habia preocupado, lo cual no hacia mas que dificultar las cosas. En cierta ocasion, uno de sus asociados habia observado que Mark era como una jungla: no habia nada malo en el, pero de vez en cuando era necesario apartarlo del camino a machetazos, pues de lo contrario envolvia a uno en sus lianas.

El furgon partio al instante. Harvey habia viajado mucho en aquel vehiculo: del oleoducto de Alaska al extremo inferior de la Baja California, e incluso habia estado en America Central. Harvey y el furgon eran viejos amigos. Era un voluminoso International Harvester de tres plazas, con motor de camion, feo como un pecado y en el que se podia confiar plenamente. Harvey condujo en silencio hacia la autopista de Ventura y giro en direccion a Pasadena. Habia poco trafico.

—Fijate —dijo Harvey—, siempre nos quejamos de que nada funciona bien, pero vamos a recorrer ochenta kilometros para realizar esta entrevista, y podemos contar con que estaremos alli en menos de una hora. Cuando yo era nino, para hacer un viaje de ochenta kilometros tenias que preparar viveres y confiar en que llegarias al anochecer.

—?Es que ibas a caballo? —pregunto Charlie.

—No, pero en Los Angeles no habia autopistas.

—Ah.

Atravesaron Glendale y giraron hacia el norte, por Linda Vista, para dejar atras la cuenca Rose. Charlie y Manuel hablaban de unas apuestas que habian perdido hacia unas semanas.

—Tenia entendido que el Instituto Tecnologico de California era el propietario del JPL —dijo Charlie.

—Y asi es —confirmo Mark.

—Pues esta condenadamente lejos de Pasadena.

—Ahi es donde prueban los motores a reaccion. JPL son las siglas de «Laboratorios de propulsion a reaccion». Como todo el mundo consideraba esas instalaciones peligrosas, el Instituto Tecnologico levanto los laboratorios en Arroyo. —Hizo un gesto senalando las casas—. Luego construyeron el barrio mas caro en esta parte de Los Angeles, precisamente alrededor de los laboratorios.

El guarda les esperaba, y les indico un aparcamiento cerca de uno de los edificios mas grandes. El JPL descansaba en la hondonada conocida como Arroyo y la llenaba con sus edificios de oficinas. Una gran torre central de acero y vidrio parecia extranamente fuera de lugar entre las viejas estructuras «temporales» de la Fuerza Aerea construidas veinte anos antes.

Fueron recibidos por una encargada de relaciones publicas que les hizo firmar en un registro de entrada y les dio tarjetas de identidad que prendieron en las solapas. El interior era parecido al de cualquier otro edificio de oficinas, aunque variaba algo: en los pasillos habia rimeros de tarjetas de IBM, y casi nadie llevaba chaqueta o corbata. Pasaron junto a un enorme globo de Marte en color que acumulaba polvo en un rincon. Nadie presto la menor atencion a Harvey y sus acompanantes. No era insolito ver a la gente de la television. El JPL habia construido las sondas espaciales Pioneer y Mariner, y habia enviado el Viking a Marte.

—Ya hemos llegado —dijo la encargada de relaciones publicas.

El despacho era agradable. Habia estanterias con libros en las paredes y ecuaciones incomprensibles en las pizarras. Toda superficie plana a la vista estaba ocupada por libros, y la cara mesa de madera de teca estaba cubierta de salidas impresas de IBM.

—Doctor Sharps, esta aqui Harvey Randall —dijo la senorita de relaciones publicas, quedandose cerca de la puerta.

Charles Sharps llevaba unas gafas con los extremos curvados para abarcar todo el campo de vision; muy modernistas, lograban que su palido rostro recordara vagamente el de un insecto. Tenia el cabello negro y liso, y lo llevaba corto. Sus dedos jugaban con un rotulador o exploraban el interior de los bolsillos, pero siempre estaban en movimiento. Parecia tener unos treinta anos, pero podria ser mayor, y llevaba chaqueta y corbata.

—Bueno, concretemos el asunto —dijo Sharps—. Usted desea una explicacion sobre los cometas. ?Para usted mismo o para el publico?

—Ambas cosas. Que sea sencilla y comprensible, si no es mucha molestia.

—?Mucha molestia? —Sharps se echo a reir—. ?Por que iba a ser mucha molestia? Su emisora dice a la NASA que quiere hacer un documental sobre el espacio y la NASA lanza cohetes. ?Verdad, Charlene?

La senorita de relaciones publicas asintio.

—Nos han pedido que cooperemos...

—Cooperar. —Sharps se rio de nuevo—. Estaria sobre ascuas si creyera que asi ibamos a conseguir un presupuesto. ?Cuando empezamos?

—Ahora mismo, por favor —dijo Harvey—. El equipo preparara las cosas mientras hablamos. No les haga caso. Creo que usted es aqui el experto en cometas.

—Supongo que si —dijo Sharps—. La verdad es que me gustan los asteroides, pero alguien ha de estudiar los cometas. Supongo que esta interesado sobre todo en el Hamner-Brown.

—Exactamente.

Charlie busco la mirada de Harvey. Ya estaban listos. Harvey hizo un gesto de asentimiento que autorizaba al equipo para comenzar. Manuel escuchaba y observaba el indicador.

—Empezamos —dijo el tecnico en sonido.

Mark se puso delante de la camara.

—Entrevista a Sharps, primera toma —dijo haciendo sonar la claqueta.

Sharps se sobresalto, como todas las personas que se someten por primera vez a una entrevista filmada. Charlie enfoco la camara en Sharps. Ya filmaria a Harvey haciendo las preguntas mas tarde, cuando Sharps no estuviera presente.

—Digame, doctor Sharps, ?el cometa Hamner-Brown sera visible a simple vista?

—No lo se. —Bosquejo algo inverosimil en el dorso de la salida impresa de IBM que tenia ante si. El dibujo podria representar un par de monstruos de Loch Ness apareandose—. Dentro de un mes sabremos mucho mas. Ya sabemos que se acercara tanto al sol como Venus, pero... —Se interrumpio y miro a la camara—. ?A que nivel quiere que le hable?

—Al que usted quiera —dijo Harvey—. Haga que yo lo entienda y luego decidiremos como podemos decirselo al publico.

Sharps se encogio de hombros.

—Muy bien. Tenemos el sistema solar ahi. —Senalo con la mano hacia la pared. Cerca de la pizarra colgaba un gran mapa de los planetas y sus orbitas—. Los planetas y los satelites, siempre donde tienen que estar. Cada uno de ellos realiza una complicada danza alrededor de otro. Cada planeta, cada satelite, incluso cada roca pequena en el cinturon de asteroides, baila al son de la melodia newtoniana de la gravedad. Mercurio ha perdido un poco el paso y tenemos que revisar el espacio para hacerlo entrar en el esquema.

—?Como es eso? —pregunto Harvey. El mismo hubiera preferido ocuparse de la poesia, pero que diablos...

—La orbita de Mercurio cambia un poco cada ano. No mucho, pero mas de lo que Newton diria que debe cambiar. Un hombre llamado Einstein encontro una buena explicacion, y de paso se las ingenio para hacer del universo un lugar mas extrano de lo que era antes.

—Oh, supongo que no necesitamos la relatividad para comprender los cometas...

—No, no, pero la orbita de un cometa esta determinada por algo mas que la gravedad. Es sorprendente, ?verdad?

—Si. ?Vamos a tener que revisar el universo de nuevo?

—?Que? No, es algo mas sencillo. Mire... —Sharps se puso en pie de un salto y se dirigio a la pizarra. Busco la tiza, murmurando.

—Tenga —dijo Mark, alargandole un trozo de tiza que se habia sacado del bolsillo.

—Gracias. —Sharps dibujo un globo blanco y luego una curva parabolica—. Este es el cometa. Ahora pongamos los planetas. —Dibujo dos circulos—. La Tierra y Venus.

—Creia que los planetas se movian en orbitas elipticas —dijo Harvey.

—Asi es, en efecto, pero a cualquier escala que dibuje no es posible ver la diferencia. Ahora observe la orbita del cometa. Ambos brazos de la curva parecen iguales, entran y salen. Es una parabola de libro de texto, ?de acuerdo?

—Si.

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