mismo tiempo que se dedicaba por su cuenta al estudio de areas sobre las que no sabia demasiado con la finalidad de ensenarme. Mi padre es doctor en Quimica, o quiza Bioquimica; no estoy seguro. Parece haber adquirido suficientes conocimientos de medicina —y quiza aun conservaba amigos en la profesion— como para asegurarse de que me pusieran las vacunas e inyecciones necesarias en los momentos en que debian ponermelas, a pesar de mi no-existencia oficial en lo que respecta a la Seguridad Social.
Creo que mi padre trabajo en una universidad durante unos anos despues de graduarse, y puede que inventara algo; de vez en cuando deja caer que recibe una especie de derechos por una patente o algo asi, pero sospecho que bajo cualquier fortuna familiar que pudieran haber encubierto los Cauldhame sobrevive el viejo hippy que hay en el.
La familia estuvo en esta parte de Escocia durante unos doscientos anos o mas, por lo que he podido averiguar, y durante mucho tiempo fuimos propietarios de gran parte de la tierra de por aqui. Ahora lo unico que nos queda es la isla, y es bastante pequena y, cuando baja demasiado la marea, ni siquiera es una isla. La unica otra cosa que nos queda de nuestro glorioso pasado es el nombre del bar de moda en Porteneil, un mugriento pub llamado Cauldhame Arms a donde voy a veces, aunque por supuesto todavia no tengo la edad legal, y observo a algunos jovenes del pueblo tratando de hacerse pasar por grupos musicales punkis. Alli es donde conoci y donde sigo encontrandome con la unica persona a quien puedo llamar amigo: Jamie el enano, a quien le dejo subirse en mis hombros para que pueda ver actuar a los grupos.
—Bueno, no creo que llegue hasta aqui. Lo cogeran —volvio a decir mi padre despues de un prolongado e intenso silencio. Se levanto para enjuagar su vaso. Yo me puse a canturrear para mis adentros, que es algo que siempre solia hacer cuando me entraban ganas de sonreir o reir pero me lo pensaba dos veces. Mi padre me miro—. Me voy a mi despacho. No olvides cerrar la puerta, ?me has oido?
—No te preocupes —le dije asintiendo con la cabeza.
—Buenas noches.
Mi padre salio de la cocina. Yo me sente y mire mi pala, Golpeduro. Tenia unos granos de arena seca adheridos, asi que se los sacudi. El despacho. Uno de mis pocos deseos insatisfechos que me gustaria cumplir consiste en llegar a entrar en el despacho del viejo. El sotano he podido verlo por fin, y alguna vez he estado alli; conozco todos los cuartos de la planta baja y del segundo piso; el desvan es mi territorio privado y nada menos que el hogar de la Fabrica de las Avispas; pero sigo sin conocer ese cuarto del primer piso; ni siquiera le he echado un vistazo por dentro.
Se que ahi guarda algunos productos quimicos, y supongo que hace experimentos o algo asi, pero no tengo ni idea de como es la habitacion ni de lo que realmente hace alli. Lo unico que he podido sacar en claro son algunos olores extranos y el toc-toc del baston de mi padre.
Acaricie el mango de la paleta preguntandome si mi padre tendria un nombre para su baston. Lo dudaba. No le da la misma importancia que yo a esas cosas.Yo se que son importantes.
Me parece que hay un secreto en el despacho. El lo ha insinuado mas de una vez, vagamente, lo suficiente como para despertar mi curiosidad e incitarme a que se lo pregunte y comprobar asi que quiero preguntarselo. Pero por supuesto que no pienso preguntarle nada, porque no conseguiria ninguna respuesta fiable. Lo unico que conseguiria es que me contara un monton de mentiras, porque esta claro que el secreto dejaria de ser un secreto si me dijera la verdad, y sabe tan bien como yo que, como ya voy siendo mayorcito, siente la necesidad de tenerme a raya como sea; ya no soy ningun nino. Tan solo esas ficticias parcelas de poder que se crea el mismo le permiten pensar que me tiene controlado, o creerse que sigue manteniendo lo que el ve como una adecuada relacion padre-hijo. Es verdaderamente patetico, pero con sus jueguecitos y sus secretos y sus comentarios hirientes lo que intenta es mantener a salvo su seguridad.
Me recoste en la silla de madera y me desperece. Me gusta el olor de la cocina. La comida, y el barro en nuestras botas de agua y, a veces, el intenso hedor de la cordita que sube del sotano me proporcionan una agradable y penetrante sensacion de estremecimiento cuando pienso en sus olores. Cuando ha llovido y tenemos dentro la ropa mojada el olor es diferente. En invierno la enorme estufa negra despide un calor que trae aromas de maderas encontradas en la playa, o de turba, y todas las cosas despiden vaho y la lluvia tamborilea en los cristales. Entonces tienes una sensacion agradable de recogimiento y te hace sentir a gusto, como si fueras un enorme gato con la cola enroscada alrededor. A veces me gustaria tener un gato. Lo mas que he llegado a tener fue una cabeza, y las gaviotas se la llevaron.
Me fui al cuarto de bano, al final del pasillo que da a la cocina, para cagar. No necesitaba mear porque ya me pase la manana meando en los Postes, infectandolos con mi olor y mi energia.
Me sente alli y pense en Eric, a quien le habia pasado algo tan desagradable. Pobre tio retorcido. Me pregunte, como de costumbre, como lo habria podido soportar yo. Pero no me paso a mi. Yo me quede aqui y Eric fue el que se marcho y todo ocurrio en otro sitio, y eso es lo que hay. Yo soy yo y aqui es aqui.
Me quede escuchando a ver si podia oir a mi padre. Quiza se habia ido directamente a la cama. A veces se queda dormido en su despacho en lugar de irse a su gran dormitorio en la segunda planta, en donde tambien esta el mio. Es posible que ese dormitorio guarde demasiados recuerdos desagradables (o agradables) para el. En todo caso, no pude oir ningun ronquido.
Odio tener que quedarme sentado en el cuarto de bano tanto tiempo. Debido a mi desgraciada incapacidad me veo obligado a hacerlo a menudo, como si fuera una maldita mujer, pero lo odio. A veces, en el pub Cauldhame Arms lo hago de pie en el urinario, pero la mayor parte acaba empapandome las manos o las piernas.
Hice un ultimo esfuerzo. Plop splash. Unas gotas de agua me salpicaron en el culo, y entonces fue cuando sono el telefono.
—Mierda —exclame, y me dio la risa por la coincidencia de lo que acababa de decir. Me limpie el culo rapidamente, me subi los pantalones, tire de la cadena y sali a trompicones al pasillo mientras iba cerrandome la cremallera. Subi corriendo hasta el primer rellano de las escaleras, donde esta el unico telefono de la casa. Siempre estoy detras de mi padre para que ponga mas telefonos, pero el dice que no nos llaman tanto como para justificar mas extensiones. Llegue al telefono antes de que colgaran. Mi padre no aparecio.
—?Diga? —respondi. Era desde una cabina.
—?Aggrrhh! —se oyo por el auricular, como si alguien se aclarara la garganta. Me separe el telefono de la oreja y me quede mirandolo con el ceno fruncido. Ruidos lejanos continuaban saliendo del auricular. Cuando acabaron volvi a ponerme el auricular en el oido.
—Aqui Porteneil 531 —dije con sequedad.
—?Frank, Frank! Soy yo. ?Yo! ?Oiga! ?Oiga!
—?Hay un eco en esta linea o es que estas repitiendo todo dos veces? —dije yo. Podia reconocer la voz de Eric.
—?Las dos cosas! Ja, ja, ja, ja!
—Hola, Eric. ?Donde estas?
—Aqui. ?Donde estas tu?
—Aqui.
—Pues si estamos los dos aqui, ?por que molestarnos en usar el telefono?
—Dime donde estas antes de que se te acaben las monedas.
—Pero si estas aqui tu deberias saberlo. ?No sabes donde estas? —y se puso a reir.
—Eric, deja de hacer el tonto —le dije calmadamente.
—No estoy haciendo el tonto. No pienso decirte donde estoy; se lo diras a Angus y el se lo dira a la policia, ?y ellos volveran a llevarme al puto hospital!
—No digas palabras malsonantes. Ya sabes que no me gustan. Por supuesto que no se lo dire a papa.
—«Puto» no es una palabra malsonante. Ademas tiene cuatro letras. ?No es ese tu numero de la suerte?
—No. Venga, ?vas a decirme donde estas? De verdad, quiero saberlo.
—Te dire donde estoy si me dices cual es tu numero de la suerte.
—Mi numero de la suerte es e.
—Eso no es un numero. Es una letra.
—Es un numero. Es un numero trascendental: 2.718…
—Eso es hacer trampa. Me refiero a un numero entero.
—Deberias haber sido mas especifico —le dije suspirando al tiempo que sonaban unos pitidos y Eric ponia