alto.

El lago Siwash esta en el extremo opuesto, u oriental, del rancho, un ojo avellana que lee y relee la primera pagina de la pradera.

Y en un punto de aquella pradera, acortando los kilometros que habia entre ella y el Rosa de Goma, los pulgares a juego con la vastedad del entorno, Sissy Hankshaw Hitche ojeaba el trafico. Una parte de ella, quiza la mayor, estaba plena del extasis de sentirse libre, cruzando de nuevo el continente, haciendo aquello tan disparatado y aparentemente insustancial que, incluso tras un descanso de nueve meses, hacia mejor que ningun ser vivo; pero otra parte suya echaba de menos a Julian, anhelaba las atenciones que Julian prodigaba a su cuerpo y a su mente. En su ambivalencia, Sissy, en tiempos tan inflexible como la grulla chilladora, se parecia ahora mas bien a la gaviota.

36

ENTRO EN Mottburg en una ranchera Chevrolet con un parachoques suelto. Traqueteaba peor que la dentadura de La Condesa. El ganadero que iba al volante, en contraste, no hacia el menor ruido: Los labios fruncidos, la mirada perdida, totalmente mudo. Asi son los hombres de Dakota.

Depositada en un almacen de alimentos, dirigio sus largas zancadas de inmediato al otro extremo del pueblo. No quedaba lejos. En los arrabales, se sento a hablar con una anciana que cabeceaba en una silla de mimbre frente a una gasolinera y almacen general. La anciana sostenia en su regazo como un gato al veranillo de San Martin.

– Perdone, senora. ?Podria decirme como se va a un rancho que llaman el Rosa de Goma? Me han dicho que Mottburg era la poblacion mas proxima.

Con semicerrados ojos de lagarto, alzo la mujer la barbilla sin levantar los parpados.

– ?Son de verdad? -pregunto con voz de sorprendente vivacidad.

– ?Lo dice por mis pulgares? Si, lo son, muy reales.

– Bueno querida, perdoneme entonces, no queria ofenderte. Pero como preguntaste por ese rancho Rosa de Goma pense que quiza fueses de los de la pelicula que andan haciendo alli. Pense que podrian ser de mentira, como el maquillaje. ?Vas a salir tu en esa pelicula? ?De que trata, dime?

Sissy empezo a informar a la dama de que los cineastas que evidentemente habia visto encaminarse hacia el Rosa de Goma iban alli a filmar las grullas chilladoras, pero algo (algun instinto protector, quiza) hizo que se callara de pronto. Por alguna razon, no estaba segura de que debiese mencionar a las grullas.

Percibio la vieja que Sissy vacilaba.

– Bueno -dijo-. Que mas da. De todos modos, no la haran nunca en este pueblo. Sobre todo si es una de esas de desnudos. De las del destape. Aqui no hacen mas que las que deja la Iglesia Mormona. Y luego todas las Navidades ponen la misma: Sonrisas y lagrimas. Todas las Navidades la repiten. La he visto cuatro veces. Si intentan llevarme a verla este ano, les dire que me falla la vista. Me revienta contar mentiras, pero ya esta bien, ?no crees? Si trajesen una pelicula de Bette Davis… esa es la que a mi me gusta. ?Te gusta a ti?

Sissy sonrio.

– No recuerdo haber visto ninguna pelicula suya, pero tengo entendido que es una actriz maravillosa. -Sissy no sabia si le gustaba o no Bette Davis, pero desde luego le gustaba la vieja.

– Bueno, la he visto varias veces, y tambien a Joan Crawford. Yo en otros tiempos queria ser una senora fina como ella, pero quede atrapada aqui y no consegui salir. Lleve la granja Mottburg, la lleve treinta anos. Me retiraron hace poco. Pensaron que estaba chocha. Y creen que la vieja Granny Schreiber ya no sabe nada de nada, pero yo Io se todo, absolutamente todo.

Sissy poso la mochila.

– Oiga, senorita Schreiber…

– Senora Schreiber. ?Por que otra cosa que no fuese un hombre iba a quedar atrapada una mujer en un sitio asi?

– Senora Schreiber, entonces, ?sabra usted algo sobre los indios siwash? ?No es esa tribu de por aqui?

– Si y no. ?Los siwash? Si y no. Perdona querida que los mire. Se que soy una grosera; pero son tan raros.

– No se preocupe, senora Schreiber. Estoy acostumbrada a que me miren. Ademas, estoy segura de que hasta una senora tan fina como Bette Davis me los miraria. ?Que sabe de los siwash?

– Ah, si, los siwash. Al principio no andaban por aqui. Los siwash era una tribu pequena que expulsaron de la costa del Pacifico sus enemigos. Decian que practicaban mala medicina y las otras tribus les odiaban. Bueno, el caso es que emigraron hasta Dakota y los sioux de Dakota los aceptaron y los protegieron; les dieron una parcela de su propia tierra. Luego, cuando se hicieron las reservas, los sioux pidieron al Congreso que se diese a los siwash tierra, doscientos acres, de su propia reserva, aunque era pequena. Durante la guerra, creo que fue la Segunda, ha habido tantas que ya no me acuerdo, lo que quedaba de los siwash emigro a trabajar a las ciudades. Dejaron que el Congreso vendiese la tierra de su reserva a los rancheros blancos. Bueno, todo menos el Cerro Siwash. Segun ellos, ese viejo monticulo (se ve desde aqui si no hay polvoreda y miras bien) segun decian ellos, era sagrado y seria suyo para siempre. Asi que ese cerro es aun territorio siwash. Pero no quedan ya siwash por aqui. A menos que cuentes a ese viejo chiflado que vive en la cima del cerro.

– ?Se refiere a ese individuo al que llaman el Chink? ?Es un indio? Yo creia que era chino.

La arrugada mujer balanceo su cuerpo, como un loro, al sol.

– Quiza sea chino y quiza no. Yo lo que se es que tiene un papel de los siwash en el que dice que el es su primer hechicero y que tiene permiso para vivir en su monte sagrado -se balanceo de nuevo-. Quiza sea chino. Quiza sea otra cosa. Aqui donde compra sus cosas no saben exactamente lo que es. Piensan que es un medio animal, como una especie de fantasma.

Dejo de balancearse.

– Pero -siguio- siempre tiene un guino o un comentario para la vieja abuela Schreiber, y eso es bastante mas de lo que son capaces los viejos chiflados de Mottburg. Iria con el al baile del sabado por la noche con mucho gusto, si senor. La abuela Schreiber aun puede bailar la polca, ?no lo sabias?

Sissy se echo a reir y recogio la mochila.

– Estoy segura de que baila usted mejor que yo -dijo-. Ha sido muy agradable hablar con usted, senora Schreiber. ?Podria decirme por donde se va al Rosa de Goma?

– Sigue la carretera principal al salir del pueblo por lo menos trece o quince kilometros. Veras entonces una carretera con mucho polvo que tuerce a la derecha. Fijate bien. No hay ninguna senal, pero si un monton de rocas pintadas de cal. Sigue esa carretera hasta que empiecen a aparecer colinas. Entonces, hay otra que se desvia, que es casi un camino. En esa si hay senal. No me has dicho si vas a trabajar en la pelicula, o vas a buscar al Chink como los demas jovencitos tontos, o si vas a trabajar en el rancho. No es asunto mio, claro, pero se ve que no vas por el tratamiento de belleza; eres demasiado guapa. Salvo que vayan a hacerte algo en los pulgares…

Sissy nego con un gesto mientras se alejaba.

– No quiero que les hagan nada a mis pulgares, senora Schreiber. Muchas gracias por su ayuda. Mirare si hay un papel para usted en la pelicula,

– Ay, hazlo, hazlo -dijo la vieja, con una risilla senil. Luego, se estiro perezosamente, como para rascarle al veranillo de San Martin detras de las orejas,

37

SISSY ENCONTRO la carretera polvorienta. Iba alzando nubeculas de polvo al caminar. Una serpiente cascabel calentaba su fria sangre sobre una roca. Habia una sensacion de gritos jubilosos de vaqueros en el aire. A lo lejos, alzaba su sombrero el Cerro Siwash… pero sin decir que tal.

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