– Te lo hare saber cuando me convierta en un adulto.

– ?Que te den por el culo, so Peter Pan! -Y luego-: ?Como te va, Alex? En serio.

– Bien.

– Dentro de lo que cabe.

Asenti con la cabeza.

– Parece como si hubieras estado recapacitando sobre muchas cosas -me dijo.

– Simplemente, afinando el piano… Milo, aprecio el que te preocupes por mi, aprecio todas las cosas que has hecho por mi. Pero en este momento me iria muy bien el estar a solas.

– Aja, claro -dijo el.

– Nos vemos.

Se fue sin mas palabras.

Robin vino a casa al dia siguiente, llevando un vestido que no habia visto antes.

– No estas contento de verme -me dijo.

– Lo estoy, pero es que me has cogido por sorpresa.

Lleve su maleta a la sala de estar.

– De todos modos pensaba volver por aqui. -Paso su brazo por dentro del mio-. Te he echado a faltar y la noche pasada sentia verdaderas ganas de hablar contigo, asi que te llame. La operadora del servicio me dijo que te habias marchado sin decirle a nadie a donde ibas o por cuanto tiempo. Me dijo que sonabas diferente, cansado e irritado… «soltando tacos como un camionero». Asi que me senti preocupada.

– Es tu obra de caridad -le dije, dando un paso atras.

Me miro como si fuera la primera vez.

– Lo siento -le dije-, pero justo en este momento no voy a ser el hombre que tu deseas.

– Lo he llevado demasiado lejos -dijo ella.

– No. Es simplemente que he tenido que pensar mucho. Eso era algo que hace tiempo que deberia haber hecho.

Parpadeo con fuerza, sus ojos se humedecieron, y se aparto de mi.

– ?Mierda!

– Parte de ello tiene que ver contigo; mucho de ello no. Se que quieres ocuparte de mi…, se que eso es importante para ti. Pero en este momento no estoy dispuesto para esto, no lo puedo aceptar en un modo en que vaya a darte lo que tu deseas.

Se derrumbo, quedandose sentada en el sofa.

Me sente frente a ella y le dije:

– No te esta hablando la ira; bueno, puede que una parte si lo sea, pero las cosas no son asi de simples. Hay algunas cosas que debo resolver yo solo. Tiempo que debo tomarme.

Parpadeo un poco mas, esbozo una sonrisa que se veia tan dolorida, que podria haberle sido cortada en su piel.

– ?Y quien soy yo para poder quejarme de esto?

– No -le dije-, esto no va de venganzas. No hay nada de que vengarse: en definitiva, me hiciste un favor.

– Me alegra serte de servicio -dijo. Las lagrimas comenzaron a correr, pero las reprimio-. No, no voy a hacer esto… tu te mereces algo mejor. No cometas el crimen si no puedes aceptar el castigo, ?correcto?

Extendi mi mano. Ella agito la cabeza y se mordio el labio.

– Hubo otro hombre -me dijo-. Nada serio… era un viejo ligue de cuando estudiabamos juntos. Corte con el en seco, pero estuvo tan a punto… Aun asi, senti que te habia traicionado.

– Tambien yo te he traicionado a ti.

Lanzo un debil gemido y cerro los ojos.

– ?Quien?

– Un viejo ligue de la Universidad.

– Ella… Estais aun…

– No, no es nada asi. Nunca fue nada asi. Ella capturo mi cabeza, no mi polla. Ahora, ha desaparecido para siempre. Pero me cambio.

Camino hasta el extremo de la habitacion, cruzo los brazos sobre sus pechos y permanecio callada un rato. Y, luego:

– ?Que es lo que va a pasar con nosotros, Alex?

– No lo se. Seria bonito un final feliz, pero tengo mucho camino que recorrer antes de que vaya a poder serte de mucha utilidad… o serlo para nadie.

– Me gusta del modo en que eres.

– Tambien me gustas tu -lo dije de un modo tan automatico, que nos hizo reir a los dos.

Me miro a la cara. Yo extendi la mano. Volvio hacia mi, me miro hacia arriba. Nos tocamos, nos unimos, comenzamos a desnudarnos el uno al otro sin decir palabra, caiamos hacia atras, al sofa, e hicimos alli mismo el amor. Sexo. Hecho competentemente: una union sin costuras, nacida de la practica y el ritual, tan sin costuras que bordeaba lo incestuoso.

Cuando hubo acabado, ella se sento y me dijo:

– No va a ser tan sencillo, ?verdad?

Negue con la cabeza.

– Nada que valga la pena es sencillo.

Se despego de mi, se alzo, se quedo en pie ante el gran ventanal. Iluminada por detras, desnuda, con sus rizos cayendole por la espalda como un racimo de uvas.

– La tienda debe estar hecha todo un lio -me dijo-. Mensajes pasados por debajo de la puerta, todos esos pedidos retrasados.

– Adelante -le dije-. Haz lo que debas hacer.

Se volvio, corrio de vuelta hacia el sofa, se tendio encima de mi, me lloro en el pecho. Nos quedamos juntos, mejilla contra mejilla, antes de que la inquietud se apoderase de nosotros, antes de que siguiesemos nuestros caminos separados.

Sharon, Kruse, el Ratonero, incluso Larry. Bastantes problemas entre ambos como para llenar un libro.

Solo de nuevo, pense en los mios, en todo el trabajo inacabado. Me enfrente a ello tomando el camino mas facil: halle un numero en mi archivo y lo marque.

Al cuarto timbrazo: -?Alo?

– ?La senora Burkhalter? ?Denise? Soy el doctor Delaware.

– ?Oh! Hola.

– Si es un mal momento…

– No, no, es… estoy… es curioso, justamente estaba pensando en usted. Darren aun esta, esto… llorando mucho.

– Cabia esperarlo.

– En realidad -prosiguio-, esta llorando mas. Muchisimo. Desde aquella ultima vez que usted lo visito. Y ni duerme ni come como debiera.

– ?Ha cambiado algo desde la ultima vez que le vi?

– Solo el dinero… Aunque aun no puedo apreciarlo. Quiero decir que el senor Worthy dice que puede tardar meses en llegar. Mientras, aun seguimos recibiendo cartas del banco, y la compania de seguros de mi marido todavia sigue sin mover su maldito… Pero, ?por que le cuento esto? No es esto lo que usted quiere oir.

– Quiero oir cualquier cosa que usted quiera contarme.

Pausa.

– Lo siento mucho. La manera en que le hable la ultima vez.

– No se preocupe, habia pasado usted por demasiadas cosas…

– ?Y que lo diga! Desde el primer dia… -su voz se quebro-. Hablo y no paro de otras cosas y por lo que realmente estoy rota es por mi nino… que llora y grita y me pega, y no quiere conocerme como antes. Y, mientras, toda esta espera. Nunca hay nadie. No se que hacer, no comprendo el porque esta sucediendo todo esto.

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