– Por lo que he oido, agradeceria mas una o dos bolsitas de heroina.

Grace sonrio.

– ?Como esta el policia de la Unidad de Delitos Contra Vehiculos?

– ?El agente Packer? Bien. Le han dado el alta, pero tiene quemaduras graves en la cara y las manos.

Grace le dio las gracias por la informacion y llamo a Loretta Leberknight. Cuando le conto lo que habia sucedido, la mujer se rio benevolamente.

– Ya lo habia visto -dijo.

– Sin embargo, hay algo que me preocupa -dijo Grace-. Sus dos primeros nombres, Norman John. La primera vez que hablamos, me dijo que los padres adoptivos cambian los nombres del nino, o tal vez pasan el nombre de pila al segundo nombre. En este caso, conservaron los dos nombres. ?Tiene alguna importancia?

– Ninguna -dijo Loretta-. La mayoria de los padres los cambian, pero algunos no. A veces si un nino tarda un tiempo en ser adoptado, va a una casa de acogida; en ese caso, seguramente acabara conservando el nombre.

Grace choco con Glenn Branson de camino a su despacho.

– ?Por que estas tan contento, viejo? -pregunto Branson.

– Tengo buenas noticias. Pero vaya, tu tambien estas de muy buen humor -dijo Grace.

– Si, bueno, yo tambien tengo buenas noticias.

– Cuentame.

– Tu primero.

Grace se encogio de hombros.

– ?Te acuerdas de esa trabajadora social tan antipatica del servicio de adopciones?

– ?La del pelo rosa y las gafas verdes brillantes? ?Con cara de perro?

– La misma.

– Tienes una cita con ella, ?no? Estaria bien. Siempre que le pongas una bolsa de papel en la cabeza.

– Pues si, tengo una cita con ella. Y con su jefe. A las tres de la tarde. ?Recuerdas que le dije que si nos ocultaba informacion que pudiera sernos util pediria su cabeza?

Branson asintio.

– Si.

– Bueno, pues es lo que voy a hacer. Voy a pedir la cabeza de esa zorra.

– Y eso que no eres vengativo.

– ?Yo? ?Vengativo? ?Que va! -Grace miro su reloj-. Acabo de pasar un rato interesante en el ayuntamiento y en la biblioteca. Esto te va a encantar. Creo que podemos dar por cerrado el caso de Norman Jecks. ?Te apetece una cervecita y te lo cuento?

– Me gustaria…, pero tengo que salir pitando.

– Bueno, ?cual es tu buena noticia?

El sargento sonrio.

– ?Sabes? En realidad seguramente tambien es buena para ti.

– La intriga me mata.

Con un gesto que se transformo en la sonrisa mas feliz que Grace habia visto en el rostro de su amigo en muchos meses, Glenn Branson dijo:

– He quedado con un tipo para ver un caballo.

Agradecimientos

El mundo de la Policia de Sussex es fundamental en mis novelas de Roy Grace, y estoy en deuda con muchos de sus agentes y de su personal de apoyo, que me acogen tan bien y me ofrecen tanta ayuda. Encabeza la lista el jefe de la policia Joe Edwards, por tener la amabilidad de darme su autorizacion. Absolutamente indispensable es mi buen y sabio amigo, el comisario jefe jubilado Dave Gaylor, que durante muchos anos ha sido mi mentor en la Policia de Sussex, ademas de servirme de inspiracion en el personaje de Roy Grace. Es mi investigador jefe particular, una fuente de ideas creativas, y ha demostrado tener la paciencia de un santo al ayudarme de muchas formas en esta novela, asi como en las anteriores. Sin el, este libro habria sido mucho menor.

Por mencionar algunos nombres mas -y, por favor, perdonad las omisiones-, el comisario jefe Kevin Moore me ha dado un apoyo increible; el investigador de la Unidad de Delitos Tecnologicos Ray Packham y su esposa, Jen, me han ayudado muchisimo y me han proporcionado ideas muy ingeniosas. He recibido una ayuda excepcional para comprender la situacion actual de la delincuencia en Brighton -y la presencia policial en ella- del agente Paul Grzegorzek, miembro de la policia local. Y tambien el sargento Julian Clapp, que consiguio que me entraran escalofrios cuando me mostro paso a paso el proceso de detencion, asi como el inspector Mark Powles, de la Unidad de Identificacion del Cuerpo de Policia de Sussex.

Quiero dar las gracias a los inspectores Roy Apps y Paul Furnell, al agente Matt Webster, al inspector Andy Parr, al sargento Mark Baker, al comisario jefe Peter Coll; tambien al sargento Phil Taylor, jefe de la Unidad de Delitos Tecnologicos, y a John Shaw, antes en la Unidad de Delitos Tecnologicos -ahora en el Grupo de Control de Riesgos-; a Julie Page, del Departamento de Datos Informaticos de la Policia; al sargento Keith Hallet, de la Unidad Holmes de la Policia de Sussex; a Brian Cook, director de la Division de Apoyo Cientifico; al inspector William Warner; al investigador jefe de la Escena del Crimen Stuart Leonard; a la analista jefe Suzy Straughan; al sargento Jason Tingley; a las agentes de Relaciones Familiares Amanda Stroud y Louise Pye; y una mencion muy especial para el jefe del equipo de apoyo Tony Case, de la central del Departamento de Investigacion Criminal, que ha sido increiblemente generoso con su tiempo, ayuda y entusiasmo.

Debo dar tambien un millon de gracias al fantastico equipo de personas de Munich que me han ayudado: el Kriminalhauptkommisar Walter Dufter, a Ludwig Waldinger y Detlef, Ted, Puchelt, del Bayerisches Landeskriminalamt, a Franz-Joseph Wilfling, Kriminaloberrat en la Kriminalpolizeidirektion 1 de Munich; a Andy y a Sabine, del Krimifestival de Munich; a Anette Lippert, por el gran trabajo que ha realizado para mi con la geografia muniquesa; y, por supuesto, al mejor actor aleman vivo, Hans Jurgen Stockeri, por su infinita paciencia al llevarme, al menos diez veces, a todos los lugares historicos de Munich para buscar localizaciones para las escenas.

He tenido la gran ayuda del forense de Essex, el doctor Peter Dean, del patologo Nigel Kirkham y de la patologa del Ministerio del Interior Vesna Djurovic. Y del doctor Robert Dorion, director de Odontologia Forense del Laboratoire de Sciencies Judiciaires et de Medecine Legale de Montreal, y autor del definitivo Bitemark evidence. Y estoy enormemente agradecido a mis maravillosos amigos del deposito de cadaveres de Brighton y Hove, Elsie Sweetman, Victor Sinden y Sean Didcott, por su paciencia infinita conmigo y por su inmensa amabilidad y consideracion.

Gracias tambien a Brian Ellis, a los doctores Andrew Davey y Jonathan Pash, a Tom Farrer, tecnico patologo, y a Robert Frankis, una de las pocas personas que me supera en mi aficion por los coches… Y gracias a Peter Bailey por sus conocimientos enciclopedicos del Brighton moderno y pasado y de la red ferroviaria. Y debo agradecer especialmente a la asesora en adopciones Chrissie Franklin la ayuda energica y entusiasta que me brindo en muchos aspectos de este terreno tan complicado.

Gracias como siempre a Chris Webb, que mantiene mi ordenador en marcha y mis copias de seguridad a salvo, y gracias enormes a mis editores no oficiales, Imogen Lloyd-Webber, Anna-Lisa Lindeblad y Sue Ansell, que leyeron el manuscrito en varias etapas y me ofrecieron aportaciones inestimables. Y gracias tambien al trabajo arduo del equipo de Relaciones Publicas Midas, Tony Mulliken, Margot Veale y Amelia Rowland.

Doy las gracias por estar representado por mi fabulosa agente Carole Blake -?y me honra contribuir a su coleccion de tres millones de pares de zapatos de diseno!- y a mi representante para el cine, Julian Friedmann. Y considero un privilegio inmenso ser publicado por Macmillan. Por destacar solo algunos nombres a los que estoy agradecido: Richard Charkin, David North, Geoff Duffield, Anna Stockbridge, Vivienne Nelson, Marie Slocombe, Micheile Taylor, Caitriona Row, Claire Byrne, Ali Muirden, Richard Evans, Chloe Brighton, Liz Cowen, mi correctora Lesley y, por ultimo, pero no por eso menos importante, Stef Bierwerth (?cada vez eres mas y mas maravilloso!). Y al otro lado del Canal tengo que volver a dar unas gracias enormes a mi equipo de editores alemanes, Scherz,

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