— Que se calle todo el mundo — grito. — Reena, deja esas conchas en paz; costo mucho trabajo arreglarlas. Ademas, ya es hora de que estes en la cama. ?Billy, fuera de la mesa! ?Ahora mismo!

La sorprendente rapidez con que el orden fue restaurado demostraba, una vez mas, la ansiedad de los ciudadanos por escuchar lo que la alcaldesa tenia que decirles. Esta desconecto el ruido insistente de su telefono de muneca, y envio la llamada a la Central de Menajes.

— La verdad, no se mucho mas que vosotros, y no parece que vayamos a recibir mas informacion hasta dentro de unas horas. Pero seguro que era algun tipo de nave espacial, y ya habia regresado (supongo que deberia decir entrado) cuando ha pasado por encima de nosotros. Puesto que no tiene ningun sitio adonde ir en Thalassa, volvera probablemente a las Tres Islas. Tardara mucho tiempo si tiene que dar la vuelta al planeta.

— ?Han intentado comunicarse por radio? — pregunto alguien.

— Si, pero sin suerte.

— Podriamos intentarlo — dijo una voz ansiosa.

Un breve silencio invadio la Asamblea; el concejal Simmons, el ayudante de la alcaldesa Waldron, solto un resoplido de disgusto.

— Esto es ridiculo. Hagamos lo que hagamos, nos encontraran en diez minutos. De todas formas, seguro que ya saben exactamente donde estamos.

— Estoy totalmente de acuerdo con el concejal — dijo la alcaldesa Waldron, aprovechando esta oportunidad tan poco habitual—. Cualquier nave tendra seguramente mapas de Thalassa. A lo mejor datan de mil anos atras, pero en ellos aparecera «Primer Aterrizaje».

— Pero suponga, solo suponga, que son extraterrestres.

La alcaldesa suspiro; creia que esta tesis habia sido superada por completo hacia algunos siglos.

— No hay extraterrestres — dijo con firmeza—. Al menos ninguno lo suficientemente inteligente para hacer viajes estelares. Por supuesto, no podemos estar del todo seguros, pero la Tierra los estuvo buscando durante miles de anos, y empleo para ello todos los medios imaginables.

— Hay otra posibilidad — dijo Mirissa, que estaba de pie junto a Brant y Kumar en el fondo de la sala. Todas las cabezas se volvieron hacia ella. Brant parecia un tanto molesto.

A pesar de su amor por Mirissa, habia veces en que deseaba que no estuviera tan bien informada y que su familia no hubiera estado a cargo de los Archivos durante las ultimas cinco generaciones.

— ?Que quieres, querida?

Esta vez fue Mirissa quien se sintio molesta, aunque disimulo su irritacion. No le gustaba sentir sobre si la condescendencia de alguien que no era realmente muy inteligente, aunque habia que reconocer que era lista, quizas astuta era la palabra exacta. No le molestaba el hecho de que la alcaldesa Waldron estuviera siempre mirando de reojo a Brant; solo le divertia. Incluso sentia cierta simpatia por aquella vieja.

— Podria ser otra nave sembradora, como la que trajo los tipos de genes de nuestros antepasados a Thalassa.

— Pero, ?ahora, tan tarde?

— ?Por que no? Los primeros aparatos solo podian alcanzar un porcentaje de la velocidad de la luz. La Tierra fue mejorandolas, hasta que se destruyo. Como los ultimos modelos eran casi diez veces mas rapidos, sobrepasaron a los primeros en casi mas de cien anos; algunos todavia deben de estar en camino. ?No estas de acuerdo conmigo, Brant?

Mirissa procuraba siempre introducirlo en las conversaciones y si era posible le hacia creer que el las habia originado. Era muy consciente de sus sentimientos de inferioridad y no deseaba aumentarlos.

A veces era bastante desolador ser la persona mas brillante de Tarna; aunque conectaba con media docena de sus iguales mentales en Las Tres Islas, raramente se encontraba con ellos cara a cara, encuentros estos que aun despues de todos estos milenios, ninguna tecnologia de las comunicaciones habia logrado superar.

— Es una idea interesante — dijo Brant—. Podrias tener razon.

Aunque la historia no era su punto fuerte, Brant Falconer poseia los conocimientos de un tecnico acerca de la serie de complejos acontecimientos que habian conducido a la colonizacion de Thalassa.

— ?Y que vamos a hacer? — pregunto— ?si es otra nave sembradora que intenta colonizarnos de nuevo? ?Contestarles: Muchas gracias, pero hoy no?

Se oyeron algunas risitas nerviosas; el concejal Simmons observo entonces con aire pensativo:

— Estoy seguro de que podriamos hacer frente a una nave sembradora si nos vieramos obligados a ello. Y quiza los robots fueran lo bastante inteligentes para cancelar su programa al ver que el trabajo ya estaba realizado.

— A lo mejor. Pero tal vez pensaran que podian mejorarlo. De todas formas, ya sea una reliquia de la tierra, ya sea un modelo ulterior de una de las colonias, por fuerza tiene que ser algun tipo de robot.

No habia necesidad de dar explicaciones, todo el mundo conocia las dificultades y los gastos que suponia un vuelo interestelar tripulado. Aunque era tecnicamente posible, no tenia sentido alguno. Los robots podian realizar el trabajo con un coste muchisimo mas reducido.

— Robot o reliquia, ?que vamos a hacer? — pregunto uno de los ciudadanos.

— Puede que no nos plantee ningun problema — dijo la alcaldesa—. Todo el mundo supone que se dirigira a Primer Aterrizaje, pero, ?por que alli? Despues de todo, es mas probable que vaya a la Isla Norte.

La alcaldesa se equivocaba a menudo, pero nunca lo habia hecho tan deprisa. Esta vez el sonido que iba en aumento en el cielo de Tarna no era un trueno lejano proveniente de la ionosfera, sino el agudo silbido de un rapido jet que volaba bajo. Todos los presentes abandonaron precipitadamente la sala; solo unos pocos tuvieron tiempo de ver la nariz afilada de ala delta eclipsar las estrellas y dirigirse hacia el lugar considerado como el ultimo vinculo con la Tierra.

La alcaldesa Waldron hizo una breve pausa para informar a la Central, y luego se unio a los que se apinaban en el exterior.

— Brant, tu puedes llegar alli primero. Coge la cometa.

El ingeniero en jefe de Tarna parpadeo; era la primera vez que recibia una orden tan directa de la alcaldesa. Luego parecio un tanto avergonzado.

— Un coco le atraveso el ala hace un par de dias. No he tenido tiempo de repararla por el problema de las trampas de los peces. De todas formas, no esta equipada para vuelos nocturnos.

La alcaldesa le lanzo una larga y fria mirada.

— Espero que mi coche funcione — dijo sarcasticamente.

— Desde luego — respondio Brant con voz herida—. Tiene combustible y esta listo ya.

Era muy poco habitual ver circular el coche de la alcaldesa; se podia recorrer Tarna en veinte minutos, y todo el transporte local de alimentos y material se realizaba mediante pequenos vehiculos todo terreno. En setenta anos de servicio oficial, el vehiculo habia registrado menos de mil cien kilometros y, salvo accidentes, seguiria funcionando durante un siglo por lo menos.

Los thalassanos habian experimentado alegremente con todos los vicios, pero el consumismo y la desidia no se encontraban entre ellos. Cuando se inicio el viaje mas historico jamas realizado, nadie hubiera podido adivinar que el vehiculo era mucho mas viejo que cualquiera de sus pasajeros.

4. Senal de alarma

Nadie oyo el primer tanido de la campana funebre de la Tierra, ni siquiera los cientificos que realizaron el fatidico descubrimiento, en las profundidades de la tierra, en una mina de oro abandonada del Colorado.

Era un experimento atrevido, inimaginable antes de mediados del siglo XX. Cuando el neutrino fue detectado, se vio en seguida que a la Humanidad se le habia abierto una nueva ventana al universo. Era algo tan penetrante que atravesaba un planeta con la misma facilidad con que podia usarse la luz a traves de una lamina de vidrio para observar los nucleos de los soles.

Especialmente el sol. Los astronomos estaban convencidos de que entendian las reacciones que accionaban el horno solar, del cual dependia enteramente la vida de la Tierra. En el nucleo del sol, a unas presiones y temperaturas enormes, el hidrogeno se fusionaba en helio produciendo una serie de reacciones que liberaban

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