Lo que nos lleva, tictaqueando, a la cuestion del segundo reloj. El primer reloj de las maquinarias originales, el reloj de arena de membrana, se asienta en un estanque de agua. La Gran Madriguera queda situada sobre una profunda fractura, una de las ramas principales de la Falla de San Andres. La falla de la Sierra aparece claramente en los mapas geologicos del norte de California (lo cual constituye un indicio del emplazamiento de las maquinas originales, ?verdad? aunque la falla sea muy larga). Ademas, la corriente subterranea que alimenta el estanque de la Gran Madriguera desemboca directamente en la Falla de San Andres. Ese estanque de agua es el segundo reloj del sistema. Consideremos sus piezas.

Momentos antes de un terremoto, determinados individuos sensibles experimentan nauseas. Los animales, por ejemplo el ganado, son aun mas sensibles a las vibraciones que preceden al terremoto, sintiendolas antes y con mayor intensidad. Pero no hay duda de que las criaturas que son mas sensibles a los terremotos en la actualidad son ios siluros. Lectores, se trata de un hecho cientifico; les escepticos no deberian vacilar en comprobarlo. Siluros.

Ahora bien, hay una especie de siluros, ciega por herencia, que habita en exclusiva las aguas subterraneas, Su nombre latino es Satan Euristomus, de nuevo para escepticos, pero los espeleologos llaman a estos peces blandcats o gatos ciegos. Estos gatos ciegos, relativamente raros en California, son muy comunes en las nievas y cavernas de los estados Ozark y de Tejas.

En el estanque de los relojes hay siluros de este tipo. Su innata sensibilidad a los terremotos, tipica de los siluros, viene suplementada por el hecho de encontrarse conectados, por aleta y bigote, a la vibracion de una de las cadenas de fallas mas grande y frenetica del globo. Cuando se inicia un movimiento de cualquier pasion ritcheriana, el siluro entra en un estado de conmocion. Deja de comer, y cuando se mueve, lo hace erraticamente. Por el control constante de los cambios en el campo magnetico de la Tierra o en la inclinacion de su superficie o por el ritmo cinetico y la intensidad de la tension cuando las fallas reptan lentamente, los sismologos han predicho con exactitud una serie de temblores de menor cuantia, aunque no con gran precision. Los siluros de los relojes, por otra parte, han registrado la inminencia de terremotos en lugares tan lejanos como Los Angeles (1971) y hasta con cuatro semanas de antelacion.

En las paredes de tierra de la Madriguera Central, el Pueblo Reloj ha anotado ordenadamente las fechas e intensidades de todos los temblores, intensos o suaves, que se han producido en las fallas de tres mil kilometros de Costa Oeste desde 1908. EJ grafico general, transcrito por el reloj de los siluros, muestra una estructura ritmica que indica a las mentes ritmicas de los indios que algo importante va a suceder cualquier semana.

Este atisbo de destruccion solo es pitagoriano en el sentido de que si el cataclismo borra el ultimo vestigio de rito cultural, llegara ese genero de libertad completa, social y psiquica, que solo puede brindarnos la natural anarquia atemporal, el nacimiento de un pueblo nuevo a la Eternidad del Gozo.

El Pueblo Reloj considera la civilizacion como una serie de simbolos de disparatada complejidad que oscurece procesos naturales y dificulta el movimiento libre. La tierra esta viva. Arde en su interior el calor del anhelo cosmico. Anhela estar de nuevo con su esposo. Gime. Se agita suavemente en su sueno. Cuando se rompan las simbologias de la civilizacion, no habra mas «terremotos». Los terremotos son una manifestacion de la conciencia humana. Sin locuras hechas por el hombre no podria haber terremotos. En la Eternidad del Gozo, el hombre desurbanizado, pluralizado, a gusto con su tecnologia suave, sonreira y suspirara cuando la tierra empiece a temblar.

– Esta inquieta esta noche -dira.

– Tiene suenos de amor.

– Siente anoranzas.

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EN LAS ALETAS de los delfines hay cinco dedos esqueleticos.

En otros tiempos, los delfines tenian manos. De los residuales digitales que hay en sus aletas, se puede deducir que los delfines tenian dedos oponibles. Imaginaos un delfin con un as en la mano. Imaginaos un delfin arrancando los petalos de una margarita: Me quiere, no me quiere. Imaginad un delfin, que dibuja una carta astrologica descubriendo que todos sus planetas estaban en Piscis. ?Puedes imaginarte a un delfin metiendose los dedos en el respiradero? ?A un delfin a la maquina escribiendo su libro?

Imagina al delfin, un animal terrestre entonces (aunque el Expreso Piscis solo para en el fondo del mar) agitando un flaco pulgar en el aire de lagarto filtrado de la prehistoria, en autoestop camino de la Atlantida o de Gondwana. ?Cogerias tu a un delfin que hiciese autoestop? ?Y si condujeses una barracuda?

?Bueno, bueno, bueno, el autor quiere decir (a los miopes y a los condicionados mentalmente por el tiempo) que el delfin tambien tenia pulgares! Piensa esto cuando tengas un rato. Ahora mismo. Sin embargo el pulgar del delfin queda eclipsado por el pulgar de Sissy. Que ella flexiona ahora en un sucio jardin ciudadano.

El doctor Robbins, terminando el vino, deseo saber si el Chink compartia las ideas del Pueblo Reloj.

La respuesta era, y es, no, nunca estuvo por completo de acuerdo con los puntos de vista y las suposiciones del Pueblo Reloj, y con el paso de los anos, lo estuvo aun menos y no mas. Sin embargo, cayo en manos del Pueblo Reloj en un momento en que la mayoria de los habitantes del mundo se daban cabezazos por vagas e insustanciales manias como la expansion economica y la geopolitica etnocentrica, y sus propios pueblos, el japones y el norteamericano, figuraban entre los mas fanaticos perseguidores de la victoria y rezaban a las deidades de la bala y ensenaban a sus hijos a andar sobre el filo de la navaja. Asi que, cuando conocio a las trece familias de la Gran Madriguera y aprendio las razones y procesos de las maquinas del tiempo, el Chink lanzo un largo «ja ja jo jo ji ji». Y dijo: «Es tranquilizador ver signos de vida inteligente en el planeta.»

– Exactamente lo que pienso yo -musito el doctor Robbins, mientras contemplaba las sombras de los pulgares de Sissy que saltaban como delfines por el muro clel jardin.

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ENTRE LOS miembros del Pueblo Reloj, que nunca habian saboreado un name ni visto una grulla chilladora, que no estaban familiarizados con la practica del autoestop, que se habrian quedado pasmados ante una lata de Yoni Yum y que no eran capaces de creer en chifladuras de la imaginacion norteamericana como las vaqueras, habito el Chink veintiseis anos.

Durante los ocho primeros, vivio practicamente como un miembro mas del Pueblo Reloj, un miembro honorario de la Familia de la Treceava Madriguera, compartiendo sus alimentos, su vivienda y sus mujeres. (Al ser una sociedad anarquista o, mas exactamente, pluralista, algunos de los miembros del Pueblo Reloj eran monogamos. Otros, quiza la mayoria, practicaban el amor libre. En una sociedad pluralista, el amor muestra en seguida todos sus embadurnados y sonrientes rostros, y debe advertirse que el termino familia solo importaba a efectos del ritual de los relojes, fuera del cual predominaba el entremezclamiento sin inhibiciones. Por ejemplo, un hombre de la Familia de la Quinta Madriguera, podia dejar embarazada a una dama de la Onceava Madriguera, y el nino resultante, una vez crecido, asignarse a la Familia de la Novena Madriguera,)

En 1951, cuando la guerra era solo un brillo en los ojos saltones de la Legion Americana, se traslado el Chink a una cabana que habia construido unos quince o diecisies kilometros al oeste de la Gran Madriguera. Se alzaba la cabana estrategicamente en la estrecha entrada del valle, que, con un arroyo como pista de carreras, totalizaba contra la base de la loma llena de toneles. En la otra direccion, a un par de kilometros mas alla de la cabana, habia un camino que llevaba a una polvorienta carretera que llevaba a su vez a una autopista por la que se llegaba a una combinacion de almacen general, cafe y gasolinera. El Chink empezo a acudir a aquel establecimiento en autoestop cada quincena, y compraba alli periodicos, revistas y otras provisiones. Se los leia a los miembros interesados del Pueblo Reloj (todos hablaban ingles pero habia muy pocos que supiesen leerlo); eran sobre todo los jovenes, pues los viejos consideraban las «noticias» no relacionadas con terremotos,

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