Claire -dijo, y saco el movil del bolso.
Fueron a sentarse a su despacho. Lorna tecleo algo en el ordenador, para acceder al sistema.
– De acuerdo -dijo-. ?Dispara!
– Necesito buscar los antecedentes de alguien. ?Que informacion tengo que darte?
– Solo su nombre, edad, direccion.
Grace le dio los datos de Brian Bishop y escucho el clic de las teclas mientras entraba la informacion.
– ?Brian Desmond Bishop, nacido en Brighton el 7 de septiembre de 1964?
– Ese es.
Lorna se inclino hacia delante, para acercarse a la pantalla.
– En 1979 el juzgado de menores de Brighton lo sentencio a dos anos de internamiento en un reformatorio por violar a una nina de catorce anos -leyo-. En 1985, el juzgado de Lewes le condeno a dos anos de libertad provisional por lesiones graves a una mujer. ?Que encanto de tio! -comento.
– ?Hay alguna anomalia en la entrada? -pregunto Grace.
– ?Alguna anomalia? ?Que quieres decir?
– ?Podrian haberla manipulado?
– Bueno, solo hay una cosa… Aunque no es tan inusual. -Lo miro-. Normalmente, los registros tan antiguos como estos no se modifican nunca, permanecen igual en el expediente para siempre. Solo se tocan cuando se introducen correcciones, a veces porque surgen pruebas nuevas, se anulan antiguas condenas o hay que rectificar algun error, cosas asi.
– ?Puede saberse cuando se modifican?
– ?Por supuesto! -asintio enfaticamente-. Cada vez que un registro se altera se deja una huella electronica. De hecho, aqui tenemos una.
Grace se irguio de repente.
– ?Si?
– Las personas que tenemos autorizacion disponemos de un codigo de acceso individual. Si corregimos un registro, la huella que dejamos es nuestro codigo de acceso, y la fecha de modificacion.
– ?Asi que puedes averiguar a quien pertenece ese codigo de acceso?
Lorna le sonrio.
– Conozco ese codigo de acceso sin necesidad de buscarlo. Es el de Janet. Corrigio este registro el… -miro mas detenidamente- el 7 de abril de este ano.
Ahora Grace noto de verdad la subida de adrenalina.
– ?Si?
– Si. -Lorna fruncio el ceno, tecleo algo y luego volvio a mirar la pantalla-. Interesante -dijo-. Fue su ultimo dia en el departamento.
Capitulo 114
Una hora y media mas tarde, poco antes de las ocho, Nick Nicholl conducia despacio un coche patrulla Opel Vectra por Sackville Road. Grace iba en el asiento delantero, con un chaleco antibalas debajo de la chaqueta, y Glenn Branson, tambien con chaleco antibalas, iba sentado detras de el. Los dos hombres iban contando los numeros de las casas en los mugrientos edificios adosados de estilo eduardiano. Justo detras los seguian dos furgonetas Ford Transit de la policia, cada una con un equipo de agentes uniformados del equipo de Apoyo Local.
– ?Dos cincuenta y cuatro! -leyo Glenn Branson-. Dos cincuenta y ocho. Dos sesenta. ?Dos sesenta y dos! ?Es aqui!
Nicholl aparco en doble fila al lado de un Ford Fiesta lleno de polvo y los otros vehiculos se detuvieron tras ellos.
Grace ordeno por radio a la segunda furgoneta que fuera por detras para cubrir la entrada trasera y que le informara cuando estuviera en posicion.
Dos minutos despues, recibio la llamada para anunciar que estaban listos.
Salieron del coche. Grace ordeno al miembro del SOCO que se quedara en su vehiculo de momento, bajo los escalones de hormigon en primer lugar, paso por delante de dos cubos de basura y luego por una ventana sucia en saledizo con los visillos corridos. Aun era de dia, aunque estaba oscureciendo deprisa, asi que la ausencia de luz interior no significaba necesariamente que el piso estuviera vacio.
La puerta gris y gastada, con dos paneles de cristal opacos, pedia a gritos una mano de pintura, y el timbre de plastico habia vivido tiempos mejores. Sin embargo, lo pulso. No emitio ningun sonido. Volvio a pulsar. Silencio.
Golpeo los paneles con fuerza. Luego grito:
– ?Policia! ?Abran la puerta!
No hubo respuesta.
Volvio a llamar, con mas energia aun.
– ?Policia! ?Abran la puerta!
Luego se volvio hacia Nicholl y le dijo que pidiera al equipo de Apoyo Local que trajera el ariete.
Al cabo de unos momentos, aparecieron dos agentes corpulentos, uno de ellos con un ariete cilindrico, largo y amarillo, que utilizaban para echar puertas abajo.
– ?Voy, jefe? -le pregunto a Grace.
El comisario asintio.
El policia empotro el ariete contra uno de los paneles de cristal. Para asombro de todos, reboto. Volvio a golpearlo, mas fuerte, y reboto de nuevo.
Branson y Nicholl lo miraron con el ceno fruncido.
– ?No comiste suficientes espinacas cuando eras pequeno? -se burlo su companero del equipo de Apoyo Local.
– ?Joder!
El otro policia, que aun era mas corpulento, cogio la herramienta y golpeo con fuerza contra la puerta. Momentos despues tambien estaba avergonzado, al ver que volvia a rebotar en el cristal.
– ?Mierda! -exclamo el agente-. ?Tiene cristales blindados! -Golpeo el pomo de la puerta. Esta apenas se movio. Volvio a aporrearla, luego otra vez. Empezaba a sudar. Miro a Grace-. Creo que no le gustan los ladrones.
– Es evidente que ha seguido los consejos de su agente local de Prevencion de Delitos -bromeo Nick Nicholl, haciendo una extrana exhibicion de humor.
El agente les indico que se apartaran, luego dio un mazazo potente en el centro de la puerta, que se combo, y algunas astillas de madera salieron volando.
– Esta reforzada -dijo en tono grave.
Volvio a golpear, otra vez, hasta que partio la madera y pudo ver la chapa de acero que habia debajo. Se necesitaron cuatro golpes mas con el ariete para que la chapa se doblara lo suficiente para que alguien pudiera entrar arrastrandose.
Primero pasaron seis agentes del equipo de Apoyo Local, para determinar si habia alguien en el piso. Al cabo de un par de minutos, uno de ellos abrio la puerta danada desde dentro y salio.
– El piso esta vacio, senor.
Grace dio las gracias al equipo y les pidio que se marcharan, tras explicarles que queria limitar el numero de policias presentes en el lugar para llevar a cabo un registro forense.
Al entrar, mientras se ponia unos guantes de latex, Grace se encontro en un sotano pequeno y lugubre, donde practicamente cada centimetro del suelo enmoquetado y raido estaba ocupado por equipos informaticos parcialmente desmontados, pilas de revistas de motor y manuales de coches. Olia a humedad.
Al otro lado de la habitacion habia un area de trabajo, con un ordenador y un teclado. Toda la pared de delante estaba llena de recortes de periodico y lo que parecian esquemas de arboles genealogicos. A la derecha, habia una puerta abierta, que conducia a un pasillo oscuro.