Los ojos de Emily Kline se llenaron de lagrimas.

– ?Desde cuando lo sabes?

– Mama, quiero que nunca mas vuelvas a tenerme miedo; las dos tenemos nuestro caracter, somos distintas y nuestras vidas no seran iguales. Pero a pesar de mis golpes de genio, jamas te he juzgado ni lo voy a hacer nunca. Eres mi madre, y asi lo siento en mi corazon, y pase lo que pase, es el lugar que ocuparas hasta el fin de mis dias.

La senora Kline estrecho a su hija entre sus brazos mientras Kali regresaba y se colaba entre las dos mujeres. Despues de todo, ella tambien ocupaba un lugar.

– ?Quieres que te lleve con mi coche? -pregunto la senora Kline, secandose los ojos con el dorso de la mano.

– No, voy a caminar, tengo que eliminar toda la cena.

Lauren se alejo, saludando a su madre con un gesto. Kali dudo unos instantes, volviendo la cabeza a derecha e izquierda. Apretando el palo entre sus mandibulas con todas sus fuerzas, se lanzo hacia su duena. Lauren se agacho, acaricio la cabeza de su perra y le murmuro al oido: -Ve con ella; no quiero que se quede sola esta noche.

Cogio el trozo de madera y lo lanzo hacia su madre. Kali se alejo ladrando hacia Emily Kline.

– ?Lauren?

– ?Si?

– Nadie creia en ello, fue un milagro.

– ?Lo se!

Su madre se acerco unos pasos.

– Las flores de tu apartamento… no fui yo quien te las regalo.

Lauren la miro, intrigada. La senora Kline se metio la mano en el bolsillo y saco una cartita arrugada que entrego a su hija.

Entre los pliegues del papel, Lauren leyo las dos palabras que habia escritas.

Sonrio y beso a su madre antes de alejarse apresuradamente.

Los primeros fulgores del dia centelleaban en la bahia.

Arthur estaba despierto. Se levanto y se aventuro por el pasillo. Recorrio el suelo de linoleo saltando de un cuadro negro a uno blanco como en un tablero de ajedrez que no tuviera fin.

La enfermera de la planta salio de su puesto para ir a su encuentro. Arthur le aseguro que se encontraba bien. Ella recibio la noticia con satisfaccion y lo acompano de nuevo a su habitacion. Debia tener un poco mas de paciencia: a finales de semana podria salir.

Cuando la enfermera desaparecio, Arthur cogio el telefono y marco un numero. Paul descolgo.

– ?Molesto?

– En absoluto -mintio Paul-; ?no quiero mirar el reloj!

– ?Tenias toda la razon! -dijo Arthur, entusiasmado-. Voy a devolverle el color a esa casa, restaurare la fachada, arreglare las ventanas, lijare y barnizare todos los suelos, incluido el del porche; haremos que aquel artesano del que me hablaste pula todas las baldosas; lo rehabilitare todo, sera como antes, hasta el balancin recobrara su juventud.

Paul se estiro. Con los ojos cerrados por el sueno, miro el despertador encima de la mesita de noche.

– ?Estas en una reunion de obra a las seis menos cuarto de la manana?

– Reconstruire el tejado del garaje en la zona alta del jardin, plantare otra vez los rosales y devolvere la vida a aquel lugar.

– ?Y piensas hacerlo ahora, o puede esperar un poquito? -pregunto Paul, cada vez mas enervado.

– Empezaras a hacer los calculos el lunes -prosiguio Arthur con entusiasmo -, las obras se iniciaran dentro de un mes y yo vendre los fines de semana para ver como avanza hasta que todo este terminado ?Me ayudaras?

– Ahora voy a dormir. Si en suenos me cruzo con un carpintero, le pedire un presupuesto y te volvere a llamar cuando me despierte, ?papanatas!

Y colgo.

– ?Quien era? -quiso saber Onega, acurrucandose contra el.

– ?Un chalado!

La tarde languidecia bajo el calor estival. Lauren aparco detras de la zona reservada a los vehiculos policiales. Entro en la comisaria y le explico al agente de guardia que queria ver a un inspector que estaba retirado; respondia al nombre de George Pilguez. El policia senalo un banco que tenia delante. Descolgo el telefono y marco un numero.

Tras unos minutos de conversacion, garabateo una direccion en un bloc de notas y le hizo una senal a Lauren va que se acercara.

– Tenga -dijo, tendiendole una hoja-. La esta esperando.

La casita se encontraba al otro extremo de la ciudad, entre las calles Quince y Dieciseis. Lauren aparco en la avenida. George Pilguez estaba en el jardin, oculto entre las tijeras de podar y las rosas que acababa de cortar.

– ?Cuantos semaforos se ha saltado? – dijo, mirando el reloj-. Yo nunca he logrado hacer ese tiempo, ni siquiera con la sirena.

– ?Bonitas flores! -contesto Lauren.

Incomodo, el inspector le propuso a Lauren que se sentara bajo la pergola.

– ?Que puedo hacer por usted?

– ?Por que no lo detuvo?

– Debo de haberme perdido algo: no comprendo su pregunta.

– ?Al arquitecto! Se que fue usted quien me devolvio al hospital.

El viejo inspector miro a Lauren y se sento haciendo una mueca.

– ?Quiere una limonada?

– Preferiria que contestase a mi pregunta.

– Dos anos jubilado, y el mundo ya gira al reves. ?Solo quedaba por ver que los medicos interroguen a los polis!

– ?Tan embarazosa es la respuesta?

– Todo depende de lo que usted sepa y lo que no.

– ?Lo se casi todo!

– Entonces, ?por que ha venido?

– ?Porque me da terror ese «casi»!

– ?Ya sabia yo que me caeria usted simpatica! Voy a buscar esos refrescos y vuelvo enseguida.

Dejo las flores en el fregadero de la cocina y se quito el delantal. Despues de sacar dos latas del frigorifico, hizo un breve alto delante del espejo del pasillo, el tiempo justo para poner un poco de orden en los ultimos cabellos que le quedaban.

– ?Estan frescas! -dijo, sentandose a la mesa.

Lauren le dio las gracias.

– ?Su madre no presento ninguna denuncia, asi que no tenia ningun motivo para enchironar a su arquitecto!

– Por un secuestro, el Estado deberia haberse presentado como acusacion civil, ?no es asi? -pregunto Lauren, bebiendo un sorbo de limonada.

– Si, pero tuvimos un problemilla: se perdio la carpeta. Ya sabe como son estas cosas: ?a veces, las comisarias estan muy desordenadas!

– No quiere ayudarme, ?verdad?

– ?Todavia no me ha dicho que esta buscando!

– Intento comprender.

– Lo unico que hay que comprender es que ese tipo le salvo la vida.

Вы читаете Volver A Verte
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×