frente. Se puso mas tensa aun. Miro el indicador de velocidad. Intentaba elaborar un plan. Si frenaba en seco o colisionaba con algo, el hombre saldria disparado hacia delante. Con el cuchillo. Era lo mas inteligente. Lo mas inteligente no. Era la unica opcion.
«Oh, Dios mio, ayudame.»
Algo mas frio que el hielo se revolvio en su estomago. Tenia la boca seca. Luego, de repente, su telefono movil, en el asiento de al lado, comenzo a sonar. El tono estupido que su hijastra Carly, que acababa de cumplir trece anos, habia programado y tenia que soportar. La maldita Chicken song, que le hacia pasar una verguenza terrible cada vez que sonaba.
– Ni se te ocurra contestar, Katie -dijo el.
No lo hizo, sino que obedecio y giro a la izquierda, cruzo la verja de hierro forjado que se habia abierto servicialmente y subio el camino asfaltado, corto y oscuro, flanqueado por rododendros enormes e inmaculadamente podados que Brian habia comprado, por un precio exorbitante, en un vivero arquitectonico. Para tener intimidad, habia dicho.
Ya. Vale. Intimidad.
La fachada de la casa aparecio imponente a la luz de los faros. Al marcharse, hacia solo unas horas, era su hogar. Ahora, en este momento, le parecio algo muy distinto. Le parecio un edificio extrano y hostil que le gritaba que se fuera.
Pero la verja ya estaba cerrandose.
Capitulo 5
Roy Grace se quedo mirando horrorizado a Glenn Branson durante un momento. El sargento, que por lo general vestia impecablemente, llevaba aquella noche una gorrita azul, una chaqueta de chandal gris con capucha encima de una sudadera, pantalones anchos y deportivas, y no se habia afeitado en varios dias. En lugar del olor normal de su ultima colonia masculina del mes, apestaba a sudor rancio. Parecia mas un atracador que un policia.
Antes de que Grace tuviera ocasion de decir nada, el sargento lo abrazo, agarrandolo con fuerza, apretando su mejilla humeda contra la cara de su amigo.
– ?Roy, me ha echado! Dios mio, tio, ?me ha echado!
De algun modo, Grace logro meterlo en casa, lo llevo al salon y lo sento en el sofa. Se coloco a su lado, paso un brazo alrededor de sus hombros enormes y dijo sin conviccion:
– ?Ari?
– Me ha echado.
– ?Como que te ha echado? ?Que quieres decir?
Glenn Branson se inclino hacia delante, apoyo los codos en la mesita de cafe de cristal y enterro la cara entre las manos.
– No puedo mas. Roy, tienes que ayudarme. No puedo mas.
– Deja que te ponga algo de beber. ?Whisky? ?Una copa de vino? ?Cafe?
– Quiero a Ari. Quiero a Sammy. Quiero a Remi.
Glenn rompio en sollozos profundos y entrecortados.
Durante unos momentos, Grace observo a su pez. Marlon flotaba, se tomaba un insolito descanso de su vida de trotamundos, abria y cerraba la boca con expresion ausente. Se descubrio abriendo y cerrando la boca tambien el. Entonces se levanto, salio de la habitacion, abrio una botella de Courvoisier que llevaba anos cogiendo polvo en el armario de debajo de las escaleras, sirvio un poco en un vaso y lo puso en las manos gruesas de Glenn.
– Bebe un poco -le dijo.
El sargento mecio el vaso, mirando en silencio el interior unos segundos, como si buscara algun mensaje que suponia que debia encontrar escrito en la superficie. Al final bebio un sorbo, seguido de inmediato por un gran trago, luego dejo el vaso y se quedo observandolo fijamente y con aire triste.
– Hablame -dijo Grace mirando la imagen congelada en blanco y negro de Orson Welles y Joseph Cotten en la pantalla-. Cuentame… Cuentame que ha pasado.
Branson levanto la vista y tambien miro el televisor. Entonces farfullo:
– Trata de la lealtad, ?verdad? De la amistad, el amor. La traicion.
– ?Como?
– La pelicula -dijo-.
– No te sigo del todo -dijo Grace.
– Domecq, creo que era. Jerez Domecq. Quiza. ?Que mas da? -Glenn cogio el vaso y lo apuro-. Tengo que conducir. A la mierda.
Grace espero pacientemente; por nada del mundo iba a dejar que Glenn cogiera el coche. Nunca habia visto asi a su amigo.
Glenn levanto el vaso, casi sin darse cuenta.
– ?Quieres mas?
– Me da igual -respondio el sargento mirando de nuevo a la mesa.
Le sirvio cuatro dedos. Hacia poco mas de dos meses, Glenn habia recibido un disparo en una redada organizada por Grace, y el se sentia culpable desde entonces. Milagrosamente, la bala del calibre 38 que alcanzo al sargento habia causado pocos danos. Un centimetro mas a la derecha y el desenlace habria sido muy distinto.
Al penetrar en el abdomen justo por debajo de la caja toracica, la bala lenta de punta redondeada no toco por muy poco la columna vertebral, la aorta, la vena cava inferior ni los ureteres. Le secciono parte del intestino, que tuvieron que repararle quirurgicamente, y le dano tejido blando, principalmente grasa y musculo, lo que tambien habia requerido una intervencion. Despues de permanecer ingresado diez dias en el hospital, le permitieron volver a casa, donde le aguardaba una larga convalecencia.
Durante los dos meses siguientes, en algun momento del dia o de la noche, Grace habia revivido los acontecimientos de esa redada. Una y otra y otra vez. A pesar de la planificacion y las precauciones, habia salido muy mal. Ninguno de sus superiores le critico por ello, pero en el fondo de su corazon Grace se sentia culpable porque un hombre bajo su mando habia recibido un disparo. Y el hecho de que Branson fuera su mejor amigo lo empeoraba todo.
Lo que aun empeoraba mas las cosas era que anteriormente, en la misma operacion, otro de sus agentes, una joven y brillante policia llamada Emma-Jane Boutwood, habia resultado gravemente herida por una furgoneta a la que intento impedir el paso, y aun estaba ingresada.
Una cita de un filosofo que habia leido hacia poco le proporcionaba cierto consuelo y se habia instalado de manera permanente en su cerebro. Era Soren Kierkegaard, quien escribio: «La vida solo puede ser comprendida mirando hacia atras, pero ha de ser vivida mirando hacia delante».
– Ari -dijo de repente Glenn-. Dios mio. No lo entiendo.
Grace sabia que su amigo tenia problemas matrimoniales. Iba con el sueldo. La jornada laboral de los policias era demencial e irregular. A menos que se casaran con alguien que tambien formara parte del cuerpo, que lo comprendiera, lo mas probable era que surgieran problemas. Casi todos los policias los tenian, en algun momento. Quiza Sandy tambien los tuvo y nunca hablo de ello. Tal vez por eso se habia esfumado. ?Se habia hartado un dia, habia hecho las maletas y se habia marchado? Solo era una de las muchas explicaciones para lo que le habia ocurrido esa noche de julio. El dia que el cumplio los treinta.
El miercoles pasado se habian cumplido nueve anos de la desaparicion.
El sargento bebio mas brandy y luego tosio con violencia. Cuando termino, lanzo una mirada torva a Grace con los ojos muy abiertos.
– ?Que voy a hacer?
– Cuentame que ha pasado.