solo el pasado.

No el presente. Ni el futuro. Lo unico que contaba era el tiempo pasado.

Desde luego que percibio el desprecio en sus ojos cuando le preguntaron por la nina. Pero ellos jamas lo entenderian. Aquella nina era imposible, intratable, impertinente. Hasta que Charlotte y Niclas no se mudaron con ellos, no se dio cuenta de lo grave que era la situacion, de lo malvada que era aquella criatura. Al principio le choco, pero con el tiempo vio en ello la mano del destino. La nina era como Agnes, su madre. Tal vez no en el fisico, pero sus ojos reflejaban la misma maldad. Pues habia llegado a comprenderlo con los anos: su madre era un ser malvado. Lilian disfruto viendo como los anos la consumian. Hizo que la trasladaran cerca. No para poder visitarla, sino por la sensacion de control que le producia negarle las visitas que ella tanto anoraba en su ocioso hastio. Nada le producia mas placer que la certeza de que su madre estaba alli, tan cerca y, aun asi, tan lejos, pudriendose por dentro.

Su madre era malvada, igual que la nina. Lilian vio como la pequena destrozaba a la familia y destruia el lazo endeble que mantenia unido el matrimonio de Charlotte y Niclas. Sus constantes accesos de ira y su exigencia de atencion los iban desgastando, lo cual los llevaria a no ver otra salida que la separacion. Y eso era algo que ella no podia consentir. Sin Niclas, Charlotte seria insignificante. Una mujer sola, sin carrera, con sobrepeso, sin el respeto que llevaba aparejado un hombre de exito. Habria quienes dirian que eso estaba pasado de moda, que ya no se estilaba casarse con un hombre mas rico. Pero Lilian sabia lo que se hacia. En la sociedad en que vivian, la posicion aun era muy importante y ella queria que asi fuese. Sabia que, cuando hablaban de ella, la gente decia: «Lilian Florin, si, ya sabes, su yerno es medico». Y eso le garantizaba respeto. Pero la nina estaba destruyendolo todo.

Asi que hizo lo que tenia que hacer. Aprovecho que Sara habia olvidado el gorro. Por eso volvio a casa antes de ir a la de Frida. En realidad, no sabia por que, pero, de repente, se le presento la ocasion. Stig dormia profundamente tras haberse tomado sus somniferos y ni una bomba lo habria despertado. Charlotte estaba abajo, en el sotano, y Lilian sabia que alli apenas llegaban los ruidos de arriba. Albin tambien dormia y Niclas estaba en el trabajo.

Resulto mas facil de lo que habia pensado en un principio. A la nina le parecio muy divertido lo de banarse con la ropa puesta. Cierto que presento cierta resistencia cuando ella intento alimentarla con Humildad, pero no era lo bastante fuerte para oponerse. Y mantenerle la cabeza bajo el agua tampoco resulto dificil. Lo unico complicado fue echarla al mar sin que nadie la viese. Pero Lilian sabia que el destino estaba de su parte, que no podia fracasar. Envolvio a Sara en una manta, la llevo en brazos, la solto en el agua y se quedo a ver como se hundia. Solo tardo unos minutos y, tal y como ella esperaba, la suerte estuvo de su lado y nadie la vio.

Lo otro fue una inspiracion del momento. Cuando la policia empezo a husmear detras de Niclas, supo que ella era la unica que podia salvarlo. Se vio obligada a buscarle una coartada y, muy oportunamente, encontro al nino en el carrito detras de la tienda de Jarnboden. ?Que irresponsabilidad, dejar asi a un nino, sin vigilancia! Desde luego, su madre merecia una leccion. Y Niclas estaba en el trabajo, de eso estaba segura, asi que la policia tendria que eliminarlo de la investigacion.

El ataque a la hija de Erica tambien era una especie de leccion. Cuando Niclas menciono que ella le habia dicho que ya era hora de que se mudaran a una casa propia, sintio una rabia tal que la noche se hizo en sus ojos. ?Que derecho tenia Erica a opinar? ?Que derecho tenia a inmiscuirse en sus vidas? No le costo el menor trabajo llevar al bebe dormido al otro lado de la casa. La ceniza fue una advertencia. No se atrevio a quedarse para presenciar la expresion de Erica cuando abriese la puerta y viese que su hija habia desaparecido. Pero se la imagino y eso la lleno de alegria.

El sueno empezo a vencerla mientras descansaba en la camilla y cerro los ojos. Una serie de rostros bailaban en su retina una danza surrealista. Su padre, Lennart y Sara bailaban en corro y, detras de ellos, el rostro de Stig, consumido y escualido. Pero en el centro del corro estaba su madre. Bailaba una danza intima con el monstruo como pareja, muy pegados el uno al otro, con la cara junta. Su madre susurraba: «Mary, Mary, Maaaryyy…».

Despues la oscuridad del sueno se apodero de ella.

Agnes se compadecia profundamente de si misma mientras miraba por la ventana de la residencia de ancianos. Al otro lado del cristal, la lluvia volvia a repiquetear y casi la sentia azotando su rostro.

No comprendia por que Mary no iba a visitarla. ?De donde provenia todo aquel odio, toda aquella amargura? ?Acaso no habia hecho siempre cuanto pudo por su hija? ?No fue la mejor madre posible? Todo lo que se torcio por el camino… no habia sido culpa suya. Los demas eran los culpables, no ella. Si la suerte hubiese estado de su lado alguna vez, las cosas habrian sido de otro modo. Pero Mary no lo comprendia. Ella creia que Agnes podria influir sobre las desgracias que les sobrevenian y, por mas que se lo explico, la nina no quiso escucharla. Tantas largas cartas como le habia escrito desde la carcel en las que, con todo lujo de detalles, le explicaba por que no debia culparla de nada de lo sucedido… Pero era como si la muchacha no fuese receptiva a sus mensajes, como si se hubiese endurecido.

Lo injusto del comportamiento de Mary inundaba de lagrimas sus ancianos ojos. Jamas recibio nada de su hija, pese a que Agnes no hizo mas que dar, dar y dar. Todo lo que Mary interpreto como actos de maldad por su parte, en realidad eran por su bien. De hecho, ella no hallaba ninguna satisfaccion en castigarla o en decirle que estaba gorda y fea, al contrario. No, a ella le dolia verse en la necesidad de ser tan dura, pero era su deber de madre. Y una parte del cumplimiento de su deber dio resultado, puesto que Mary termino por corregirse y deshacerse de sus michelines. Y todo gracias a su madre, aunque ella no se lo agradeciese.

Una rama golpeo la ventana, agitada por una violenta rafaga de viento. Agnes dio un respingo en la silla de ruedas, pero enseguida se calmo y sonrio para si. ?Iba a volverse asustadiza a la vejez? Ella, que nunca habia tenido miedo de nada… Salvo de ser pobre, como le ensenaron los anos en que fue esposa de un picapedrero. El frio, el hambre, la suciedad, la humillacion…, todo aquello le infundio un miedo visceral a la pobreza. Creyo que los hombres que conociese en Estados Unidos serian su billete para salir de la miseria; luego lo creyo de Ake y despues de Per-Erik. Pero todos la habian traicionado. Todos rompieron sus promesas, igual que su padre. Y todos recibieron su castigo.

Al final Agnes siempre tenia la ultima palabra. La caja azul de madera y su contenido le sirvieron como recordatorio permanente de que ella y solo ella podia determinar su propio destino. Y de que todos los medios valian.

Fue a recoger la caja de las cenizas la ultima noche antes de partir a America. Al abrigo de la oscuridad, acudio al lugar del incendio y recogio un punado de ceniza del lugar donde sabia que habian ardido los cuerpos de Anders y los ninos. Entonces no supo por que, pero a medida que fueron pasando los anos, comprendio la causa de su impulsiva decision. La caja con la ceniza la obligaba a recordar siempre lo facil que resultaba ejecutar cualquier empresa para conseguir los propios fines.

El plan fue presentandose a su razon poco a poco, segun se acercaba el dia de la partida hacia America. Sabia que su suerte estaria echada si se dejaba transportar como una vaca con la familia, que su destino seria como un lastre amarrado a sus pies. Sola, en cambio, tendria la posibilidad de labrarse un futuro propio y distinto, un porvenir en el que la pobreza no fuese mas que un recuerdo remoto.

Anders no tuvo tiempo de percatarse de lo que sucedia. Le clavo el cuchillo hasta el puno en medio del corazon y su esposo cayo como un fardo de carne sobre la mesa de la cocina.

Los ninos dormian. Ella entro en su habitacion, saco el almohadon sobre el que descansaba la cabeza de Karl y lo apreto contra su cara. Luego se sento sobre el dejando caer todo su peso. Fue tan facil… El nino pateo un instante, pero no emitio ningun sonido audible a traves del almohadon, asi que Johan siguio durmiendo placidamente mientras su hermano gemelo moria asfixiado. Despues le llego su turno. Agnes repitio el procedimiento. Resulto un poco mas dificil. Johan siempre fue algo mas fuerte y corpulento que Karl, pero tampoco el logro resistir mucho rato y pronto quedo tan exanime como su hermano. Los vio a los dos con los ojos muertos, fijos en el techo, pero curiosamente Agnes no sentia nada. Era como si hubiese reestablecido el orden natural de las cosas. Esos ninos no deberian haber nacido jamas y ahora habian dejado de existir.

Sin embargo, aun le faltaba algo por hacer antes de poder continuar con su vida. Reunio un monton de ropa de los ninos en el suelo y fue a la cocina. Saco el cuchillo del pecho de Anders y arrastro su cadaver hasta el dormitorio de los pequenos. El era mucho mas corpulento y pesado que ella y, cuando lo dejo caer como un saco en el lugar deseado, Agnes estaba empapada de sudor. Fue a buscar un poco de aguardiente, rocio el monton de ropa y encendio un cigarrillo. Dio varias caladas con sumo placer antes de depositar la colilla encendida sobre el

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