Dalbach espero callado unos momentos, hasta que dijo:

– Es todo un acto de valentia. Acabais de confirmar mi primera impresion de que sois inocente. Si me hubierais pedido que os ayudara a llegar a la costa, enseguida habria sospechado. Decidme, ?de que modo puedo ayudaros a buscar la verdad?

– Tengo que volver a Fearna. Alli hay una… una persona que me ayudara.

– ?Esa persona es Fidelma de Cashel?

Eadulf no daba credito.

– ?Como lo sabeis?

– Por el mismo primo del que os he hablado. He oido mucho sobre Fidelma de Cashel. Su padre, Failbe Fland, rey de Muman, mato a mi padre cuando se alio con Faelan en la batalla de Ath Goan, en el Iarthar Life.

El hombre hablaba sin rencor, pero el asombro de Eadulf era cada vez mayor.

– ?El padre de Fidelma? Pero si murio cuando ella era una nina de pecho.

– Seguramente asi seria. La batalla de Ath Goan sucedio hace unos veinte anos. No os preocupeis, hermano Eadulf. Las batallas entre mi padre y sus enemigos ya no me interesan. No hay enemistad entre los descendientes de Failbe Fland y yo.

– Me complace oirlo -respondio Eadulf con fervor.

– Asi pues, debemos hallar un modo de ponernos en contacto con Fidelma de Cashel -sugirio Dalbach-. ?Habeis pensado en algo?

Eadulf se encogio de hombros a la vez que caia en la cuenta de que era un movimiento carente de sentido.

– No he pensado en nada, aparte de regresar a Fearna y esperar que mi amiga siga alli. El problema es que la gente me reconocera a la legua. Incluso con este abrigo, dudo que vaya a pasar desapercibido por mucho tiempo, dado el habito, la tonsura de san Pedro y el acento sajon.

De subito les llego el toque de un cuerno de caza, que hizo dar un respingo a Eadulf.

– No os alarmeis, hermano Eadulf -dijo Dalbach para tranquilizarlo, mientras se levantaba de la mesa-. Debe de ser mi primo. Quedamos en que pasaria hoy o manana para traerme alguna dadiva.

Alli donde empezaba el bosque aparecio una figura, que se detuvo antes del claro frente a la cabina.

Eadulf miro por la ventana, pero se agacho en el acto, haciendo caer la silla hacia atras. Reconocio sin asomo de duda al hombre nervudo de rostro descarnado que lo habia sacado de la cama en la fortaleza de Cam Eolaing aquella misma manana. Era el mismo hombre que habia fingido liberarlo y que luego habia intentado abatirlo. Era el mismo hombre que habia intentado matarlo.

Capitulo XV

– ?Gabran? -Sor Etromma parecio sorprenderse por la pregunta que le hizo Fidelma a las puertas de la abadia-. ?Que os hace pensar que yo se donde esta?

Fidelma se impaciento un tanto con la administradora.

– Porque sois la rechtaire de la abadia. Y como Gabran comercia regularmente con esta, es de suponer que vos seriais la primera persona a la que preguntar acerca de su posible paradero.

Sor Etromma reconocio a reganadientes la logica de Fidelma, pero extendio las manos para indicar que no podia ayudarla.

– Lo lamento, hermana. Es un momento dificil, y desde que el sajon se fugo ayer, la madre abadesa ha estado especialmente… -Vacilo e hizo una mueca-. De verdad: no se donde puede estar -dijo, y anadio con voz quejumbrosa-: De repente, todo el mundo busca a Gabran. No lo entiendo.

– ?Todo el mundo? -pregunto Fidelma al instante, interesada por el comentario-. ?Que quereis decir?

Sor Etromma volvio a formular su afirmacion.

– Me refiero a que hoy varias personas me han preguntado si sabia donde estaba. La madre abadesa, entre otras. Le he dicho hace un rato que yo no soy su posadera.

Fidelma enarco una ceja con escepticismo, pues no se creia que aquella mujer de aspecto nervioso como un pajaro fuera capaz de contestar con semejante exabrupto a la altiva abadesa.

– ?Decis, pues, que la abadesa Fainder ha preguntado por el esta manana? -pregunto procurando ser amable.

– Me ha preguntado si yo sabia donde estaba -corrigio la rechtaire.

– ?Y no se os ocurre por donde podria andar?

Sor Etromma lanzo un suspiro de exasperacion.

– Ese hombre vive y duerme en su barco, a menos que este demasiado borracho para regresar. Es de Cam Eolaing. No esta atracado en el embarcadero de la abadia, asi que podria estar en cualquier parte del rio entre Cam Eolaing y el lago Garman, que queda al sur de aqui. No soy augur, asi que no puedo deciros donde se encuentra exactamente.

A Fidelma le sorprendio la irritabilidad de la rechtaire.

– Bueno, quiza tengais alguna idea de donde podria estar -inquirio con delicadeza.

Parecio que sor Etromma fuera a negarse a responder y acto seguido se encogio de hombros.

– La abadesa Fainder se ha inclinado por ir hacia Cam Eolaing a caballo. Por tanto, me figuro que es un buen lugar por donde empezar a buscarlo.

Cuando sor Etromma hizo amago de marcharse, Fidelma la retuvo al decirle:

– Me gustaria haceros unas preguntas para aclarar este asunto, sor Etromma. Es innegable que la abadesa Fainder os inspira animadversion. ?A que se debe?

La administradora la miro con desafio y respondio:

– Yo creo que es evidente.

– A veces hay cosas tan evidentes que nos pasan por alto.

– Yo tenia una ambicion. Una ambicion modesta, cierto. ?Deberia sentir simpatia por la persona que me arrebato esa ambicion?

– Entonces tampoco debeis de tenerle simpatia al abad Noe por traer aqui a Fainder y nombrarla abadesa por encima de vos.

Sor Etromma se encogio de hombros.

– Ya no me importa -se defendio-. Ahora tengo otros planes.

– ?Y ese mercader, el tal Gabran? -pregunto Fidelma, cambiando de tema-. Parece que tiene una relacion especial con la abadesa. El otro dia entro en su camara sin llamar.

Sor Etromma se rio con inquina.

– Eso puede atribuirse a su tosquedad y groseria. Pero es cierto: el marinero debe de tener algun trato comercial privado con ella, porque siempre que vuelve del puerto costero del lago Garman le trae vino y productos similares.

Fidelma se detuvo a reflexionar un instante antes de pasar a otra cuestion.

– La noche que mataron a la pequena Gormgilla…

– Ya os dije cuanto sabia -la interrumpio sor Etromma de improviso.

– Querria aclarar algo. Cuando Fainder mando que trajeran el cuerpo a la abadia y que os fueran a buscar, ?donde estabais exactamente? ?Dormiais?

– No -contesto sor Etromma torciendo el gesto-. De hecho, me cruce con el medico, el hermano Miach, al que habian llamado para examinar a la nina muerta; venia de la biblioteca y me dirigia a mi cuarto.

– ?Que haciais tan tarde en la biblioteca?

– Estaba alli por el abad Noe. Me habia retrasado porque los mozos de cuadras me preguntaron si debian quitar los arreos al caballo del obispo Forbassach…

Fidelma estaba confusa y pregunto:

– Pensaba que habiais dicho que el abad Noe…

Sor Etromma dio un suspiro de impaciencia.

– Forbassach llego tarde a la abadia y salio de las cuadras con prisa, sin dar instrucciones sobre que hacer

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