mas monedas—. ?Quieres que te llame yo?

—Jo, jo. No te vas a quedar conmigo tan facilmente. Bueno, ?como estas?

—Estoy bien. ?Y tu?

—Cabreado, por supuesto —dijo bastante indignado. Tuve que sonreir.

—Mira, ya me he hecho a la idea de que vas a volver por aqui. Si lo haces, te pido por favor que no quemes perros ni ninguna otra cosa. ?De acuerdo?

—Pero ?que estas diciendo? Soy yo, Eric. ?Yo no quemo perros! —exclamo a gritos—. ?Yo no quemo putos perros! ?Quien te crees que soy? ?No me acuses de quemar putos perros, pedazo de cabron! ?Cabron!

—Bueno, Eric, lo siento, lo siento —me apresure a decir—. Lo unico que quiero es que estes bien; ten cuidado. No le lleves la contraria a la gente, ?sabes lo que quiero decir? La gente es muy quisquillosa…

—Bueno… —le oi decir. Escuche su respiracion y despues cambio el tono de voz—. Pues si, pienso volver a casa. Solo un momento, para ver como estais. Supongo que estais solo tu y el viejo.

—Si, solo estamos nosotros. Estoy deseando verte.

—Bueno, me alegro. —Hubo una pausa—. ?Por que no vienes nunca a visitarme?

—Yo… Yo creia que Padre fue a visitarte en Navidad.

—?Ah, si? Bueno, pero ?por que no vienes tu a visitarme? —Sonaba dolido. Cambie el peso de mi cuerpo al otro pie, eche un vistazo al descansillo y mire hacia las escaleras que van al segundo piso con la sensacion de que mi padre iba a aparecer de un momento a otro apoyado en la barandilla, o que veria su sombra proyectada en la pared del rellano de arriba, donde creia que podia esconderse para escuchar mis llamadas sin que yo lo supiera.

—Eric, no me gusta dejar la isla tanto tiempo. Lo siento, pero me entra esa horrible sensacion en el estomago, como si se me hiciera un nudo enorme. Lo siento, pero no puedo ir tan lejos, no de un dia para otro o… Lo siento, pero no puedo. Quiero verte, pero estas tan lejos…

—Me estoy acercando. —Ahora volvia a sonar seguro de si mismo.

—Bien. ?Por donde estas?

—No te lo pienso decir.

—Yo ya te dije mi numero de la suerte.

—Te menti. No pienso decirte donde estoy.

—Eso no es…

—Bueno, tengo que colgar.

—?No quieres hablar con papa?

—Todavia no. Ya hablare luego con el, cuando este mas cerca. Tengo que irme. Nos vemos. Cuidate.

—Cuidate tu.

—?De que tengo que cuidarme? No me pasara nada. ?Que podria pasarme?

—Pues no hagas nada que pueda molestar a la gente. Ya sabes; me refiero a que la gente se enfada. Especialmente en lo que toca a sus animales de compania. Bueno, no voy a…

—?Como? ?Como? ?Que insinuas con eso de los animales de compania? —dijo gritando.

—?Nada! Lo unico que decia es…

—?Maldito desgraciado! —exclamo—. Me estas acusando otra vez de quemar perros, ?no? Y supongo que tambien me dedico a meter gusanos y larvas en las bocas de los ninos y mearme encima, ?eh? —dijo a grito pelado.

—Bueno —dije con calma, jugando con el cable del telefono—, ya que lo mencionas…

—?Cabron! ?Cabron! ?Desgraciado de mierda! ?Te matare! Tu… —Su voz se desvanecio y tuve que volver a retirarme el auricular del oido cuando empezo a golpear el telefono contra las paredes de la cabina. Los porrazos sonaban sucesivamente por encima de los tranquilos pitidos que anunciaban el final de la llamada. Colgue el telefono.

Mire hacia arriba pero Padre seguia sin dar senales de vida. Subi silenciosamente las escaleras y meti la cabeza entre las barandillas pero no habia nadie en el rellano. Suspire y me sente en los escalones. Tuve la impresion de que no habia tratado a Eric con mucho tacto por telefono. Erie es mi hermanastro y llevo mas de dos anos sin verlo, desde que se volvio loco.

Me levante y volvi a la cocina para cerrar la puerta y coger mis cosas, y despues me fui al cuarto de bano. Decidi mirar la television en mi cuarto, o escuchar la radio e irme a dormir pronto para poderme despertar temprano y salir al amanecer a por una avispa para la Fabrica.

Me quede tendido en la cama escuchando a John Peel por la radio, y el ruido del viento alrededor de la casa y el romper de las olas en la playa. Debajo de la cama mi cerveza casera despedia un olor a levadura.

Volvi a pensar en los Postes de Sacrificio; esta vez con mas detalle, imaginandomelos uno a uno, recordando su posicion y sus elementos, contemplando en mi mente lo que divisaban aquellos ojos sin vision, y parpadeando entre vista y vista, como un guarda de seguridad que va cambiando de camara en la pantalla de su monitor. No eche nada en falta; todo parecia estar en orden. Mis vigilantes muertos, esas extensiones de mi mismo que habian caido en mi poder por la simple y definitiva rendicion de la muerte, no percibian nada que pudiera danarme en la isla.

Abri los ojos y volvi a encender la luz de la mesilla. Me mire en el espejo de la comoda que esta al otro lado de la habitacion. Estaba echado sobre el cubrecama, desnudo a excepcion de los calzoncillos.

Estoy demasiado gordo. No es nada malo, y tampoco es culpa mia, aunque eso no sea una excusa. No tengo el aspecto que me gustaria tener. Rellenito, asi estoy. Fuerte y en forma, pero aun asi demasiado fofo. Deberia tener el aspecto que me corresponde, el aspecto que habria tenido si no hubiera sufrido el desgraciado accidente. Por mi apariencia nadie diria que he matado a tres personas. No es justo.

Volvi a apagar la luz. La habitacion quedo totalmente a oscuras, y ni siquiera se veian las estrellas mientras se acostumbraban mis ojos. Quiza deberia pedir una de esas radios con numeros digitales luminosos, aunque la verdad es que le tengo mucho carino a mi viejo despertador de laton. Una vez ate una avispa a cada una de las campanillas de color cobre que tiene en la parte superior, donde las golpearia el martillete por la manana, al sonar el despertador.

Siempre me despierto antes de que suene el despertador, asi que tuve ocasion de verlo.

2. EL PARQUE DE LAS SERPIENTES

Recogi las cenizas en que se habian convertido los restos de la avispa y las meti en la caja de cerillas, envueltas en una vieja foto de Eric con mi padre. En la foto se veia a mi padre sosteniendo un retrato de su primera esposa, la madre de Eric, que era la unica que sonreia. Mi padre miraba de frente a la camara; parecia malhumorado. El jovencito Eric miraba a otra parte y se hurgaba la nariz con pinta de aburrido.

El dia amanecio fresco y frio. Se podia ver la niebla sobre los bosques, bajo los montes, y la bruma que cubria el mar del Norte. Sali a todo correr por la arena mojada, por donde esta mas dura y firme, imitando el sonido de un avion a reaccion con la boca y sujetando en una mano los binoculares y en otra la bolsa. Cuando llegue a la altura del Bunker me incline en direccion a tierra y tuve que ir mas despacio porque la arena era mas blanda y se elevaba en pendiente. Revise los restos de los barcos y los desechos que habia dejado la marea, pero no habia nada que valiera la pena, tan solo una vieja medusa, una masa rojiza con cuatro palidos circulos en su interior. Entonces cambie ligeramente el rumbo para sobrevolarla haciendo «?Trrrruufaouuu! ?Trrrrrrrrrrrruuufaouuu!», pero la golpee al pasar corriendo, y despidio un chorro de arena y gelatina que salto por los aires a mi alrededor. «?Puchrrt!», hizo el ruido de la explosion. Volvi a inclinarme y me dirigi hacia el Bunker. Los Postes estaban perfectamente. No necesitaba la bolsa de cabezas y cuerpos. Me pase la manana revisandolos uno a uno y acabe enterrando la avispa muerta en su ataud de papel, no entre los dos Postes mas importantes, como habia previsto, sino en el camino, justo en el lado de la isla donde esta el puente. Una vez alli subi por los cables de suspension hasta lo alto de la torre que esta en tierra firme y eche un vistazo. Podia ver el tejado de la casa y uno de los tragaluces del desvan. Tambien podia divisar el capitel de la iglesia de Escocia en Porteneil y algunas humaredas que salian de las chimeneas del pueblo. Saque mi navaja del bolsillo izquierdo de la camisa y, con cuidado, me hice un corte en el pulgar izquierdo. Me puse a oler el liquido rojo sentado a horcajadas en el extremo de la viga principal que une las traviesas de uno y otro lado de la torre, y a continuacion me limpie la

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