acepto ser fichado como agresor sexual, declinar cualquier apelacion a la decision del Tribunal, firmar un documento comprometiendose a nunca mas trabajar en el mantenimiento de la Ley, y pagar «una compensacion financiera considerable, incluyendo las minutas totales de tratamiento medico y psiquiatrico» a sus victimas, que se sospecha rondan por la docena. A cambio de esto, no se presentaran cargos criminales contra el, una alternativa que, teoricamente, podria haber incluido acusaciones por violacion, uso de narcoticos, abusos sexuales de menores y multiples cargos de menor cuantia.
Los crimenes habrian tenido lugar durante un periodo de cinco anos, durante los cuales el acusado sirvio como sargento en la Division de Hollywood del Departamento, y pudieron haber continuado mientras era teniente de la Division de Ramparts y la Division del Oeste de Los Angeles; lugar este en donde fue ascendido a capitan, el ano pasado, tras un repentino ataque al corazon del anterior capitan, Robert L. Rogers.
Mientras estaba en Hollywood, el nombre de Trapp tambien fue mencionado, en el ano 1984, en conexion con el escandalo de los robos cometidos por agentes que, durante sus patrullas, rompian los cristales de las ventanas de la parte trasera de tiendas, poniendo asi en funcionamiento las alarmas de robo, para luego informar a la emisora de la policia que ellos se estaban haciendo cargo de la emergencia. A continuacion, estos agentes se dedicaban a desvalijar el local, utilizando sus propios coches de patrulla para llevarse el botin, tras lo que archivaban falsos informes de robo. Aunque media docena de agentes fueron considerados sospechosos en este caso, solo dos de ellos fueron acusados, juzgados y condenados a cumplir penas en la Prision de Chino. No se presentaron cargos contra Trapp, que en aquel momento fue calificado por la Fiscalia como «un testigo cooperador».
En lo que respecta al actual caso, se acuso a Trapp de atraer a scouts del sexo femenino a su despacho, bajo el engano de ofrecerles «consejos de carrera», y luego doblegarlas con vino, cerveza, «cocteles preparados en lata» y marihuana, antes de hacerles propuestas sexuales. Acusaciones de haber sido manoseadas habian sido hechas en trece casos; habiendo llegado al coito en si, supuestamente, al menos, con siete de las muchachas, de edades que iban de los quince a los diecisiete anos. Y, aunque el Tribunal Disciplinario se nego a especificar que le habia llevado a investigar a Trapp, una fuente de la Policia informa de que una de las victimas, que habia sufrido problemas emocionales debidos al hecho de haber sido molestada sexualmente por el Capitan, habia sido llevada a consejeria, y, durante la misma, le habria revelado a su terapeuta lo sucedido. Este terapeuta, por su parte, habria informado a Servicios Sociales, quien a su vez dio parte al D.P.L.A.
Luego, otras varias de las victimas corroboraron las acusaciones contra el policia. Sin embargo, ninguna de las muchachas se mostro dispuesta a testificar ante un tribunal, llevando al fiscal del Distrito a concluir que era «poco probable», que pudiera lograrse la condena de Trapp, caso de ser llevado ante los tribunales.
Cuando se le sugirio que el arreglo equivalia a una simple palmadita en la cara de una persona que podria haber sido condenada a una considerable pena, el presidente del Tribunal, comandante Walter D. Smith, afirmo que: «El Departamento desea dejar bien claro que no tolerara una conducta sexual reprobable por parte de ningun policia, sin importar lo alto que sea su rango. No obstante, podemos comprender las necesidades emocionales de las victimas, y no podemos forzar a esas chicas a pasar por el trauma psicologico de tener que testificar. La accion de hoy del Tribunal garantiza que este hombre no volvera a trabajar en el mantenimiento de la Ley, y que perdera cada centavo que se gano como miembro de la Policia. A mi, me parece que eso ya es un buen castigo».
El abogado de Trapp, Thatcher Friston, rehuso revelar los planes futuros de su cliente, y se limito a decir que se cree que el capitan caido en desgracia «abandonara el estado, quiza incluso el pais, para ponerse a trabajar en la agricultura. El senor Trapp siempre ha estado interesado en la cria de gallinas; quizas ahora tenga la posibilidad de intentar llevar a cabo esa experiencia».
Lo lei una vez mas, arranque la pagina del diario, y la doble para hacer un aeroplano de papel. Cuando finalmente logre meter el avion en el retrete, me largue del motel.
Me fui a casa, y me senti como un nuevo inquilino, y casi como un hombre nuevo. Y estaba sentado en mi escritorio, preparado para abrirme camino por entre los papeles acumulados, cuando sono una llamada en la puerta delantera.
Abri. Era Milo, que llevaba colocada su galleta de identificacion de la policia colgando de la solapa de un traje marron que hedia a nube de humo de tabaco de interior de comisaria, y estaba mirandome con mala cara.
– ?Donde infiernos has estado?
– Fuera.
– ?Donde fuera?
– No quiero hablar de eso, en este momento.
– De todos modos, hablame de ello.
No dije nada.
– ?Jesus! -exclamo-. Se suponia que tenias que hacer unas llamadas por telefono; hacer el trabajo sin peligros, ?recuerdas? Y, en cambio, desapareces. ?Es que no has aprendido ni una maldita cosa?
– Lo siento, Mama. -Y luego, cuando vi la expresion de su rostro, anadi-: Hice las cosas sin peligro, Milo. Luego desapareci. Deje un mensaje en mi servicio de contestador telefonico.
– Cierto, muy tranquilizador. -Se tapo la nariz con dos dedos-: El doctor Delaware estara ausente un par de dias. -Se la destapo-. ?Y a donde ha ido, encanto? -Se la volvio a tapar-. No lo dijo.
– Necesitaba irme de aqui -le explique-. Estoy bien. Jamas estuve en peligro.
Maldijo, se dio un punetazo en una palma, trato de usar su altura en su ventaja, alzandose por encima de mi. Regrese a la biblioteca y el me siguio alli, rebuscando profundamente en el bolsillo de su americana y sacando un arrugado trozo de periodico.
Mientras comenzaba a desarrugarlo, le dije:
– Ya lo he visto.
– Seguro que si. -Se apoyo en mi escritorio-. ?Como, Alex? ?Como joder…?
– Vamos, vamos.
– ?Como, de repente es hora de jugar al escondite?
– No deseo hablar de eso en este momento.
– Adiosito, Cyril -dijo, al techo-. Por primera vez en mi vida, los deseos se hacen realidad… es como si tuviera al jodido genio de la lampara. El problema es que no se que aspecto tiene, ni lo que he de frotar para que aparezca.
– ?Es que no puedes aceptar la buena fortuna? ?Recostarte en el sillon y disfrutar?
– Me gusta buscarme yo mismo mi buena fortuna.
– Haz una excepcion.
– ?Podrias hacerlo tu?
– Espero que si.
– Vamos, Alex, ?que esta pasando? En un momento estamos hablando de un modo puramente teorico, al siguiente Trapp esta hundido hasta el cuello en mierda, y nadie le echa una mano.
– Trapp es solo una pequena parte del asunto -le dije-, pero en este momento no deseo pintarte todo el cuadro.
Me miro, se levanto y se fue a la cocina, volviendo con un carton de leche y un pastelillo ya rancio. Arrancando un pedazo del pastelillo y pasandoselo con leche, me dijo al fin:
– Solo es una suspension temporal de la condena, amigo. Pero un dia, y pronto, vamos a tener una pequena charla amistosa.
– No hay nada de lo que charlar, Milo. Es tal cual me dijo en una ocasion un experto: no hay pruebas, nada real.
Me siguio mirando un rato mas, antes de que su rostro perdiese la dureza.
– Vale -me dijo-. Ya lo capto. No hay un modo simple de empaquetarlo todo y ponerle una cintita. Es el tipico caso de la pillada de cojones con la Justicia: tu querias tener un romance con la senora de los ojos vendados, y descubriste que no podias llegar hasta el final. Pero infiernos, ya te encontraste con este tipo de cosas en tus estudios, asi que deberias ser capaz de enfrentarte ahora a ellas.