– Por supuesto.

– ?Luego fue un matrimonio real? ?Tenian… relaciones?

La joven se ruborizo.

– Si. Como cualquier pareja normal. ?Quiere saber la frecuencia? ?Cuando?

– No estoy jugando. Me estoy jugando el cuello por usted. Si no le gusta mi metodo, quiza prefiera a la CIA.

– ?No se lo ha dicho?

– No -levanto la barbilla en un gesto de terquedad-. No me gusta su modo de actuar. Puede que me castiguen por ello.

– ?Y por que se arriesga?

Nick se encogio de hombros.

– Curiosidad. Y quiza una oportunidad de ver lo que puedo hacer solo.

– ?Ambicion?

– Supongo que en parte si. Ademas… -la miro y sus ojos se encontraron. Guardo silencio.

– ?Ademas que? -pregunto ella.

– Nada.

La lluvia dejaba regueros en el parabrisas. Nick dejo la autopista y entro en el trafico de la ciudad. A Sarah solia ponerla nerviosa viajar por la ciudad en hora punta, pero ese dia se sentia extranamente segura. Todo en aquel hombre hablaba de seguridad… la firmeza de sus manos en el volante, el calor de su coche, el timbre bajo de su voz. Era facil imaginar lo segura que debia sentirse una mujer en sus brazos.

– Pero ya puede ver que tenemos muchas preguntas sin responder -dijo el-. Tal vez usted conozca algunas respuesta.

– No tengo respuestas.

– Empecemos por lo que sabe.

La joven movio la cabeza, confusa.

– ?Estuve casada con el y ni siquiera conozco su verdadero nombre!

– Todo el mundo, incluidos los mejores espias, cometen errores. Tuvo que bajar la guardia en algun momento. Quiza te dijo algo que no conseguias explicarte. Piensa.

Sarah se mordio el labio. No pensaba en Geoffrey, sino en Nick. La habia tuteado.

– Aunque hubiera algo, seguramente yo no le di importancia.

– ?Por ejemplo?

– Oh, creo que un par de veces me llamo Eve. Pero luego se disculpo enseguida. Dijo que era el nombre de una antigua novia.

– ?Y familia? ?Amigos? ?Hablaba de ellos?

– Decia que nacio en Vermont y se crio en Londres. Sus padres eran gente de teatro. Estan muertos. Nunca hablaba de otros parientes. Siempre parecia… autosuficiente. No tenia amigos intimos. Por lo menos nunca me presento a nadie.

– He investigado su trabajo. Aparecia en la nomina del Banco de Londres. Tenia una mesa en algun despacho. Pero nadie recuerda que hacia exactamente.

– O sea que ni siquiera eso era real.

– Eso parece.

Sarah se hundio mas en su asiento. Queria llegar a su apartamento y tomar una taza de te. Miro por la ventanilla. Connecticut Avenue brillaba bajo la lluvia. El chaparron habia arrancado la mitad de las flores de los cerezos; el primer asomo de primavera no habia durado mucho.

Se detuvieron delante de su apartamento y Nick dio la vuelta al coche para abrirle la puerta. Era un gesto curioso, de los que solia tener Geoffrey, galante y poco practico. Cuando entraron en el vestibulo estaban los dos empapados. La lluvia aplastaba el pelo de el en rizos oscuros sobre la frente.

– Supongo que tiene mas preguntas -suspiro ella, avanzando hacia la escalera.

– Si me esta preguntando si quiero subir, la respuesta es si.

– ?A tomar un te o a interrogarme?

El hombre sonrio.

– Un poco de ambas cosas. Me ha costado tanto encontrarla, que tengo que aprovechar.

Llegaron al segundo piso. La joven estaba a punto de decir algo, pero se quedo paralizada. La puerta de su apartamento estaba abierta.

Retrocedio instintivamente, asustada de lo que pudiera haber mas alla. Cayo contra Nick y le apreto un brazo sin palabras. El hombre miro la puerta abierta con rostro tenso. De la puerta abierta salia luz hacia el pasillo.

Nick le hizo senas de que permaneciera donde estaba y se acerco a la puerta con cautela. Sarah empezo a seguirlo, pero el le lanzo una mirada de advertencia tal, que retrocedio en el acto.

El hombre permanecio unos segundos en el umbral, mirando a la habitacion de mas alla. Despues entro en el apartamento.

Sarah espero en el pasillo, asustada por el silencio absoluto. ?Que ocurria dentro? Una sombra aparecio en el umbral y la miro con terror hasta que descubrio, aliviada, que se trataba de Nick.

– No hay nadie aqui -dijo este.

La joven entro tras el. Se detuvo en la sala de estar, sorprendida por lo que veia; Habia esperado encontrar vacios los lugares de la television y la cadena musical. Pero no habian tocado nada. Hasta el reloj antiguo seguia en su sitio en uno de los estantes.

Corrio al dormitorio con Nick detras. Se acerco directamente al joyero de la comoda. Alli, sobre terciopelo rojo, estaban sus perlas, como siempre. Cerro la caja y examino la habitacion, la cama doble, la mesilla con la lampara de china, el armario. Miro a Nick confundida.

– ?Que falta? -pregunto el.

– Nada. ?Puede ser que me dejara la puerta abierta?

El hombre salio del dormitorio al pasillo. Sarah lo encontro acuclillado en el umbral.

– Mire -senalo astillas de madera y fragmentos de pintura blanca-. La han forzado.

– Pero no tiene sentido. ?Por que entrar en un apartamento y no llevarse nada?

– A lo mejor no han tenido tiempo -se puso en pie-. Parece usted alterada. ?Se encuentra bien?

– Estoy… sorprendida.

El hombre le toco una mano.

– Esta congelada. Mas vale que se quite esa ropa mojada.

– Estoy bien, senor O'Hara. De verdad.

– Vamos. Quitese el abrigo -insistio el-. Y sientese mientras hago unas llamadas.

Algo en el tono de su voz la impulso a obedecer. Se dejo quitar el abrigo y se sento en el sofa. Tenia la sensacion de haber perdido el control de sus acciones. De que Nick O'Hara se habia apoderado de su vida solo con entrar en su apartamento. Se levanto en protesta y se dirigio a la cocina.

– ?Sarah?

– Voy a hacer te.

– No te molestes…

– No es molestia. Creo que los dos lo necesitamos.

Lo vio marcar un numero desde la puerta de la cocina. Cuando ponia agua a hervir, le oyo decir:

– ?Oiga? Con Tim Greenstein, por favor. Soy Nick O'Hara. Si, esperare.

La pausa que siguio parecio eterna. Nick empezo a andar adelante y atras, como un animal enjaulado; primero se quito la gabardina y luego se aflojo la corbata. Su agitacion hacia que pareciera fuera de lugar en una sala tan pequena y ordenada.

– ?No deberia llamar a la policia? -pregunto ella.

– Eso sera lo siguiente. Primero me gustaria una charla informal con el FBI. Si consigo llegar hasta ellos.

– ?Por que?

– Hay algo en todo esto que me…

El silbido de la pava apago sus ultimas palabras. Sarah lleno la tetera y llevo la bandeja a la sala, donde Nick seguia esperando en el telefono.

– ?Maldicion! -murmuro para si-. ?Donde demonios estas, Greenstein?

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