aparicion hasta que la historia ya ha pasado de su ecuador. Pues bien: en contra de tu parecer, las personas no se dividen en principales y secundarias. Yo no soy una secundaria. Tengo mi propia vida, que para mi es tan importante como para ti la tuya, y en mi vida soy yo quien toma las decisiones.

?Un arrebato? ?No es este un arrebato en toda regla?

– Ya basta, Lucy -le dice, y le toma la mano-. ?Me estas diciendo que vas a tener a ese nino?

– Si.

– ?Un nino de esos hombres? -Si.

– ?Por que?

– ?Que por que? Soy una mujer, David. ?Tu crees que odio a los ninos? ?Deberia pronunciarme contra el nino solo por tener en cuenta quien es el padre?

– No seria la primera vez. ?Para cuando lo esperas?

– Para mayo. A finales.

– ?Y estas decidida?

– Si.

– Muy bien. Te confieso que esto es una sorpresa para mi, pero tambien quiero decirte que estoy de tu parte hagas lo que hagas. De eso no te quepa la menor duda. Voy a dar un paseo. Ya hablaremos mas tarde.

?Por que no pueden hablar ahora? Porque el se encuentra alterado por la noticia, porque existe el riesgo de que tambien le de un arrebato.

Segun ha dicho, ella no esta preparada para afrontarlo de nuevo. Por consiguiente, ya ha abortado una vez. Jamas lo hubiera dicho. ?Donde pudo haber sido? ?Mientras vivia todavia bajo. su techo? ?Llego a saberlo Rosalind, de modo que solo el permanecio en la ignorancia?

Los tres de la banda. Tres padres en uno solo. Mas violadores que ladrones, dijo Lucy: violadores y recaudadores de impuestos que merodean por la region y atacan a las mujeres, refocilandose en sus violentos placeres. Bien, pues no es asi: Lucy estaba equivocada. No fueron a violarla, sino a emparejarse y procrear. El espectaculo no se rigio de acuerdo con el principio del placer, sino con el de los testiculos, las bolsas llenas a rebosar de simiente ansiosa de perfeccionarse. Y ahora, ?quien iba a decirlo! ?El nino! Ya esta llamandolo asi, el nino, cuando no es mas que un gusano en el vientre de su hija. ?Que clase de nino podra ser engendrado de una simiente como esa, simiente introducida en la mujer no por amor, sino por odio, y mezclada caoticamente, destinada a ensuciarla, a marcarla, como la orina de un perro?

Un padre sin la elemental sensatez de haber tenido un hijo: ?es asi como ha de terminar todo, es asi como ha de extinguirse su linaje, como el agua que gotea sobre la tierra? ?Quien lo hubiera dicho! Un dia como cualquier otro, un dia de cielo despejado y sol suave, en el que de pronto todo ha cambiado, ha cambiado por completo.

De pie, apoyado de espaldas contra la pared de la cocina, con la cara oculta entre las manos, gime y gime hasta que acuden las lagrimas.

Se instala en la vieja habitacion de Lucy, que ella no ha vuelto a ocupar. Durante el resto de la tarde evita todo contacto con ella, temeroso de decirle alguna barbaridad. A la hora de la cena hay una nueva revelacion. - Por cierto -dice-, el chico ha vuelto. -?El chico?

– Si, el chico con el que tuviste aquella discusion en el festejo de Petrus. Se aloja en casa de Petrus, lo ayuda con la faena. Se llama Pollux.

– Ah, ?no se llama Mencedisi? ?No se llama Neqabayakhe? ?No tiene un nombre impronunciable? ?Solo Pollux?

– P-O-L-L-U-X. Ah, David: te agradeceria mucho que no cargaras tanto las tintas con esa terrible ironia que tienes.

– No entiendo que quieres decir.

– Claro que lo entiendes. Durante anos y anos la empleabas contra mi, cuando era nina, para mortificarme. No se te puede haber olvidado. En cualquier caso, resulta que Pollux es hermano de la esposa de Petrus. No se si eso quiere decir que sean hermanos de verdad, pero Petrus tiene obligaciones con el, obligaciones de familia.

– Asi que todo empieza a quedar claro. Ahora, el joven Pollux regresa a la escena del crimen y nosotros hemos de conducirnos como si no hubiera pasado nada.

– Es mejor que no te indignes, David. Eso no sirve de nada. Segun Petrus, Pollux ha dejado sus estudios y no consigue encontrar trabajo. Solo queria avisarte de que anda por ahi. Yo que tu me cuidaria de no meterme con el. Sospecho que le pasa algo raro. Pero yo no puedo ordenarle que permanezca fuera de la propiedad. Eso no esta en mi mano.

– Sobre todo… -No termina la frase.

– Sobre todo, ?que? Dilo.

– Sobre todo si se tiene en cuenta que puede ser el padre del nino que llevas en tu vientre. Lucy, tu situacion empieza a ser ridicula, peor que ridicula: siniestra. No entiendo como es posible que no te des cuenta. Te lo suplico otra vez: abandona la granja antes de que sea demasiado tarde. Es lo unico que puedes hacer con un minimo de cordura.

– Deja de llamarla la granja, David. Esto no es una granja, no es mas que un terreno en donde cultivo algunas flores y hortalizas. Los dos lo sabemos de sobra. Pero no, no renunciare a ello.

Se acuesta con una gran congoja en el corazon. Entre Lucy y el no ha cambiado nada, nada ha sanado. Siguen hablandose con la misma brusquedad con que se hablaban antes de que el se fuese.

Por la manana, se acerca hasta la verja recien levantada. La mujer de Petrus esta tendiendo la colada detras del viejo establo.

– Buen dia -dice-. Molo. Estoy buscando a Petrus.

Ella no lo mira a la cara; senala con gesto languido hacia la casa en construccion. Se mueve con lentitud y pesadez; se acerca la hora. Hasta el se da cuenta de eso.

Petrus esta colocando los vidrios en las ventanas. Hay todo un largo parlamento de salutaciones que deberia repasar de cabo a rabo, pero no esta de humor para eso.

– Me dice Lucy que el chico ha vuelto -dice-. Pollux. El chico que la ataco.

Petrus limpia el cuchillo y lo deja en el alfeizar.

– Es pariente mio -dice, y subraya la p tal vez sin querer-. ?Debo decirle ahora que se largue solo porque paso lo que paso?

– Me dijiste que no lo conocias. Me mentiste.

Petrus se coloca la pipa entre los dientes amarillentos y succiona con todo su vigor. Se la quita de los labios y esboza una amplia sonrisa.

– Miento -dice-. Yo le miento a usted. -Vuelve a dar una calada-. ?Por que iba a mentirle?

– A mi no me lo preguntes, Petrus. Eso lo sabras tu. ?Por que mientes?

Ha desaparecido su sonrisa.

– Usted se larga, luego vuelve… ?Por que? -Le lanza una mirada desafiante-. Aqui no tiene trabajo. Usted viene a cuidar de su hija. Yo tambien cuido de mi hijo.

– ?Tu hijo? ?Ahora resulta que el tal Pollux es hijo tuyo?

– Si. Es un hijo, un nino. Es de mi familia, de mi pueblo. Asi que eso es. Se acabaron las mentiras. De mi pueblo.

Una respuesta tan clara como podia desear. Asi pues, Lucy es de su pueblo.

– Dice usted que fue mala cosa lo que paso -sigue diciendo Petrus-. Yo tambien digo que es mala cosa. Mala. Pero ya ha terminado. -Se quita la pipa de la boca y corta el aire con vehemencia, blandiendo el tallo-. Se ha terminado.

– No se ha terminado. Para nada. Y no hagas como que no sabes de que estoy hablando. No se ha terminado. Al contrario, esto no ha hecho mas que empezar. Y durara hasta mucho despues de que tu y yo hayamos muerto.

Petrus lo mira con aire meditabundo, sin fingir que no entiende.

– Se casara con ella -dice por fin-. Se casara con Lucy, solo que todavia es demasiado joven, demasiado joven para casar. Todavia es un nino.

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