de bronce salio despedido por los aires, y volaron pesadas astillas en todas direcciones. A uno de los hombres un fragmento de madera afilado como una hoja de afeitar le traspaso el cuello. Se lo agarro y cayo al suelo, retorciendose de dolor.

Cerca, otro marinero recibio de lleno una bala. Le partio el cuerpo por la mitad y las piernas cayeron literalmente debajo de el. El torso grito y rodo sobre la cubierta unos instantes hasta que murio.

– ?Informe de danos! -grito Hunter.

Un hombre que estaba de pie a su lado recibio un golpe en la cabeza de un fragmento de madera que le hizo anicos el craneo; se derrumbo sobre un charco de sangre, roja y pegajosa.

La verga del palo de proa cayo sobre dos marineros en cubierta, aplastandoles las piernas; aullaron y gritaron desgarradoramente.

Mientras tanto, las andanadas del barco espanol seguian cayendo.

Permanecer lucido en medio de tanta muerte y destruccion y mantener la calma era casi imposible; sin embargo, era lo que Hunter intentaba, mientras caia una andanada tras otra sobre su barco. Habian pasado veinte minutos desde que el navio de guerra habia abierto fuego. La cubierta estaba sembrada de aparejos, vergas y fragmentos de madera; los gritos de los heridos se mezclaban con los silbidos de las balas de canon que cruzaban el aire sin cesar. Para Hunter, la destruccion y el caos que lo rodeaba se habian fundido hacia rato en un fondo uniforme y tan constante que ya no le prestaba atencion. Sabia que su barco estaba siendo destruido lenta e inexorablemente, pero permanecia con la mirada fija en el barco enemigo, que se acercaba mas a cada segundo.

Las bajas eran considerables: siete hombres muertos, y doce heridos; dos puestos de artilleria inservibles. Habia perdido el baupres y todas las velas; habia perdido la cima del palo de mesana y el aparejo de la vela mayor en el lado de sotavento; habia recibido el impacto de dos proyectiles bajo la linea de flotacion, y empezaba a entrar agua en El Trinidad. Podia sentir que se movia mas bajo entre las olas, menos agilmente, si ello era posible; los movimientos eran pesados y torpes.

No podia intentar reparar los danos. La reducida tripulacion estaba ocupada manteniendo el barco en un rumbo aceptable. Solo era cuestion de tiempo que fuera imposible controlarlo o se hundiera irremisiblemente.

Miro el barco espanol entre el humo y la niebla. Empezaba a ser dificil distinguirlo. A pesar del fuerte viento, los dos barcos estaban rodeados de un humo acre.

Se acercaba velozmente.

– Setecientos metros -informo Lazue monotonamente.

Tambien ella estaba herida; un fragmento de madera partido le habia lacerado el antebrazo en la quinta andanada. Se habia aplicado rapidamente un torniquete cerca del hombro y seguia avistando, sin hacer caso de la sangre que goteaba sobre la cubierta, a sus pies.

Otra andanada les cayo encima estruendosamente, sacudiendo la embarcacion con multiples impactos.

– Seiscientos metros.

– ?Preparados para disparar! -grito Hunter, inclinandose para mirar las cruces a traves de la mira.

La posicion era la adecuada para dar en el centro del barco enemigo, pero mientras lo observaba, se movio ligeramente hacia delante. Con el instrumento optico, Hunter encuadraba ahora el castillo de popa.

Que sea lo que Dios quiera, penso, mientras calculaba el balanceo de El Trinidad mediante las cruces, e intentaba determinar la secuencia de las olas, arriba y abajo, arriba y abajo; veia el cielo despejado, despues solo agua, y luego de nuevo el barco de guerra. Finalmente, otra vez el cielo despejado mientras El Trinidad seguia su balanceo ascendente.

Conto para sus adentros, una y otra vez, moviendo silenciosamente los labios.

– Quinientos metros -dijo Lazue.

Hunter miro un momento mas. Conto.

– ?Uno! -grito, mientras las cruces apuntaban al cielo.

Entonces el arco descendio y vio pasar rapidamente el perfil del navio de guerra.

– ?Dos! -grito, mientras las cruces apuntaban al mar agitado.

Hubo una breve vacilacion en el movimiento. Espero. -?Tres! -aullo, mientras empezaba de nuevo el movimiento ascendente. Y finalmente:

– ?Fuego!

El galeon se sacudio peligrosamente y escoro con brusquedad cuando los treinta canones explotaron en una salva. Hunter cayo hacia atras contra el palo mayor con una fuerza que le dejo sin aliento. Pero apenas lo noto; estaba observando el movimiento descendente, para ver que le habia ocurrido al enemigo.

– Le habeis dado -dijo Lazue.

Sin duda le habian dado. El impacto habia desplazado el navio espanol lateralmente sobre el agua, y ahora se encontraba con la popa hacia mar abierto. El perfil del castillo de popa se habia reducido a una linea recortada, y el palo de mesana estaba cayendo al agua con un movimiento extranamente lento, con las velas y todo.

Pero, en el mismo momento, Hunter vio que habia apuntado demasiado cerca de la proa y no habia alcanzado ni al timon ni al timonel. El barco espanol seguia bajo control.

– ?Volved a cargar y sacad los canones! -grito.

Habia una gran confusion a bordo del navio espanol. Hunter sabia que habia ganado tiempo. Aunque no podia determinar con certeza si habia ganado los diez minutos que necesitaba para preparar la segunda salva.

A popa del navio de guerra, los marineros se afanaban para abatir definitivamente el palo de mesana y quitarlo de en medio. Por un momento parecio que, cuando cayera al agua con el aparejo, podria llevarse por delante el timon, pero no sucedio.

Hunter oia el fragor en las cubiertas inferiores donde, uno tras otro, estaban cargando los canones y colocandolos nuevamente en los portillos.

El navio de guerra espanol ya estaba mas cerca, a menos de cuatrocientos metros a babor, pero estaba mal situado para soltar una andanada.

Paso un minuto; luego otro.

El barco espanol se recupero de la confusion, mientras el palo de mesana con sus velas se alejaba a la deriva en su estela.

La proa del barco cambio de rumbo. Los espanoles estaban virando para acercarse por el indefenso lado de estribor de Hunter.

– ?Maldicion! -dijo Enders-. ?Sabia que ese bastardo era astuto!

El navio espanol se alineo para soltar una andanada, y un momento despues la carga llego. A tan poca distancia, fue terriblemente efectiva. Mas vergas y aparejos cayeron alrededor de Hunter.

– No podremos aguantar mucho mas -dijo Lazue en voz baja.

Hunter estaba pensando lo mismo.

– ?Cuantos canones estan dispuestos? -grito.

Abajo, don Diego hizo un rapido calculo.

– ?Dieciseis!

– Abriremos fuego con ellos -dijo Hunter.

Otra andanada del navio espanol los golpeo con un efecto devastador. El barco de Hunter se estaba haciendo pedazos.

– ?Senor Enders! -aullo Hunter-. ?Preparados para virar!

Enders miro a Hunter con incredulidad. Un cambio de ruta, en aquel momento, pondria a El Trinidad frente a la proa del navio de guerra… y mucho mas cerca de el.

– ?Preparados para virar! -repitio Hunter a gritos.

– ?Preparados para virar! -grito Enders.

Los marineros corrieron aturdidos a sus puestos, trabajando freneticamente para desenredar las cuerdas.

El navio de guerra estaba cada vez mas cerca.

– Trescientos cincuenta metros -informo Lazue.

Hunter apenas la oia. Ya no le preocupaba el alcance. Fijo la vista en la mira hacia el perfil humeante del navio de guerra. Le escocian los ojos y veia borroso. Parpadeo y se centro en un punto imaginario del perfil del barco espanol. Bajo y justo por debajo de la linea de flotacion.

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