era soleado y calido, el hombre salio de paseo patinando por el hielo y se perdio. El equipo de salvamento maritimo y la policia le estuvieron buscando durante tres dias. Annika se encontraba a bordo del helicoptero que le rescato.

De pronto supo exactamente que tenia que hacer.

Thomas se levanto de la cama. No podia dormir mas. Fue al cuarto de bano a orinar, luego se puso de nuevo a mirar el palacio. El trafico se habia extinguido. Las fachadas iluminadas del palacio, el resplandor de las farolas, la profundidad del negro espejo, la vista era realmente fascinante. Sin embargo sentia que no la aguantaria un segundo mas. Era como si hubiera perdido a Annika en esa habitacion. Era alli donde habia comprendido que quiza ella se habia ido para siempre.

Se froto los ojos secos y enrojecidos y suspiro profundamente. Lo habia decidido. Abandonaria el hotel tan pronto como los ninos se despertaran e irian a casa de sus padres en Vaxholm. Celebrarian la Navidad alli. Tenia que comprobar como era la vida diaria sin Annika, tenia que prepararse, si no sucumbiria. Intento imaginar como reaccionaria si le notificaran que Annika habia muerto. No pudo. Lo unico que habria seria un agujero negro sin fondo. Estaria obligado a continuar viviendo, por los ninos, por Annika. Tendrian fotos de mama por todas partes, hablarian frecuentemente de ella y celebrarian su cumpleanos…

Se alejo de la ventana y comenzo a llorar de nuevo.

– ?Por que lloras, papa?

Kalle estaba en el umbral del dormitorio. Thomas se recompuso rapidamente.

– Estoy triste porque mama no esta aqui. La echo de menos.

– Los mayores tambien estan tristes a veces -dijo Kalle. Thomas se acerco al nino y lo cogio en brazos.

– Si, tambien lloramos cuando nos sentimos mal. Pero ?sabes una cosa? Tienes que dormir un poco mas. ?Sabes que dia es hoy?

– ?Nochebuena! -exclamo el nino.

– ?Chis!, vas a despertar a Ellen. Si, es Nochebuena y esta noche viene Papa Noel. Para entonces tendras que estar descansado, asi que metete en la cama un rato mas.

– Tengo que hacer pis -anuncio Kalle y se escapo de los brazos de Thomas.

Al regresar del cuarto de bano pregunto:

– ?Por que no viene mama?

– Vendra mas tarde -respondio Thomas y beso al nino en el pelo-. ?A la cama!

Despues de arropar al nino con el mullido edredon del Grand Hotel su vista se poso en la radio-despertador, junto a la cama. Las cifras digitales rojas coloreaban de rosa la esquina de la funda de la almohada. Eran las 5.49.

– Esto esta bien-anuncio Beata satisfecha-. Era justo lo que queria.

Annika estaba ligeramente aletargada, pero se sento rapidamente cuando el Dinamitero comenzo a hablar.

– Me alegro de que te guste -respondio-. Lo he hecho lo mejor que he podido.

– Si, lo has hecho bien de verdad. Me gustan las profesionales -replico Beata y sonrio.

Annika le devolvio la sonrisa y permanecieron sonriendo hasta que Annika decidio poner en practica su plan.

– ?Sabes que dia es hoy? -pregunto y continuo sonriendo.

– Nochebuena, ?claro! -exclamo Beata y se rio-. ?Claro que se que dia es!

– Si, pero los dias antes de Navidad pasan muy rapido. Casi nunca consigo comprar todos los regalos. ?Pero sabes una cosa? Tengo una cosa para ti, Beata.

La mujer sospecho inmediatamente.

– No has podido comprarme ningun regalo, tu no me conoces.

Annika sonreia tanto que le dolia la mandibula.

– Ahora te conozco. El regalo se lo habia comprado a una amiga, a una chica que se lo merece. Pero tu lo necesitas mas.

Beata no la creia.

– ?Por que me ibas a dar un regalo a mi? Yo soy el Dinamitero.

– El regalo no es para el Dinamitero -contesto Annika con voz decidida-. Es para Beata, una chica que las ha pasado muy putas. Tu realmente necesitas un buen regalo por todo lo que te ha ocurrido.

Annika observo como las palabras deshacian las defensas de Beata. La mujer comenzo a mirar erratica y a toquetear el cable.

– ?Cuando lo compraste? -pregunto insegura.

– El otro dia. Es muy bonito.

– ?Donde esta?

– En mi bolso. Esta en el fondo, debajo de las compresas.

Beata se sobresalto, justo lo que Annika habia presentido. Beata no se llevaba bien con sus funciones corporales femeninas.

– Es un paquetito muy bonito -dijo Annika-. Si me traes el bolso te doy tu regalo de Navidad.

Annika vio automaticamente que Beata no se tragaba el cuento.

– No intentes nada -le advirtio amenazadoramente y se levanto.

Annika suspiro tenuemente.

– No soy yo quien suele ir con el bolso lleno de dinamita. No hay nada en el, aparte de un bloc, algunos boligrafos, un paquete de compresas y un regalo para ti. ?Miralo tu misma!

Annika contuvo la respiracion, se la estaba jugando. Beata dudo un instante.

– No quiero fisgonear en tu bolso -replico.

Annika suspiro pesadamente.

– ?Que pena! El regalo te hubiera sentado bien.

Eso hizo que Beata se decidiera. Dejo la pila y el cable en el suelo y agarro la cuerda.

– Si intentas algo, tiro de ella.

Annika levanto las manos y sonrio. Beata retrocedio hasta el lugar donde el bolso habia caido hacia mas de dieciseis horas. Sujeto las dos correas con una mano y la cuerda con la otra. Comenzo a acercarse a Annika lentamente.

– Yo me quedo aqui vigilandote todo el tiempo -dijo y dejo caer el bolso sobre las piernas de Annika.

El corazon de Annika latia de tal manera que resonaba en su cabeza. Le temblaba todo el cuerpo. Esta era su unica oportunidad. Sonrio a Beata y confio en que el pulso no le palpitase en sus sienes. Entonces dirigio la vista hacia las piernas de Beata. Su mano todavia sujetaba las dos correas. Introdujo la mano con cuidado en el bolso y encontro el paquete a la primera, la cajita con el broche granate que habia comprado para Anne Snapphane. Rapidamente comenzo a tocar las cosas del fondo.

– ?Que haces? -pregunto Beata y tiro del bolso.

– Lo siento -contesto Annika y apenas podia distinguir su voz tras los latidos de su corazon-. No lo encuentro. Deja que lo busque otra vez.

Beata dudo unos segundos. El corazon de Annika se detuvo. No podia suplicar, si no, estaria perdida. Tenia que aprovecharse de la curiosidad de Beata.

– No quiero decirte lo que es, pues dejaria de ser una sorpresa. Pero estoy segura de que te gustara -dijo Annika.

La mujer volvio a alargar el bolso y Annika respiro profundamente. Metio un brazo con decision, localizo el regalo, y justo al lado estaba el movil. «?Dios mio! -penso-, ?espero que el cable manos libres este conectado!» El labio superior se le cubrio de sudor. Estaba boca abajo, bien, en caso contrario se veria que la pantalla verde se encendia. Dejo que los dedos pasaran por las teclas, encontro la grande ovalada y pulso, rapida y segura. Luego movio el dedo dos centimetros mas abajo a la derecha, encontro el uno, pulso, y volvio a llevar el dedo a la tecla ovalada para pulsar una tercera vez.

– Ahora, aqui esta -anuncio Annika y cogio el paquete que estaba al lado. Le temblaba todo el brazo cuando lo saco, pero Beata no se dio cuenta. El Dinamitero solo tenia ojos para la cajita envuelta en papel dorado con lazo azul que brillaba en la fria iluminacion. Del bolso no salia ni un sonido, el cable estaba conectado. Beata retrocedio

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