Aproximo una silla y se sento junto al lecho sin soltarme las manos. La luz fluorescente formaba un halo dorado en torno a su cabeza.

– Estoy en casa de Monica -dijo tras aclararse la garganta-. Ella ira a McGill a los cursos de verano y vivira en casa. Su familia cuida muy bien de mi.

Hizo una pausa sin saber que debia decir.

– Tengo a Birdie conmigo.

Miro hacia la ventana y luego de nuevo a mi.

– Una mujer policia habla conmigo dos veces al dia y me traera aqui siempre que quiera. -Se inclino hacia adelante y apoyo los antebrazos en la cama-. Has estado mucho tiempo dormida.

– Propongo portarme mejor.

– Papa llama cada dia para asegurarse de que estoy bien y pregunta por ti -anadio con nerviosa sonrisa.

Sensacion de culpabilidad y perdida se sumaron a las emociones que bullian en mi.

– Dile que estoy bien.

La enfermera regreso silenciosa y se quedo junto a Katy, que comprendio la senal.

– Volvere manana -prometio.

Por la manana recibi mas informacion sobre Fortier.

– Desde hace anos es un delincuente sexual. Sus antecedentes se remontan a 1979. Mantuvo un dia y medio encerrada a una muchacha cuando tenia quince anos, pero fue un incidente sin consecuencias. Su abuela logro impedir que se presentara a los tribunales y no figuran datos de que fuese arrestado. Solia escoger a una mujer, seguirla, conservar datos acerca de sus actividades. Finalmente fue detenido por agresion en 1988…

– A su abuela.

Otra extrana mirada de Claudel. Adverti que su corbata de seda era de identico color malva que su camisa.

– Oui. En aquella ocasion un psiquiatra designado por el tribunal lo califico de paranoico y compulsivo.

Se volvio hacia Ryan y anadio:

– ?Que mas indicaba aquel tipo? Ira terrible, potencial de violencia, en especial contra las mujeres.

– Cumplio seis meses de condena y lo soltaron. Tipico.

En esta ocasion Claudel se limito a mirarme. Apreto el entrecejo con los dedos y prosiguio:

– Salvo en el caso de la muchacha y de la abuela, en realidad hasta aquel punto Fortier solo habia hecho mucho ruido. Pero al asesinar a Grace Damas descubrio un placer especial que lo hizo pasar a hechos mayores. Fue en aquel momento cuando alquilo su primer escondrijo. El de la rue Berger fue el ultimo.

– No queria compartir su aficion con su mujer -dijo Ryan.

– ?De donde obtenia el dinero para el alquiler si solo trabajaba media jornada?

– Su mujer trabaja. Probablemente se lo sacaba contandole alguna mentira. O quiza tenia otra aficion que aun desconozcamos. Seguro que no tardaremos en descubrirla.

Claudel reanudo su exposicion con expresion ausente.

– Un ano despues comenzo a perseguir en serio, de manera sistematica. Usted no se equivocaba en cuanto al metro. Se aficiono al numero seis. Comenzo viajando seis paradas y luego seguia a una mujer que se adecuara a su prototipo. Su primera eleccion recayo en Francine Morisette-Champoux. Nuestro hombre coge el metro en Berri-UQAM, se apea en Georges Vanier y la sigue hasta casa. La acosa durante varias semanas y por fin se decide a actuar.

Recorde las palabras de la mujer y senti una oleada de ira. Deseaba sentirse segura, intocable en su hogar: la habitual fantasia femenina. La voz de Claudel me devolvio a la realidad.

– Pero el acecho continuado es demasiado arriesgado, algo incontrolado para el, por lo que se le ocurre la idea de utilizar los anuncios de ventas de fincas inmobiliarias al ver uno en casa de Morisette-Champoux. Es el acceso perfecto.

– ?Y Trottier? -Me sentia enferma.

– En esa ocasion utilizo la linea verde, se apeo en su sexta parada y salio en Atwater. Estuvo dando vueltas hasta que localizo un letrero. El piso de su padre. Observa, se toma su tiempo, ve entrar y salir a Chantale. Dice que distinguio el letrero del Sacre Coeur en su uniforme y que incluso fue a la escuela algunos dias. Luego se produjo la emboscada.

– Por entonces tambien habia encontrado un lugar mas seguro donde asesinar -intervino Ryan.

– El monasterio: perfecto. ?Como accedio Chantale a seguirlo?

– Un dia aguarda hasta que sabe que esta sola, llama a la puerta y le dice que desea ver la casa. Se presenta como un comprador potencial. Pero ella no lo deja entrar. Al cabo de unos dias la aborda cuando sale de la escuela. ?Que coincidencia! Pretende haberse citado con su padre y no haber encontrado a nadie en la casa. Chantale sabe cuanto desea vender el viejo, por lo que accede a ir con el. El resto ya lo sabemos.

El tubo fluorescente que tenia sobre mi cabeza emitia un suave zumbido. Claudel prosiguio:

– Fortier no desea arriesgarse a enterrar otro cadaver en los jardines del monasterio, por lo que la conduce hasta St. Jerome. Pero tampoco le agrada aquel lugar: es demasiado largo el trayecto en coche. ?Y si alguien lo detiene? Ha visto el seminario y recuerda la llave. En la siguiente ocasion lo hara mejor aun.

– Gagnon.

– Curva de aprendizaje.

– Voila.

En aquel momento aparecio la enfermera, una version mas joven y dulce de mi cuidadora diaria. Leyo mi grafico, me toco la cabeza y me tomo el pulso. Por vez primera adverti que me habian quitado el suero intravenoso del brazo.

– ?Se cansa?

– Estoy perfectamente.

– Si es necesario le administraremos otro calmante.

– Veremos si es necesario -respondi.

Se marcho con una sonrisa.

– ?Y que hay acerca de Adkins?

– Cuando habla de ella se muestra muy agitado -dijo Ryan-. Se cierra en banda. Es como si estuviera orgulloso de las demas, pero que sus sentimientos difirieran en cuanto a ella.

Por el pasillo paso un carrito de medicina, con sus ruedas de caucho deslizandose en silencio sobre el embaldosado.

?Acaso Adkins no se cenia al prototipo?

Una voz mecanica insto a alguien a marcar el 237.

?Por que tan complicado?

Las puertas del ascensor se abrieron y el montacargas se cerro.

– Piense en ello -dije-. El tiene su escondrijo en la rue Berger. El sistema funciona. Encuentra a sus victimas en el metro y en los letreros «en venta», y luego las sigue hasta que llega el momento. Tambien cuenta con un lugar seguro donde sacrificarlas y otro no menos seguro donde ocultar los cadaveres. Tal vez todo funciona demasiado bien. Tal vez ya no existe emocion, por lo que tiene que aumentar los riesgos. Y decide volver a introducirse en los hogares de las victimas como habia hecho con Morisette-Champoux.

Recorde las fotos. El descompuesto chandal. El rojo charco de sangre que rodeaba el cadaver.

– Pero se vuelve chapucero. Sabemos que llamo previamente para concertar una entrevista con Margaret Adkins. No contaba con que el marido telefoneara durante la visita. Tiene que matarla rapidamente, despedazarla en seguida, mutilarla con algo que tenga a mano. Se marcha, escapa, pero ha tenido que precipitarse: no ha dominado la situacion.

La estatua, el seno mutilado.

Ryan asintio.

– Tiene sentido -prosegui-. El asesinato solo es el acto final en su fantasia de control. Puedo matarte o dejarte vivir. Puedo ocultar tu cuerpo o exhibirlo. Puedo privarte de tu genero mutilando tus senos o tu vagina. Puedo dejarte indefensa cortandote las manos. Pero de pronto llama el marido y hace tambalearse toda su fantasiosa satisfaccion.

– Lo obliga a actuar con precipitacion -intervino Ryan.

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