Las 16.51.
– Hola -dijo Brian. Su voz la sobresalto, ya que contesto antes de que oyera sonar el telefono.
– Pobrecito -dijo-. Lo siento mucho.
– Si. -Su voz era monotona, porosa. Parecia absorber la de ella, como un papel secante.
Hubo un silencio largo e incomodo. Al final, Sophie lo rompio.
– ?Donde estas?
– En un hotel. La maldita policia no me deja entrar en casa. No me deja entrar en casa. No me dicen que ha pasado, ?te lo puedes creer? Dicen que es la escena de un crimen y que no puedo entrar. Yo… Dios mio, Sophie, ?que voy a hacer? -Se echo a llorar.
– Estoy en Brighton -dijo ella en voz baja-. He salido temprano de trabajar.
– ?Por que?
– Yo… He pensado… He pensado que quiza… No se… Lo siento… He pensado que podria hacer algo. Ya sabes. Ayudar.
Su voz se apago. Miro el reloj ornamentado. Una paloma se poso de repente encima.
– No puedo quedar contigo -dijo el-. No es posible.
Sophie se sintio estupida por haberlo sugerido siquiera. ?En que diablos estaria pensando?
– No -dijo, la dureza repentina de la voz de Brian le dolio-. Lo entiendo. Solo queria decirte que si puedo hacer algo…
– Nada. Eres muy amable por llamar. Yo… Tengo que ir a identificar el cuerpo. Ni siquiera se lo he contado a los ninos todavia. Yo…
Se callo. Sophie espero con paciencia, intentando comprender la clase de emociones que el debia de estar sintiendo y percatandose de lo poco que lo conocia en realidad, de lo intrusa que era en su vida.
Entonces, con voz ahogada, Brian dijo:
– Te llamo luego, ?de acuerdo?
– Cuando quieras. A la hora que sea, ?vale? -le dijo para tranquilizarlo.
– Gracias -dijo-. Lo siento… Yo… Lo siento.
Despues de esta conversacion, Sophie llamo a Holly, se moria por hablar con alguien. Pero lo unico que escucho fue el nuevo saludo de su buzon de voz, aun mas irritantemente alegre que el anterior. Dejo un mensaje.
Paseo sin rumbo por el vestibulo de la estacion unos minutos, antes de salir a la brillante luz del sol. No le apetecia ir a su piso -en realidad no sabia que hacer-. Un torrente continuo de personas bronceadas subia la calle hacia la estacion, muchas en camisetas de manga corta, sin mangas o camisas de colores chillones y pantalones cortos, con cestos de playa, como si fueran excursionistas que habian venido a pasar el dia y ahora volvian a sus casas. Un hombre larguirucho, con unos vaqueros cortados por la rodilla, balanceaba una radio enorme con musica rap a todo volumen, el rostro y los brazos del color de una langosta asada. La ciudad estaba de vacaciones y su estado de animo era muy distinto al de sus vecinos.
De repente volvio a sonar el movil. Recupero la alegria por un instante, pues esperaba que fuera Brian, pero vio el nombre de Holly en la pantalla. Pulso la tecla para responder.
– Hola.
La voz de Holly quedo practicamente ahogada por un zumbido continuo. Estaba en la peluqueria, informo a su amiga, debajo del secador. Tras un par de minutos intentando explicarle lo que habia sucedido, Sophie se rindio y sugirio hablar luego. Holly prometio llamarla en cuanto saliera.
El hombre de la capucha la seguia a una distancia prudencial, con su bolsa de plastico roja y chupandose el dorso de la mano libre. Era agradable estar de vuelta en la costa, lejos del aire sucio de Londres. Esperaba que Sophie bajara a la playa; seria una delicia sentarse alli, comerse un helado tal vez. Seria una buena forma de pasar el rato, una de esos millones de horas que tenia en deposito en su banco.
Mientras caminaba, penso en la compra que habia efectuado a la hora del almuerzo y sacudio la bolsa. En los bolsillos con cremallera de la chaqueta, ademas de la cartera y el movil, llevaba un rollo de cinta adhesiva plateada, un cuchillo, cloroformo y un frasco de Rohypnol, la droga fulminante llamada tambien «de la violacion». Y otras cosas, nunca se sabia cuando iba a necesitarlas…
Le esperaba una buena noche. Otra vez.
Capitulo 23
Cleo desplego sus habilidades cuando, poco despues de las cinco de la tarde, Nadiuska de Sancha termino al fin la autopsia de Katie Bishop.
Utilizando un cucharon sopero grande, Cleo saco la sangre que se habia escurrido en el abdomen de Katie, cucharada a cucharada, y la vertio en el desague. La sangre se almacenaria en un tanque temporal debajo del edificio, donde las sustancias quimicas la disolverian poco a poco, antes de filtrarse al alcantarillado principal de la ciudad.
Despues, mientras Nadiuska se inclinaba sobre la encimera, para dictar su resumen y rellenar el informe de la autopsia, la hoja de histologia y la de la causa de la muerte, Darren entrego a Cleo una bolsa blanca de plastico que contenia todos los organos vitales que habian extraido del cadaver y que habia pesado en la balanza. Grace observo -con la misma fascinacion morbida que lo embargaba cada vez- como Cleo introducia la bolsa en el abdomen de Katie, como si rellenara un pollo con menudillos.
Observaba con la sombra de la llamada acerca de Sandy planeando sobre el. Pensativo. Necesitaba volver a llamar a Dick Pope, hacerle mas preguntas, sobre cuando exactamente habia visto a Sandy, a que mesa estaba sentada, si habia hablado o no con los camareros, si estaba sola o con alguien.
Munich. Esa ciudad siempre habia tenido una resonancia especial para el, en parte por las conexiones familiares de Sandy y en parte porque era una ciudad que estaba constantemente, de un modo u otro, en la conciencia del mundo. La Oktoberfest, el estadio de futbol del Mundial, la sede de BMW, y creia recordar que, antes de Berlin, Adolf Hitler habia vivido alli. Lo unico que queria hacer en estos momentos era subirse a un avion y volar a Munich. Y podia imaginarse exactamente como le sentaria aquello a su jefa, Alison Vosper, que buscaba cualquier ocasion, por pequena que fuera, para hundirle mas en la espalda el cuchillo que ya le habia clavado y librarse de el.
Darren salio de la sala y regreso con una bolsa de basura negra llena de correspondencia hecha trizas de la contribucion municipal del ayuntamiento de Brighton y Hove. Saco un punado y comenzo a rellenar con el papel la cavidad craneal vacia de la mujer muerta. Mientras tanto, utilizando un alfiler grueso e hilo, Cleo comenzo a coser diligentemente pero con oficio el abdomen de la mujer.
Cuando acabo, lavo con la manguera el cuerpo de Katie para eliminar todas las manchas de sangre y luego inicio la parte mas sensible del procedimiento. Con sumo cuidado, la maquillo, anadiendo algo de color a sus mejillas, y le arreglo el pelo. Al terminar parecia que Katie estuviera echandose una siesta.
Al mismo tiempo, Darren comenzo a limpiar la sala de autopsias alrededor de la mesa de Katie Bishop. Rocio el suelo con un desinfectante con olor a limon, lo frego luego con lejia, con el desinfectante Trigene y, por ultimo, paso el autoclave.
Una hora despues, debajo de una mortaja purpura, con los brazos cruzados y un pequeno ramo de rosas blancas y rosas frescas en la mano, Daniel llevo a Katie Bishop a la sala de observacion, un area pequena y estrecha con una ventana grande y el espacio justo para que los seres queridos se colocaran alrededor del cuerpo. Parecia una especie de capilla, con bonitas cortinas azules; alli, en lugar de un altar, habia un pequeno jarron con flores de plastico.
Grace y Branson estaban al otro lado de la sala, observando por el cristal mientras Brian Bishop entraba acompanado por la agente de Relaciones Familiares Linda Buckley, una mujer rubia con el pelo corto, de aspecto agradable y vigilante y unos treinta y cinco anos, que vestia un traje sobrio azul oscuro y blusa blanca.
Los policias observaron como Bishop miraba el rostro de la mujer muerta, luego como buscaba debajo de la mortaja, sacaba su mano y la besaba. Despues la apretaba con fuerza. Las lagrimas rodaron por su cara. Entonces cayo de rodillas, absolutamente superado por el dolor.