cumpleanos le regalo la magnifica piedra que Khevenhuller habia traido de Espana. Julio manifesto una alegria casi demencial, la hizo montar en el extremo de una cadena y no se separo de ella jamas.

»Una tarde, mientras volvia de cazar, se encontro en su camino con una muchacha muy joven, casi una nina, pero tan bella que se enamoro inmediatamente de ella y la llevo al castillo. Nada mas llegar, la violo. La pequena, aterrorizada, huyo durante la noche, pero, debilitada por lo que acababa de sufrir, se desvanecio al borde del estanque, donde los guardias la encontraron al amanecer con el cuerpo lleno de cortes. Naturalmente, informaron a su senor, que la llevo personalmente al castillo. Esta vez la encerro en su habitacion y prohibio a los criados que se acercaran. Todas las noches la oian gritar, llorar, pedir clemencia. Su padre, barbero en la ciudad, finalmente se atrevio a ir al castillo para reclamarla. Aquello desencadeno la furia de Julio, que la emprendio a golpes contra el con la hoja de la espada hasta echarlo.

»Sin embargo, al cabo de un mes la pobre criatura consiguio escapar y se refugio en casa de sus padres. Julio fue a reclamarla. Le dijeron que no la habian visto; entonces, loco de rabia, se apodero del padre y le dijo a la madre, deshecha en lagrimas, que si su hija no iba a reunirse con el esa noche mataria a su marido. Y por la noche, la jovencita regreso. Julio se mostro encantador; despidio al padre con presentes y palabras amistosas: amaba a su 'palomita' y pensaba casarse con ella. La noche siguiente seria su noche de bodas. El hombre se marcho un poco mas tranquilo.

Jehuda Liwa hizo una pausa y respiro hondo, como si se preparara para pasar un mal trago.

—Al dia siguiente, los criados, al no poder abrir la puerta de la habitacion y no oir ningun ruido, se decidieron a derribarla. Estaban acostumbrados a las crueldades de su senor, pero el espectaculo que descubrieron los hizo retroceder de horror. La habitacion estaba patas arriba, los colchones rajados, las alfombras manchadas de sangre y sembradas de jirones de carne. En medio de todo eso, Julio, completamente desnudo, aunque con la cadena de la que colgaba el rubi puesta, abrazaba llorando el cuerpo… o lo que quedaba del cuerpo de la joven: estaba despedazada, tenia los dientes rotos, los ojos hundidos, las orejas cortadas, las unas arrancadas.

»Los guardias consiguieron sacar de alli a Julio, extraviado y medio inconsciente. Reunieron los restos de la muerta en una sabana a fin de darles cristiana sepultura e informaron al emperador. Era el 22 de febrero de 1608.

»Rodolfo fue a Krumau. Tenia el corazon partido, pero dio las ordenes que debia dar. Era preciso, ante todo, sofocar el escandalo de ese crimen abominable. Los padres de la muchacha recibieron una fortuna y tierras para que se marcharan lejos de alli. En cuanto a Julio, que habia perdido totalmente la razon, lo encerraron en sus aposentos, tapiaron las puertas y pusieron gruesos barrotes en las ventanas. Con excepcion de dos sirvientes fieles, nadie lo vio nunca mas, pero lo oian gritar todas las noches. No soportaba ninguna prenda de vestir y vivia desnudo como un animal. Cuatro meses mas tarde lo encontraron muerto y el emperador, que habia ordenado ese fin, jamas hallo consuelo. Enterraron al joven en la capilla del castillo.

Cuando la voz del gran rabino se apago, Morosini saco un panuelo, se seco el sudor de la frente, se sirvio vino y se lo bebio de un trago. Esa inmersion en un pasado abominable le resultaba penosa, pero ante aquellos ojos oscuros y atentos que lo observaban se esforzo en disimular su emocion.

—?Es eso —dijo por fin— lo que el emperador le ha revelado?

—No. No ha hablado tanto. Yo ya conocia esa terrible historia; de lo que no sabia nada es del rubi. Ahora se donde esta, pero no creo que te alegres mucho cuando te lo diga. Tus dificultades no han acabado, principe Morosini.

—?Donde esta?

—Continua en Krumau… y continua en el cuello de Julio. Su padre exigio que se lo dejaran puesto.

Aldo se enjugo de nuevo la frente. Notaba que un sudor helado le bajaba por la espalda.

—No querra decir que voy a tener que…

—?Violar una sepultura? Si. Y yo, que siento un gran respeto por los muertos, te animo a que lo hagas. Es preciso, aunque solo sea por la paz del alma de ese desgraciado loco y por la redencion de la de la sevillana. Pero ademas, y sobre todo, el pectoral debe ser reconstruido. El futuro de Israel depende de ello.

—Es terrible —murmuro Morosini—. Le jure a Simon Aronov que no retrocederia ante nada, pero esta vez…

—?Tanto miedo tienes? —rugio el rabino—. ?De que? Los arqueologos modernos no dudan en entrar, en nombre de la ciencia, en las tumbas de personajes muertos hace cientos y cientos de anos.

—Lo se. Un amigo mio ejerce esa profesion y no tiene ninguna clase de escrupulos.

—Y sin embargo, lo que ellos hacen es infinitamente mas grave. Sacan los cuerpos de los difuntos para exponerlos a la curiosidad publica en toda su miseria. Tu solo tendras que retirar la piedra, sin turbar el sueno de Julio, y una vez que lo hayas hecho ese sueno sera mas placido. Pero no podras hacerlo solo. No se que vas a encontrar alli: una losa de piedra, un sarcofago… ?Puede ayudarte alguien?

—Contaba con este amigo egiptologo, pero parece que va a tardar.

—Espera un poco. Si no viene, te dare una carta para el rabino de Krumau. El encontrara a alguien que te ayude.

—Por cierto, ?donde esta Krumau?

—Mas de cuarenta leguas al sur de Praga, en el alto valle del Moldava. El castillo, que pertenece al principe Schwarzenberg, fue durante mucho tiempo una fortaleza a la que han anadido construcciones mas agradables. La capilla esta en la parte antigua. No puedo decirte nada mas. Ahora te acompanare hasta la entrada de los jardines…, pero no te vayas sin haber venido antes a verme. Intentare ayudarte todo lo que pueda.

Cuando hubo regresado al coche, Aldo permanecio un rato sentado al volante, sin moverse. Se sentia aturdido, abrumado por esas horas vividas fuera del tiempo. Necesitaba inmovilidad y, sobre todo, silencio, y a esas horas de la noche era absoluto, profundo, parecia fuera del tiempo tambien.

Despues encendio un cigarrillo y lo saboreo con tanta voluptuosidad como si llevara dias sin fumar. Se sintio apaciguado y penso que ya iba siendo hora de volver al hotel. El automovil recorrio las pendientes del Hradcany y condujo a su dueno hacia el mundo mas prosaico de los vivos.

Eran mas de las tres de la madrugada cuando llego al Europa, sumido en la penumbra. El bar estaba cerrado, lo que le produjo un gran placer: temia un poco ver aparecer a su pesadilla americana, con una sonrisa estereotipada y una jarra de cerveza en la mano. Todo estaba en calma. El portero de noche lo saludo y le dio su llave, acompanada de un papel doblado por la mitad que estaba en el casillero.

—Hay un mensaje para su excelencia.

Morosini desdoblo el papel y estuvo a punto de gritar de alegria:

Estoy en la habitacion 204, justo al lado de la tuya, pero, por el amor de Dios, dejame dormir. Me contaras tus calaveradas manana.

Era de Vidal-Pellicorne.

Morosini se habria arrodillado de buen grado para dar gracias al Senor. Era un alivio inmenso saber que Adalbert estaria con el para afrontar la prueba que lo esperaba. Se dirigio hacia el ascensor muy animado. De repente, la vida le parecia mucho mas bella.

Morosini acababa de abrir los ojos cuando Adalbert entro en su habitacion precedido de una mesa con ruedas con un copioso desayuno para dos. Dado que las efusiones eran raras entre ellos, el arqueologo miro primero a su amigo, sentado en la cama, y luego las elegantes prendas dejadas de cualquier manera con mirada critica.

—Lo que me imaginaba. No te aburriste.

—?Ni un momento! Primero Don Giovanni, en el Teatro de los Estados, y luego una impresionante audiencia imperial, seguida de una interesante conversacion con un hombre del que no estoy seguro que no tenga tres o cuatro siglos de existencia. Y tu, ?de donde vienes? —anadio Aldo poniendose a buscar las zapatillas.

—De Zurich, donde Theobald me ha transmitido tu mensaje. Fui para ayudar a Romuald, a quien la policia suiza recogio una manana a orillas del lago en un estado bastante lamentable.

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