El respondio con voz cuidadosamente controlada.

– Othona House. He venido a ver a Jean-Philippe Etienne.

Se dirigieron juntos hacia la puerta principal. Gabriel tiro de la campanilla. Ella oyo su tanido aun a traves de la gruesa plancha de roble. La espera no fue larga. Oyeron el chirrido del cerrojo y el girar de la llave en la cerradura. Despues se abrio la puerta y la robusta silueta de una mujer de edad vestida de negro se recorto contra la luz del recibidor.

– Monsieur Etienne vous attend -dijo.

Gabriel se volvio hacia Frances.

– No creo que conozcas a Estelle, el ama de llaves de Etienne. No te preocupes. Dentro de unos minutos podras llamar para pedir ayuda. Mientras tanto, si quieres ir con Estelle, ella se ocupara de ti.

Ella replico:

– No necesito que nadie se ocupe de mi. No soy una nina. Me has traido contra mi voluntad; ahora que estoy aqui, me quedo contigo.

Estelle los condujo por un largo pasillo embaldosado que llevaba a la parte posterior de la casa y, una vez ante la puerta, se aparto para cederles el paso. La habitacion, obviamente un estudio, estaba recubierta de paneles oscuros, y el aire estancado conservaba el aroma penetrante del humo de lena. En la chimenea de piedra, las llamas se movian como lenguas y la madera crepitaba y siseaba. Jean-Philippe Etienne se hallaba sentado en un gran sillon de orejeras a la derecha del hogar. No se levanto. De pie junto a la ventana, mirando hacia la puerta, estaba el inspector Aaron. Llevaba puesto un voluminoso chaqueton de piel de cordero que contribuia a subrayar la corpulencia de su figura. Tenia el semblante muy palido, pero en aquel momento un leno se partio y, por un instante, la crepitante llama lo hizo resplandecer de vida rubicunda. Sus cabellos estaban desordenados, revueltos por el viento. Debia de haber llegado justo antes que ellos, penso Frances, y aparcado su coche fuera de la vista.

Sin prestar atencion a la joven, el inspector se dirigio inmediatamente a Dauntsey.

– Le he seguido hasta aqui. Tengo que hablar con usted.

Se saco un sobre del bolsillo, extrajo una fotografia de su interior y, tras depositarla sobre la mesa, contemplo el rostro de Dauntsey en silencio. Nadie se movio.

Dauntsey contesto:

– Ya se lo que ha venido a decirme, pero el momento de hablar ha pasado. No esta aqui para hablar, sino para escuchar.

Fue entonces cuando Aaron parecio advertir la presencia silenciosa de Frances.

– ?Por que esta usted aqui? -le pregunto en tono brusco, casi acusador.

A Frances aun le dolia la boca, pero respondio con voz firme y clara.

– Porque me ha traido por la fuerza. He venido atada y amordazada. Gabriel ha matado a Claudia. La ha estrangulado en el garaje. He visto el cadaver. ?No va a detenerlo? Ha matado a Claudia y mato a los otros dos.

Etienne se habia puesto en pie y en aquel momento emitio un sonido extrano, algo entre un gemido y un suspiro, y volvio a desplomarse en el sillon. Frances corrio hacia el.

– Lo siento, lo siento mucho -dijo-, deberia de haberlo dicho con mas delicadeza.

Luego, al alzar la mirada, vio el rostro horrorizado del inspector Aaron. El inspector se volvio hacia Dauntsey y le hablo casi en un susurro.

– Asi que ha terminado usted el trabajo.

– No se atormente, inspector. No habria podido salvarla. Ya estaba muerta antes de que saliera usted de Innocent House. -Se volvio hacia Jean-Philippe Etienne-. En pie, Etienne -le ordeno-. Quiero verte de pie.

Etienne se incorporo lentamente en el sillon y extendio la mano hacia el baston. Se levanto con su ayuda. Hizo un esfuerzo visible por tenerse en pie, pero se tambaleo y quizas habria caido si Frances no se hubiera adelantado para sostenerlo por la cintura. No dijo nada, pero mantuvo la vista fija en Dauntsey.

Este prosiguio:

– Pasa detras del sillon. Puedes apoyarte en el.

– No necesito apoyarme. -Aparto el brazo de Frances con firmeza-. Solo ha sido un entumecimiento pasajero por haber estado sentado. No pienso ponerme detras del sillon como si estuviera en el banquillo. Si has venido aqui como juez, no olvides que lo habitual es escuchar los alegatos antes del juicio y castigar unicamente si hay un veredicto de culpabilidad.

– Ya ha habido un juicio. Lo he celebrado yo durante mas de cuarenta anos. Ahora te pido que reconozcas que entregaste a mi mujer y mis hijos a los alemanes, que de hecho los enviaste a Auschwitz para que fueran asesinados.

– ?Como se llamaban?

– Sophie Dauntsey, Martin y Ruth. Utilizaban el apellido de Loiret. Tenian documentos falsos. Tu eras una de las contadas personas que lo sabian. Sabias que eran judios, sabias donde vivian.

Etienne replico con calma.

– Sus nombres no me dicen nada. ?Como quieres que me acuerde? No fueron los unicos judios que denuncie al Gobierno de Vichy y a los alemanes. ?Como iba a acordarme de sus nombres y sus familias? Hice lo que era necesario en aquellos momentos. Si queria conservar mi cupo de papel, tinta y recursos para la prensa clandestina, era importante que los alemanes siguieran confiando en mi. ?Como quieres que me acuerde de una mujer y dos ninos, despues de cincuenta anos?

– Yo los recuerdo -dijo Dauntsey.

– Y ahora has venido en busca de venganza. ?Sigue siendo dulce, despues de cincuenta anos?

– No es venganza, Etienne. Es justicia.

– Oh, no, Gabriel, no te enganes. Es venganza. La justicia no exige que al final vengas a anunciarme lo que has hecho. Pero llamalo justicia si eso tranquiliza tu conciencia. Es una palabra fuerte; espero que sepas lo que significa. Yo no estoy seguro de saberlo. Quizas el representante de la ley pueda ayudarnos.

– Significa ojo por ojo y diente por diente -dijo Daniel.

Dauntsey seguia mirando a Jean-Philippe.

– No te he quitado mas de lo que me quitaste, Etienne. Un hijo y una hija por un hijo y una hija. Tambien asesinaste a mi esposa, pero la tuya ya estaba muerta cuando averigue la verdad.

– Si, estaba fuera del alcance de tu mala voluntad. Y de la mia.

Pronuncio las ultimas palabras con voz tan queda que Frances se pregunto si realmente las habia oido.

– Mataste a mis hijos -prosiguio Gabriel-; yo he matado a los tuyos. No tengo posteridad; tu tampoco la tendras. Tras la muerte de Sophie no pude amar a ninguna otra mujer. No creo que nuestra existencia tenga ningun sentido ni que haya un futuro despues de la muerte. Puesto que no hay Dios, no puede haber justicia divina. Debemos hacernos nuestra justicia nosotros mismos, y aqui, en la tierra. Me ha costado casi cincuenta anos, pero me he hecho justicia.

– Habria sido mas eficaz si hubieras actuado antes. Mi hijo tuvo su juventud, su virilidad; conocio el exito, el amor de las mujeres. Eso no pudiste quitarselo. Tus hijos no lo tuvieron. La justicia debe ser rapida, ademas de eficaz. La justicia no espera cincuenta anos.

– ?Que tiene que ver el tiempo con la justicia? El tiempo nos quita las fuerzas, el talento, los recuerdos, las alegrias, incluso la capacidad de afligirnos. ?Por que habriamos de consentir que se llevara tambien el imperativo de la justicia? Tenia que asegurarme, y eso tambien era justicia. Tarde mas de veinte anos en localizar a dos testigos decisivos. Pero ni siquiera entonces tenia prisa. No hubiera podido soportar diez anos o mas de carcel; ahora no sera necesario. A los setenta y seis anos no hay nada que no se pueda soportar. Luego tu hijo decidio casarse. Hubiera podido nacer un nino. La justicia exigia que solo murieran dos.

Etienne pregunto:

– ?Y por eso dejaste a tus editores y viniste a la Peverell Press en 1962? ?Ya sospechabas de mi?

– Empezaba a sospechar. Los hilos de mi investigacion empezaban a entrelazarse. Me parecio conveniente instalarme cerca de ti. Y recuerdo muy bien que te alegraste de contar conmigo y con mi dinero.

– Naturalmente. Henry Peverell y yo creiamos haber conseguido un talento de primera fila. Hubieras debido guardar tus energias para la poesia, Gabriel, no malgastarlas en una obsesion inutil nacida de tu propio sentimiento de culpa. Tu no tuviste la culpa de que tu mujer y tus hijos quedaran atrapados en Francia; fue una imprudencia dejarlos en aquellos momentos, por supuesto, pero nada mas. Tu te fuiste y ellos murieron. ?Por que

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