– Si. ?Podria explicarlo?

– Seguro que Roy Potter les envio un informe a ustedes con su version de la historia.

– Cuenteme la suya.

Nick se recosto en la silla. El recuerdo del incidente bastaba para resucitar de nuevo su rabia.

– Ocurrio una semana en que nuestro jefe consular, Dan Lieberman, estaba fuera y lo sustituia yo. Un hombre llamado Vladimir Sokolov se me acerco una noche. Era agregado de la Embajada Rusa en Londres. Yo lo conocia de haberlo visto en recepciones. Siempre me habia parecido un hombrecillo nervioso, preocupado. Me llevo aparte en una recepcion en honor del embajador. Queria pedirme asilo. Tenia informacion que entregar, informacion que a mi me parecio buena. De inmediato, lleve el asunto a Roy Potter -Nick miro a Ambrose-. Potter era el jefe de Inteligencia en nuestra legacion de Londres -volvio la vista hacia Van Dam-. Potter se mostro esceptico. Primero queria usar a Sokolov como agente doble. Intente convencerlo de que aquel hombre corria un peligro real. Y tenia familia en Londres, esposa y dos hijos. Pero Potter decidio esperar antes de darle asilo.

– Comprendo sus razones. Sokolov tenia vinculos fuertes con la KGB. Yo tambien habria cuestionado sus motivos.

– ?Si? Si lo hubiera plantado la KGB, sus hijos no lo habrian encontrado muerto unos dias mas tarde. Ni siquiera los sovieticos matan a sus agentes sin un buen motivo. Su gente lo abandono a su suerte.

– Es un trabajo peligroso, senor O'Hara. Esas cosas ocurren.

– Estoy seguro. Pero yo sentia una responsabilidad personal en ese caso. Y no pensaba permitir que Roy Potter eludiera la suya.

– Aqui dice que se pelearon a gritos en la escalera de la embajada -Van Dam movio la cabeza y solto una carcajada-. Usted llamo al senor Potter una variedad de… cosas interesantes. Dios mio, hay una que no habia oido nunca. Y delante de testigos.

– De eso me declaro culpable.

– El senor Potter tambien afirma que se mostro usted… cito textualmente «completamente descontrolado y al borde de la violencia».

– No estuve al borde de la violencia.

Van Dam cerro la carpeta y sonrio comprensivo.

– Se lo que se siente, senor O'Hara, cuando uno se ve rodeado de incompetentes. Dios sabe que no pasa ni un solo dia sin que me pregunte como es posible que este pais siga en pie. Y no hablo solo del mundillo de Inteligencia, sino de todo. Soy viudo, ?sabe?, y mi esposa me dejo una casa bastante grande que mantener. No encuentro un ama de llaves decente ni un jardinero que conserve vivas las azaleas. A veces, en el trabajo, tengo ganas de mandarlo todo a la porra, olvidar las normas y hacer las cosas a mi modo. ?No siente usted lo mismo? Por supuesto que si. Veo que es un inconformista como yo.

Nick comenzaba a sentir que se habia dejado atrapar en una conversacion extrana. ?Adonde queria llegar exactamente aquel hombre?

– Veo que trabajo en la Universidad Americana antes de entrar en el Departamento de Estado -dijo Van Dam.

– Fui profesor adjunto de linguistica.

– Y ya en la universidad era usted bastante independiente. Esas cosas no cambian. El senor Ambrose dice que no encaja usted en este departamento. Supongo que a veces se sentira solo.

– ?Que intenta decir, senor Van Dam?

– Que un hombre solitario puede encontrar…, tentador asociarse con otros inconformistas. Que, si esta furioso, pueden convencerlo de que coopere con otros intereses.

Nick se puso rigido.

– No soy un traidor, si eso es lo que insinua.

– No, no. Yo no digo nada de eso. No me gusta esa palabra, traidor. ?Es tan imprecisa! Despues de todo, la definicion de traidor varia con la orientacion politica de cada uno.

– Yo se lo que es un traidor, senor Van Dam. Y aunque no estoy de acuerdo con gran parte de nuestra politica, eso no me convierte en uno.

– Entonces quiza pueda explicarme su participacion en el caso Fontaine.

Nick se vio obligado a respirar hondo. Al fin habian llegado a lo que importaba.

– Geoffrey Fontaine murio en Alemania hace dos semanas. Me toco a mi la tarea rutinaria de llamar a la viuda. Ciertas cosas que dijo ella me preocuparon. Introduje el nombre de Fontaine en el ordenador… una comprobacion de rutina. Y encontre muchas lagunas. Llame a un amigo…

– El senor Greenstein -intervino Van Dam.

– Escuche, no lo meta en esto. Solo me hizo un favor. Tiene un amigo en el FBI que busco el nombre de Fontaine. No encontro mas cosas. Yo tenia mas preguntas que respuestas y fui a ver a la viuda.

– ?Por que no acudio a nosotros?

– No sabia que su autoridad se extendia al territorio de nuestro pais. Legalmente hablando, claro esta.

Por primera vez sorprendio una chispa de irritacion en la mirada de Van Dam.

– ?Se da cuenta de que puede haber causado un dano irreparable?

– No comprendo.

– Lo teniamos todo controlado. Ahora me temo que usted la ha advertido.

– ?Advertido? Pero Sarah esta en la oscuridad tanto como yo.

– ?Esa es la conclusion de un espia aficionado?

– Es una corazonada.

– Usted no conoce todas las implicaciones…

– ?Cuales son las implicaciones?

– Que la muerte de Geoffrey Fontaine sigue en duda. Que su esposa puede saber mas de lo que usted cree. Y que en este caso hay mas cosas en juego de las que usted imagina.

Nick lo miro atonito. ?Que significaba aquello? ?Geoffrey Fontaine podia estar vivo? ?Sarah podia ser tan buena actriz como para haberlo enganado?

– ?Que hay en juego en este caso? -pregunto.

– Digamos que puede haber repercusiones internacionales.

– ?Geoffrey Fontaine era espia?

Van Dam apreto los labios. No dijo nada.

– Mire -siguio Nick-. Ya estoy harto de esto. ?Por que me interrogan por un asunto consular de rutina?

– Senor O'Hara, yo he venido a hacer preguntas, no a contestarlas.

– Perdone por interferir con sus procedimientos operativos.

– A veces puede mostrarse usted muy poco diplomatico -Van Dam miro a Ambrose-. No se si esta limpio. Pero estoy de acuerdo con su plan de accion.

Nick fruncio el ceno.

– ?Que plan de accion?

Ambrose se aclaro la garganta.

– Tras haber revisado su historial laboral y despues de esta ultima… indiscrecion, nos parece que debe usted tomarse un permiso indefinido del departamento. Hay que revaluar su situacion y estara de permiso hasta que comprobemos si esta mezclado en algo subversivo. Si encontramos pruebas de algo mas grave que una mera indiscrecion, volvera a tener noticias del senor Van Dam. Y seguramente tambien del Departamento de Justicia.

Nick no necesitaba una traduccion. Acababan de considerarlo un traidor. La respuesta logica seria defender su inocencia y dimitir alli mismo. Pero no tenia intencion de hacerlo delante de Jonathan Van Dam.

Se puso en pie.

– Comprendo. ?Es todo, senor?

– Es todo, senor O'Hara.

Nick salio del despacho. Despues de ocho anos con el Departamento de Estado, un poco de curiosidad habia conseguido que lo despidieran.

Y lo mas gracioso era que, con excepcion de la parte de que lo consideraran un traidor, no le molestaba en absoluto perder el trabajo.

De hecho, casi sentia que le habian quitado un gran peso de encima. Era libre. Habian tomado por el la

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