempo en casa de su padre y la otra mitad en casa de su madre, que iban a tener un hermanito. Emma queria tomarse las cosas con calma y Johan, como tantas otras veces antes, tuvo que armarse de paciencia. A veces le parecia que hasta ahora toda su relacion se basaba en que el la esperara a ella.

En su fuero interno estaba convencido de que avanzaban en la direccion correcta, de que al final acabarian juntos. Lo habia creido todo el tiempo y ahora no estaba menos convencido de ello. Emma habia decidido tener un hijo suyo, eso era suficiente para el. De momento.

En lo referente a su situacion laboral en Gotland, habia muchas cosas que le gustaban: la libertad, su colaboracion con Pia funcionaba bien, y era agradable librarse de sentir el aliento del redactor jefe en la nuca, si bien, a veces, experimentaba la misma presion pese a que la distancia era grande. Por supuesto, echaba de menos los trabajos importantes relacionados con la delincuencia en Estocolmo, asi como su piso y a sus amigos, pero el nuevo rumbo que habia tomado su vida hacia que Gotland fuera el lugar donde preferia estar.

Trabajar en una redaccion local con un equipo pequeno tambien tenia muchas ventajas. Disponia de un amplio margen para organizar su trabajo y hallaba una enorme satisfaccion en poder decidir el mismo su jornada laboral. Pia y el procuraban hacer un reportaje cada dia y eso era suficiente. Ellos se organizaban a su manera. Y mientras enviaran reportajes aceptables y medianamente interesantes, la redaccion central estaria satisfecha.

Justo en ese momento estaban pensando en hacer una serie de reportajes sobre los elevados precios de la vivienda. A Johan le sorprendia que hubiera gente que pagara varios millones de coronas por una casita en Visby dentro del recinto amurallado, y que el precio que habia que desembolsar por un piso fuera comparable al de los barrios mas lujosos de Estocolmo. Por muy atractivo que resultase el centro medieval de Visby existian enormes

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