– No. De ti no.

– Me alegro. Cuando llegues a mi edad, veras que todo es… -se detuvo de repente. Sarah siguio la direccion de su mirada.

Un hombre se acercaba a ellas a traves de la niebla.

Sarah miro su pelo moreno y su gabardina gris mojada. Era evidente que llevaba un rato a la intemperie, seguramente todo el funeral. El frio habia enrojecido su rostro.

– ?Senora Fontaine?

– Hola, senor O'Hara.

– Se que es un mal momento, pero llevo dos dias intentando hablar con usted. No ha devuelto mis llamadas.

– No.

– Tengo que hablarle. Ha ocurrido algo y creo que deberia saberlo.

– Sarah, ?quien es este hombre? -pregunto Abby.

Nick se volvio hacia ella.

– Nick O'Hara. Soy del Departamento de Estado. Si no le importa, me gustaria hablar un momento a solas con la senora Fontaine.

– Quiza ella no quiera hablar con usted.

El hombre miro a Sarah.

– Es importante.

La joven vacilo.

– Por favor, senora Fontaine.

Sarah asintio al fin con la cabeza.

– Estare bien -le dijo a Abby.

– Pero no podeis quedaros aqui charlando. Dentro de un momento llovera a cantaros.

– Puedo llevarla a casa -se ofrecio Nick. Vio la mirada dudosa de Abby-. En serio. No soy mala persona. La tratare bien.

Abby abrazo a su amiga.

– Te llamare esta noche. Y desayunaremos juntas manana.

Se alejo de mala gana hacia su coche.

– Parece una buena amiga -comento Nick.

– Llevamos anos trabajando juntas en el mismo laboratorio.

Nick miro el cielo, que estaba oscuro por las nubes.

– Su amiga tiene razon. Va a llover en serio. Vamos. Mi coche esta por aqui.

Le toco la manga con gentileza y ella se adelanto mecanicamente, dejandose guiar hasta el asiento delantero del coche. Nick se sento a su lado y cerro la puerta. Permanecieron un momento en silencio. El vehiculo era un Volvo viejo, practico, un modelo elegido para transporte y nada mas. De algun modo, encajaba con el. En el interior hacia todavia algo de calor y las gafas de Sarah se empanaron. Se las quito y se volvio a mirarlo. Vio que tenia el pelo mojado.

– Debe tener frio -dijo el-. La llevare a casa.

Puso el motor en marcha y una rafaga de aire salio de la calefaccion.

– Esta manana hacia muy buen tiempo -comento la mujer, viendo caer la lluvia.

– Es impredecible. Como todo lo demas.

Guio el coche hacia la autopista en direccion a la ciudad. Era un conductor tranquilo, de manos firmes. De los que suelen correr pocos riesgos. Sarah se recosto en el asiento, disfrutando del aire caliente.

– ?Por que no me ha llamado? -pregunto el.

– Ha sido una groseria por mi parte. Perdone.

– No ha contestado a mi pregunta. ?Por que?

– Porque no queria oir mas especulaciones sobre Geoffrey ni sobre su muerte.

– ?Ni siquiera los hechos?

– Usted no me dio hechos, senor O'Hara. Solo suposiciones.

El hombre miraba la carretera con aire sombrio.

– Ahora tengo hechos, senora Fontaine. Solo me falta un nombre.

– ?De que esta hablando?

– Su marido. Dijo usted que lo conocio hace seis meses en una cafeteria. Debio enamorarse enseguida, ya que se casaron cuatro meses despues, ?no es asi?

– Si.

– No se como decirle esto, pero el verdadero Geoffrey Fontaine murio hace cuarenta y dos anos. De nino.

Sarah no podia creer lo que oia.

– No comprendo…

Nick no la miro; siguio hablando con la vista fija en la carretera.

– El hombre con el que se caso tomo el nombre de un nino muerto. Es bastante facil. Buscas el nombre de un bebe que muriera alrededor del ano en que naciste tu. Pides una copia de la partida de nacimiento y con ella puedes solicitar un carnet de identidad y hacerte con los demas papeles. Te conviertes en aquel nino ya mayor. Una identidad nueva. Una vida nueva.

– Pero… ?como sabe usted eso?

– En la actualidad queda rastros de todo en los ordenadores. Despues de algunas investigaciones, descubri que Geoffrey Fontaine no hizo el Servicio Militar obligatorio ni asistio a ninguna escuela. Ni siguiera tuvo cuenta bancaria hasta hace un ano, en el que su nombre aparecio de repente en una docena de lugares distintos.

Sarah se quedo sin aliento.

– ?Entonces quien era? -susurro al fin-. ?Con quien me case?

– No lo se.

– ?Por que? ?Por que querria empezar una nueva vida?

– Se me ocurren muchas razones. Lo primero que pense fue que lo buscaban por algun delito. Pero pase sus huellas dactilares por el ordenador del FBI y no estaba en sus listas.

– Entonces no era un criminal.

– No hay pruebas de que lo fuera. Otra posibilidad es que estuviera en algun programa de proteccion de testigos y le dieran ese nombre para protegerlo. Para mi es dificil comprobar eso. Los datos son muy secretos. Aunque eso nos daria un motivo para su asesinato.

– ?Quiere decir que pudo encontrarlo la gente contra la que declaro?

– Exacto.

– Pero me lo habria contado.

– Por eso me inclino mas por otra posibilidad. Quiza usted pueda confirmarla.

– Continue.

– ?Y si el nuevo nombre y la nueva vida de su marido eran parte de su trabajo? Quiza no huia, sino que lo habian enviado aqui.

– Quiere decir que era un espia -dijo ella con suavidad.

Nick la miro y asintio con la cabeza. Sus ojos eran tan grises como las nubes tormentosas del exterior.

– No me lo creo -dijo ella-. No me creo nada.

– Es cierto. Se lo aseguro.

– ?Y por que me lo cuenta? ?Como sabe que no soy su complice?

– Creo que esta usted limpia, senora Fontaine. He visto su ficha…

– Oh, ?yo tambien tengo una ficha?

– Tuvieron que investigarla para su trabajo, ?recuerda? Por supuesto que tiene una ficha.

– Por supuesto.

– Pero no es eso solo lo que me hace pensar que esta limpia. Tambien mi intuicion. Convenzame de que estoy en lo cierto.

– ?Como? ?Quiere que pase por el detector de mentiras?

– Empiece por hablarme de Geoffrey y usted. ?Estaban enamorados?

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