salvado por un pelo. Un par de minutos mas en el agua y su cerebro hubiera sufrido danos irreversibles).

Molesto por haberse distraido del problema que tenia entre manos, el capitan releyo el mensaje, aunque lo conocia de memoria:

RED DE LA NAVE: SIN FECHA SIN HORA

A: CAPITAN

DE: ANONIMO

Senor:

Sometemos a su consideracion la siguiente propuesta, que varios de nosotros queremos formular.

Sugerimos se ponga fin a nuestra mision aqui en Thalassa. Podemos cumplir con todos nuestros objetivos sin correr los riesgos adicionales que supone la continuacion de la travesia hacia Sagan 2. Somos plenamente conscientes de que esto suscitara problemas entre la poblacion local, pero creemos que nuestra tecnologia permitira superarlos. Nos referimos concretamente a la ingenieria tectonica para agrandar la tierra firme disponible. Nos remitimos al Reglamento, Titulo 14, Articulo 24, inciso (a) para solicitar respetuosamente se convoque a Asamblea para tratar esta cuestion lo antes posible.

— ?Y bien, capitan Malina? ?Embajador Kaldor? ?Tienen algo que decir?

Los huespedes de la espaciosa aunque sencilla suite del capitan se miraron al unisono. Kaldor hizo un gesto casi imperceptible para indicarle al segundo de a bordo que le cedia el privilegio de la palabra, y lo ratifico bebiendo un sorbo lento y deliberado del excelente vino thalassiano obsequiado por sus anfitriones.

El capitan Malina, siempre mas a gusto entre las maquinas que entre la gente releyo la hoja con mirada de desazon.

— Al menos guardan las formas de la cortesia.

— No podia ser de otra manera — dijo el capitan Bey con fastidio —. ?Tienen alguna idea sobre quien pudo haberlo escrito?

— Ninguna en absoluto. Si excluimos a los presentes, nos quedan ciento cincuenta y ocho sospechosos. — tercio Kaldor —. El capitan de corbeta Lorenson tiene una excusa perfecta. En ese momento estaba muerto.

— Eso no elimina demasiadas posibilidades — dijo el capitan con una sonrisa forzada —. ?Tiene alguna hipotesis, doctor?

Claro que si, penso Kaldor. Vivi dos largos anos en Marte; apostaria todo mi dinero a que fueron los sabras. Pero es solo una sospecha, podria estar equivocado.

— Por el momento no, capitan. Pero mantendre los ojos abiertos y le informare de cualquier novedad… en lo posible.

Los dos oficiales asintieron. Moses Kaldor, en su funcion de consejero, no rendia cuentas a nadie, ni siquiera al capitan. Era casi el equivalente de un cura confesor.

— Doctor Kaldor, estoy seguro de que usted me informara de cualquier hecho que… que ponga en peligro la mision.

Kaldor vacilo, luego asintio brevemente. Rogaba para sus adentros que no se le presentara el clasico dilema del sacerdote que escucha la confesion de un asesino a punto de cometer su crimen.

Esta conversacion no es de gran ayuda, penso el capitan amargamente. Pero tengo plena confianza en estos dos hombres y necesito a alguien en quien confiar. Claro que la decision final es mia…

— El primer problema es: ?respondo al mensaje o lo paso por alto? Cualquiera de las dos medidas tiene sus riesgos. Si es una sugerencia efectuada a la ligera, tal vez por un individuo aislado en un momento de perturbacion psicologica, seria un error atribuirle demasiada importancia. Si proviene de un grupo de personas resueltas, tal vez el dialogo ayudaria a aliviar las tensiones. Tambien podria identificar a los autores. (?Y que les harias? se pregunto el capitan. ?Los encerrarias en el calabozo, cargados de grilletes?)

— Creo que el dialogo es lo mejor — dijo Kaldor —. Los problemas no se resuelven si uno los pasa por alto.

— Estoy de acuerdo — dijo el capitan Malina —. Aunque estoy seguro que no es nadie de Motores ni Propulsion. Los conozco a todos desde que se graduaron, incluso desde antes.

Podrias llevarte una buena sorpresa, penso Kaldor. En el fondo, nadie conoce a nadie.

— Muy bien — dijo el capitan, y se puso de pie —. Es justamente lo que habia resuelto. Por las dudas, creo que estudiare un poco de historia. Recuerdo que Magallanes tuvo algunos problemas con su tripulacion.

— Ya lo creo — dijo Kaldor —. Espero que usted no tenga que abandonar a nadie en alguna isla desierta.

O ahorcar a algun oficial, agrego para sus adentros; seria una grave falta de tacto mencionar ese episodio historico.

Y una falta mas grave aun recordarle al capitan Bey — ?aunque seguramente no desconocia el hecho! — que al gran navegante lo habian asesinado antes de que pudiera completar su mision.

32 — Clinica

Su segundo retorno a la vida no habia sido preparado con tanta anticipacion. El segundo despertar de Loren Lorenson no fue tan sereno como el primero; al contrario, era tan desagradable que a ratos deseaba que lo hubieran dejado caer al pozo.

Recupero el sentido a medias y de inmediato lo lamento. Habia tubos en su garganta y cables sujetos a sus brazos y piernas. (?Cables! Lo asalto una ola de panico al recordar los cables que lo arrastraron hacia el fondo del mar, pero lo supero enseguida).

En ese momento se presento otro problema: aparentemente no respiraba, ya que su diafragma no se movia. Que extrano… no, lo mas probable es que me hayan conectado a un pulmon artificial.

Los controles habrian alertado a la enfermera, porque escucho un suave susurro al oido, y una sombra cayo sobre sus parpados, que no habia podido abrir por falta de fuerzas.

— Se esta recuperando muy bien, senor Lorenson. No se preocupe. En pocos dias mas podra levantarse… no, no trate de hablar.

No tenia la menor intencion de hacerlo, penso Loren. Se lo que paso…

Escucho el suave siseo de un embolo hipodermico, una sensacion de frio invadio su brazo y se hundio una vez mas en el bendito sueno.

El siguiente despertar fue muy distinto y mas agradable. No habia tubos ni cables. Aunque estaba muy debil no sentia dolor. Y habia vuelto a respirar, a ritmo parejo y normal.

— Hola — dijo una grave voz masculina a pocos metros de distancia —. Me alegra verlo despierto.

Loren giro la cabeza hacia la voz y vio la imagen borrosa de un cuerpo vendado, tendido en la cama adyacente.

— No se si me recuerda bien, senor Lorenson. Soy el teniente Bill Norton, ingeniero en comunicaciones… y ex surfista.

— Hola, Bill, ?como esta usted? — susurro Loren, pero la enfermera puso fin a la platica con una habil inyeccion.

Se habia recuperado del todo y solo queria que le permitieran salir de la clinica. La jefa medica, comandante Newton, pensaba que a los pacientes habia que decirles la verdad. Era la mejor manera de tranquilizarlos, para que su molesta presencia no perturbara el normal funcionamiento del servicio medico.

— Ya se que se siente bien, Loren — dijo —, pero sus pulmones todavia estan en proceso de curacion, no debe hacer ningun esfuerzo hasta que recuperen su plena capacidad. Si el oceano de Thalassa fuera igual al de la Tierra no habria problemas. Pero el indice de salinidad es mucho menor. Recuerde que es agua potable y usted trago mas de un litro. Y puesto que los fluidos organicos son mas salinos que el mar, el equilibrio isotonico se trastorno por completo. La presion osmotica provoco graves danos en las membranas. Tuvimos que investigar en el Archivo de la nave para poder tratarlo. Usted sabe que no es muy comun que alguien se ahogue en el espacio.

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