Y si no despierto en Sagan Dos, que mas da. He cumplido mi mision aqui, y estoy contento por ello.
55. La partida
El trimaran alcanzo la orilla del banco de algas poco antes de medianoche y Brant anclo en un fondo de treinta metros. Empezaria a lanzar las bolas espia al amanecer, hasta formar una cerca entre Escorpia y la Isla Sur. Una vez establecida esta, podria observar todas las idas y venidas. Si los escorpios encontraban una de las bolas espias y la llevaban a su casa como trofeo, tanto mejor. Continuaria operando, y sin duda proporcionaria informacion aun mas util que las obtenidas en mar abierto.
Ahora no habia nada que hacer, excepto recostarse mecido por el tranquilo balanceo del barco y escuchar la calida musica de radio Tarna, esta noche excepcionalmente suave. De vez en cuando habia un anuncio o un mensaje de buena voluntad o un poema en honor de los visitantes. Aquella noche habria muy poca gente dormida en las islas. Mirissa se pregunto fugazmente que pensamientos debian de estar atravesando las mentes de Owen Fletcher y sus companeros exiliados, abandonados en un mundo extrano para el resto de sus vidas. La ultima vez que ella los habia visto en una emision de video del Norte, no parecian estar descontentos, e incluso discutian animadamente sobre las oportunidades de realizar negocios alli.
Brant estaba tan quieto que ella lo hubiera creido dormido, a no ser porque su mano permanecia fuertemente apretada a la de ella. Estaban echados el uno junto al otro, mirando las estrellas. El habia cambiado, incluso mas que ella; se habia vuelto menos impaciente, mas considerado. Y lo mejor de todo era que habia aceptado al nino, con palabras cuya bondad le habian hecho saltar las lagrimas a Mirissa: «Tendra dos padres.»
Ahora radio Tarna empezaba la final e innecesaria cuenta atras, la primera que ningun thalassano habia oido jamas, a excepcion de las historicas grabaciones del pasado. «?Vamos a poder ver algo? se preguntaba Mirissa—. La
— Cero… — se oyo en radio Tarna, e inmediatamente la emisora quedo acallada por un ruido infernal. Brant alcanzo los mandos de la radio y apenas habia conseguido bajar el volumen cuando el cielo estallo.
El horizonte entero estaba encendido en llamas. Al Norte, al Sur, al Este y al Oeste, todo por igual. Largas serpentinas de fuego se levantaban desde el oceano, a medio camino del cenit, en una exhibicion celestial como Thalassa nunca habia presenciado ni volveria a presenciar jamas.
Era un espectaculo hermoso, pero al mismo tiempo aterrador. Ahora Mirissa entendia por que la
Mirissa se pregunto, durante un segundo, que pensarian los escorpios de estos fuegos artificiales celestiales. Seguramente algun resto de esta fuerza actinica se filtraba a traves de las selvas de algas marinas iluminando las sendas de sus ciudades sumergidas.
Quiza fuera su imaginacion, pero los radiantes haces multicolores que envolvian la corona de luz parecian arrastrarse lentamente por el cielo. La fuente de su energia iba ganando velocidad, acelerando a lo largo de su orbita mientras se alejaba de Thalassa para siempre. Paso un buen rato antes de que se diera cuenta de que la nave se movia; al mismo tiempo, habia disminuido la luminosidad.
Entonces, bruscamente, ceso todo. Radio Tarna volvio a estar en antena, como sin aliento.
Todo de acuerdo con el plan… la nave esta saliendo ahora reorientada… habra otros fenomenos mas tarde, pero no tan espectaculares… todas las fases de la separacion inicial se efectuaran en el otro lado del mundo, pero podremos ver a la
Mirissa apenas oyo estas palabras y miro fijamente el cielo al que ahora retornaban las estrellas, esas estrellas que nunca podria volver a mirar sin recordar a Loren. Ahora no sentia emocion alguna; si aun le quedaban lagrimas lloraria mas tarde.
Sintio como los brazos de Brant la rodeaban y agradecio su consuelo frente a la soledad del espacio. Este era su lugar, su corazon no se perderia otra vez. Al fin comprendia que, pese a haber amado a Loren por su fortaleza, amaba a Brant por su debilidad.
'Adios Loren — susurro—, que seas feliz en este mundo lejano que tu y tus hijos conquistareis para la Humanidad. Pero piensa alguna vez en mi, que estare a trescientos anos de ti en la ruta de la Tierra.'
Brant le acariciaba el pelo con torpe suavidad deseando tener palabras para consolarla; pero tambien sabia que el silencio era lo mejor. Brant no tenia ninguna sensacion de victoria. Mirissa volvia a ser suya, pero el viejo y despreocupado companerismo que les unia habia desaparecido para siempre. Brant sabia que durante todos los dias de su vida el fantasma de Loren estaria entre ellos. El fantasma de un hombre que no habria envejecido ni un solo dia cuando ellos fueran ya polvo en el viento.
Cuando, tres dias mas tarde, la
Semana tras semana, mes tras mes, fue desvaneciendose poco a poco, aunque cuando aparecia la luz del dia era relativamente facil encontrar si se sabia donde buscarla. Y durante anos, fue la mas brillante de las estrellas nocturnas.
Mirissa vio la nave por ultima vez poco antes de que le fallara la vista. Durante unos pocos dias, la propulsion cuantica, ahora inofensiva y suavizada por la distancia, habia estado dirigida hacia Thalassa.
Habian pasado ya quince anos luz, pero sus nietos no tenian ninguna dificultad en senalar la estrella azul de tercera magnitud que brillaba por encima de las torres de vigilancia de la barrera electrificada para los escorpios.
56. Bajo la superficie
Todavia no eran inteligentes, pero sentian curiosidad, y este era el primer paso hacia el camino sin fin.
Como muchos de los crustaceos que en otro tiempo habian existido en los mares de la Tierra, podian sobrevivir fuera del agua durante periodos de tiempo indefinidos. Sin embargo, hasta los ultimos siglos habian tenido pocos incentivos para hacerlo. Los enormes bosques de algas les proveian de lo necesario. Las largas y delgadas hojas eran su alimento, y los toscos tallos la materia prima para sus primitivos artefactos.
Tenian solo dos enemigos naturales. Uno de ellos era un enorme y muy raro pez de aguas profundas que no consistia mas que en dos enormes mandibulas hambrientas atadas a un estomago nunca saciado. El otro era una medusa venenosa vibradora, la forma motriz del polipo gigante, que muchas veces alfombraba de muerte el fondo marino, dejando un desierto tenido de sangre.
Aparte de algunas excursiones esporadicas por la superficie, los escorpios podian muy bien haber pasado toda su existencia sumergidos en el mar, perfectamente adaptados a su medio ambiente. Pero a diferencia de las hormigas y las termitas, todavia no habian entrado en uno de los callejones sin salida de la evolucion. Todavia podian adaptarse a los cambios.
Y un cambio, aunque todavia en pequena escala, se habia producido en este mundo oceanico. Unas cosas maravillosas habian caido del cielo. En el lugar de donde procedian debia de haber mas. Cuando estuvieran preparados, los escorpios irian en su busqueda.
En aquel mundo intemporal del mar de Thalassa no habia prisa; pasarian anos antes de que realizaran su primer asalto a aquel elemento desconocido del cual sus exploradores habian traido tan curiosos informes.
Pero no podian saber que otros exploradores les estaban observando a ellos. Y cuando por fin se decidieron