Capitulo 19

Hoy mi padre esta llorando. Nunca le habia visto llorar. Le he visto borracho y enfadado, que es como esta la mayor parte del tiempo, borracho y enfadado, pegando a mi madre o pegandome a mi, o dandonos punetazos en la cara a alguno de nosotros, o quiza las dos cosas, segun de que humor este. A veces le da una patada al perro porque es mi perro y no le gustan los perros. A la unica persona a la que no da punetazos o pega o da patadas es a Annie, mi hermana, que tiene diez anos. A ella le hace otras cosas. La oimos gritar cuando el esta en su cuarto. Y a veces la oimos llorar cuando ya se ha marchado.

Pero hoy quien llora es el. Mi padre. Sus veintidos palomas estan muertas. Incluidas dos que hace quince anos que tenia.

Y sus cuatro volteadoras de Birmingham, que podian volar al reves y realizar otro tipo de acrobacias.

Les he puesto una dosis grande de insulina de su kit para la diabetes a cada una. Esas palomas eran su vida. Es extrano que pudiera querer tanto a esos pajaros ruidosos y apestosos y odiarnos a todos nosotros. Nunca he entendido como pueden darles ninos a el y a mi madre. Hay veces que somos hasta ocho. Los otros vienen y van. Mi hermana y yo somos los unicos que estamos siempre. Sufrimos junto con nuestra madre.

Pero hoy, por una vez en la vida, es el quien sufre. Su dolor es inmenso.

Capitulo 20

La chapata de Sophie estaba sobre su escritorio, enfriandose y empapando el envoltorio de papel. No tenia apetito. El ejemplar de Harpers & Queen descansaba en la mesa sin abrir.

Le gustaba recrearse en la ropa maravillosa que lucian las modelos enloquecedoramente hermosas y en las fotografias de centros turisticos impresionantes a los que a veces sonaba que Brian la llevaria; le encantaba repasar las instantaneas diarias de los ricos y famosos, algunos de los cuales reconocia de los estrenos cinematograficos a los que asistia por trabajo o desde la distancia cuando paseaba por la Croisette o se colaba en las fiestas que organizaba el Festival de Cine de Cannes. Aquel era un estilo de vida que estaba a anos luz de su educacion modesta y rural.

No buscaba especialmente el glamour cuando llego a Londres para realizar un curso de secretariado, y sin duda no lo habia encontrado en su primer empleo, en una empresa de agentes judiciales, donde se encargaba de confiscar bienes de las casas de personas que se habian endeudado. Cuando decidio cambiar de trabajo, y comenzo a consultar los anuncios en el periodico Evening Standard, nunca imagino que aterrizaria en un negocio tan distinto como en el que estaba ahora.

Pero ahora, de repente, su mundo estaba totalmente trastocado. Intentaba comprender la conversacion tan extrana que habia mantenido con Brian por el movil hacia un rato, delante del cafe, cuando le habia dicho que su mujer estaba muerta y cuando habia negado haber ido a su casa anoche -o de madrugada, mas bien- y haber hecho el amor con ella.

Sono el telefono del despacho.

– Producciones Blinding Light -contesto, medio esperando que fuera Brian, la voz desprovista de su entusiasmo habitual.

Pero era alguien que queria hablar con el jefe de operaciones y asuntos legales, Adam Davies. Paso la llamada. Luego Sophie se puso a pensar otra vez en lo suyo.

De acuerdo, Brian era raro. Lo habia conocido hacia seis meses, cuando se sentaron uno al lado del otro en una conferencia sobre incentivos fiscales para inversores interesados en financiar peliculas, a la que sus jefes le habian pedido que asistiera, y todavia sentia que solo conocia una parte muy pequena de el. Era una persona muy reservada y a Sophie le resultaba dificil hacerle hablar de si mismo. No comprendia bien a que se dedicaba o, lo mas importante, que queria de la vida… y de ella.

Era amable y generoso, y una gran compania. ?Y un amante extraordinario!, por lo que habia descubierto hacia bien poco. Sin embargo, habia una parte de el que guardaba en un compartimento secreto para ella.

Una parte de el que podia negar, rotundamente, que hubiera ido a su piso ayer de madrugada.

Se moria por saber que le habia ocurrido a su mujer. El pobre hombre debia de estar deshecho. Trastornado por el dolor. Negacion. ?Tan sencilla era la respuesta?

Queria abrazarlo, consolarlo, dejar que se desahogara con ella. Su mente estaba elaborando un plan. Era impreciso -estaba tan afectada que no podia pensar con claridad-, pero era mejor que quedarse alli sentada, sin saber nada, impotente.

Los dos propietarios de la compania, Tony Watts y James Samson, estaban de vacaciones. No habia mucho trabajo en la oficina, a nadie le importaria demasiado que hoy se marchara temprano. A las tres les dijo a Cristian y Adam que no se encontraba muy bien y ambos le sugirieron que se fuera a casa.

Tras darles las gracias, salio del edificio, cogio el metro hasta Victoria y se dirigio sin pausa al anden de Brighton.

Mientras se subia al tren y se acomodaba en el asiento de un sofocante vagon no se fijo en el hombre con chandal, capucha y gafas oscuras que entraba justo detras de ella. En la mano llevaba la bolsa de plastico roja que contenia lo que habia comprado en la Tienda Privada y tarareaba para si la letra de una cancion antigua de Louis Armstrong: «Tenemos todo el tiempo del mundo», cancion que su iPod transmitia a sus oidos.

Capitulo 21

Tras colgar, Roy Grace regreso a la sala de autopsias aturdido. Cleo lo miro, como si hubiera advertido una vibracion que decia que algo pasaba. El le hizo un gesto poco convincente para indicarle que todo iba bien.

Notaba el estomago como si tuviera cemento blando girando dentro. Apenas podia enfocar la escena que se desarrollaba delante de el, mientras Nadiuska de Sancha diseccionaba el cuello de Katie Bishop con un bisturi, capa por capa, buscando senales de moratones internos.

No queria estar alli en ese momento. Queria estar solo en una habitacion, sentado en un lugar tranquilo, donde pudiera pensar.

En Sandy.

Munich.

?Era posible?

Sandy, su mujer, habia desaparecido de la faz de la Tierra justo nueve anos atras, el dia en que el cumplia treinta anos. Lo recordaba perfectamente, como si fuera ayer.

Los cumpleanos siempre habian sido un dia muy especial para los dos. Ella le habia despertado llevando una bandeja con un pastel diminuto con una sola vela, una copa de champan y una tarjeta de cumpleanos muy guarra. El habia abierto los regalos y luego habian hecho el amor.

Se habia marchado de casa mas tarde de lo habitual, a las nueve y cuarto, con la promesa de volver temprano, para salir a cenar con Dick y Lesley Pope para celebrarlo. Pero cuando regreso casi dos horas despues de lo planeado, por culpa de unos problemas que habian surgido con un caso de asesinato que estaba investigando, no habia ni rastro de Sandy.

Al principio, penso que se habia enfadado con el por llegar tan tarde y que era su forma de protestar. La casa estaba ordenada, faltaban su coche y su bolso y nada sugeria que hubiera habido una pelea.

Durante anos la habia buscado por todas partes. Habia explorado todas las vias posibles, habia distribuido su fotografia, mediante la Interpol, por todo el mundo. Habia consultado incluso con mediums -aun acudia a ellos, cada vez que oia hablar bien de uno nuevo-. Pero nada. Ninguno de ellos habia percibido nada relacionado con ella. Era como si se hubiera teletransportado a otro planeta. Ni rastro, nadie la habia visto.

Hasta esta llamada de hoy.

De Dick Pope. Para decirle que el y Lesley estaban paseando en barca por un lago de un jardin de Munich, el Seehaus, en el Englischer Garten. Iban en una barca de remos y los dos juraban haber visto a Sandy, entre la

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