Vabach. Otro silencio. Empece a arrepentirme de mi decision.

— Tengo entendido que te has casado — dijo de pronto, como a la ligera.

— En efecto — conteste, quiza con sequedad excesiva.

— Lo celebro por ti.

Trate por todos los medios de encontrar otro tema. Pero no se me ocurrio nada aparte de Olaf, y todavia no queria preguntarle acerca de el. Temia la sonrisa de Thurber; aun recordaba que era capaz de desesperar con ella a Gimma, y no solo a el; pero se limito a enarcar las cejas y preguntar:

— ?Que planes tienes?

— Ninguno — repuse, fiel a la verdad.

— ?Y hay algo que te gustaria hacer?

— Si, pero no cualquier cosa.

— ?No has hecho nada hasta ahora?

Ahora si que me enrojeci. La ira me dominaba.

— Se puede decir que no. Thurber…, yo… no he venido para hablar de mis asuntos. * — Ya lo se — replico con calma —. Staave, ?no?

— Si.

— Habia cierto riesgo en esto — dijo, apartandose un poco de la mesa. La silla giro, obediente, en mi direccion —. Oswamm esperaba lo peor, sobre todo cuando Staave tiro su hipangog… Por otra parte, tu no utilizaste el tuyo, ?verdad?

— Oswamm — repeti —, ?que Oswamm? ?El de ADAPT?

— Si. Staave era el que mas le preocupaba. Despues yo le saque de su error.

— ?Que error?

— Gimma respondio por vosotros dos… — termino Thurber su frase, como si no me hubiera oido.

— ?Que? — grite, levantandome de mi asiento —. ?Gimma?

— Naturalmente, el no sabia nada — prosiguio Thurber —. Y asi me lo dijo.

— ? Entonces por que respondio por nosotros, diablos! — exclame, excitado por sus palabras.

— Creyo que era su deber — explico Thurber sucintamente —. El jefe de la expedicion debia conocer a su gente.

— Tonterias.

— Solo repito lo que dijo a Oswamm.

— ?Ah, si? — replique —. Y el tal Oswamm…, ?de que tenia miedo? ?De que nos rebelaramos, o que?

— ?Nunca tuviste deseos de hacerlo? — inquirio Thurber, sereno.

Reflexiono honestamente.

— No — dije por fin-; en serio, nunca.

— ?Y dejaras betrizar a tus hijos?

— ?Y tu? — pregunte lentamente.

Sonrio por primera vez, con un temblor de sus labios exangues, pero no dijo nada.

— Escucha, Thurber, ?te acuerdas todavia de aquella tarde que siguio al ultimo vuelo de reconocimiento sobre Beta… cuando te dije…?

Asintio con indiferencia. Y de improviso mi tranquilidad se esfumo.

— Entonces no te lo dije todo, ?sabes? Estabamos alli juntos, pero no teniamos los mismos derechos. Yo os obedecia, a ti y a Gimma, porque queria hacerlo. Todos querian obedeceros, Venturi, Thomas, Ennesson y Arder, a quien Gimma no dio una pieza de repuesto porque la guardaba para una ocasion especial y mejor. Muy bien. Pero ?con que derecho me hablas ahora de este modo, como si hubieras estado todo el tiempo sentado en esa silla? Tu fuiste quien envio a Arder a Kerenea en nombre de la ciencia, Thurber, y yo le saque de alli y volvi con el en nombre de sus desgraciadas tripas. Y ahora resulta que el unico valido ha sido el derecho de aquellos intestinos. Solo este sigue siendo importante; no el otro. Asi que tal vez ahora tendria que ser yo quien te preguntase como te va y responder yo por ti, y no al reves.

?Que te parece? Se muy bien que te parece. Te has traido un monton de material, puedes atrincherarte detras de el hasta el fin de tus dias y sabes perfectamente que ninguno de estos supereducados te preguntara jamas: «?Y cuanto ha costado este espectroanalisis? ?Un hombre? ?Dos hombres? ?No cree usted, profesor Thurber, que ha sido un poco caro?» Ninguno te lo dira porque no hay cuentas que saldar entre ellos y nosotros. Pero si las hay con Venturi. Y con Arder y Ennesson. Y con Thomas. ?Con que pagaras ahora, Thurber? ?Con la aclaracion de Oswamm respecto a mi? ?Y Gimma… con su fianza para mi y Olaf? Cuando te vi por primera vez, hacias lo mismo que hoy. Fue en Apprenous. Estabas sentado con tus papeles y mirabas como ahora; en una pausa entre cosas mas importantes… en nombre de la ciencia…

Me levante.

— Da las gracias a Gimma por haber intercedido tanto por nosotros…

Thurber tambien se levanto. Nos medimos con la mirada durante un segundo. Era mas bajo que yo, pero no se notaba. Su estatura no tenia la menor importancia. Su mirada era la serenidad misma.

— ?Me concedes ahora la palabra o ya estoy condenado? — pregunto.

Gruni algo incomprensible.

— Entonces, sientate — dijo y, sin esperar, se desplomo pesadamente en su asiento —. Asi que has hecho algo — empezo en un tono como si hasta ahora solo hubieramos hablado del tiempo —.

Has leido, le has creido, y ahora te sientes traicionado y buscas a los culpables. Si esto fuera lo principal para ti, yo estaria dispuesto a cargar con la culpa. Pero no se trata de esto. ?Starck te ha convencido… tras estos diez anos? Bregg, yo ya sabia que eras un exaltado, pero nunca supuse que fueras tonto.

Se callo unos momentos. Y yo — cosa rara — senti un gran alivio, y como un presagio de salvacion. No tuve tiempo de pensar en mi mismo, pues el prosiguio:

— ?Un contacto entre civilizaciones galacticas? ?Quien te hablo de ello? Ninguno de nosotros y ninguno de los clasicos, ni Merquier, ni Simoniadi, ni Rag Ngamieli, nadie; ninguna expedicion contaba con este contacto, por lo cual toda esa charla sobre arqueologos que dan vueltas por el espacio, y sobre ese correo eternamente retrasado de las galaxias, no es mas que una refutacion de tesis que nadie ha formulado. ?Que se puede obtener, pues, de las estrellas? ?Y que utilidad tuvo la expedicion de Amundsen? ?Y la de Andree? La unica utilidad concreta resulto ser… una posibilidad probada. Probar que puede hacerse algo como esto. Dicho con mas exactitud: que se trata de lo mas dificil que se puede realizar en un momento determinado. No se si nosotros lo conseguimos, Bregg. En realidad no lo se. Pero estuvimos alli.

Guarde silencio. Thurber ya no me miraba. Con los punos agarraba el borde de la mesa.

— ?Que te ha demostrado Starck? ?La inutilidad de la cosmodromia? ?Como si no lo supieramos nosotros mismos! ?Y los polos? ?Que habia en los polos? Los hombres que los conquistaron sabian muy bien que alli no habia nada. ?Y la Luna? ?Que buscaba el grupo de Ross en el crater Erastrotenes? ?Brillantes? ?Y por que Bant y Yegorin han atravesado el centro del disco de Mercurio? ?Para adquirir un buen bronceado? ?Y Keilen y Offshag? Lo unico que sabian cuando volaron a la fria nube de Cerbero era que alli se puede perder la vida.

?Has entendido lo que Starck dice realmente? El hombre ha de comer, beber y vestirse; todo lo demas es una locura. Todos tenemos nuestro propio Starck, Bregg. Cada era lo ha tenido.

?Para que os envio Gimma a ti y a Arder? Para que recogierais muestras con el succionador Corona. Pero ?quien envio a Gimma? La ciencia. Que profesional suena esto, ?verdad? El conocimiento de las estrellas.

«Bregg, ?crees que no hubieramos volado, de no existir las estrellas? Yo creo que si.

Habriamos querido conocer el espacio, para justificar el todo de alguna manera. Geonidas o cualquier otro nos diria que mediciones y descubrimientos valiosos se pueden hacer por el camino. No me interpretes mal. No estoy afirmando que las estrellas sean solamente un pretexto… El polo tampoco lo fue; Nansen y Andree lo necesitaban… El Everest fue mas necesario para Irving y Mallory que el aire mismo. ?Dices que os daba ordenes… en nombre de la ciencia? Tu sabes bien que no es cierto. Has querido poner a prueba mi memoria. ?Y si ahora pongo yo a prueba la tuya? ?Te acuerdas del planetoide de Thomas? Me estremeci.

— Entonces nos mentiste. Volaste alli por segunda vez sabiendo que ya no vivia. ?Es verdad o no? Guarde silencio.

— Me lo imagine ya entonces. No hable de ello con Gimma, pero supongo que el tambien lo sabia. ?Por que volviste, Bregg? Aquello no era Arturo ni Kerenea, y no habia nadie a quien salvar. ?Por que, pues, volaste alli una vez mas?

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