Fainder fue abadesa, goberno la comunidad bajo la doctrina de los Penitenciales. Estabais perdidamente enamorado de ella. Vos iniciasteis el proceso, Noe. Vuestra obsesion por esta mujer sembro el terreno que permitio cambiar las leyes y que sucedieran estos acontecimientos.

– ?Como sabeis que Fainder y Noe no estan emparentados? -se apresuro a preguntar Barran-. ?Y donde encaja en esta historia el comentario sobre su enriquecimiento?

– Su hermana, Deog, es la viuda de Daig, el vigilante -explico Fidelma-. Deog me hablo de la nueva riqueza de su hermana. Fainder hacia visitas frecuentes a Deog. Pero, ay, no por amor fraternal cabalgaba la abadesa regularmente hasta la cabana de su hermana, ?verdad, Forbassach?

El rostro del obispo Forbassach se sonrojo bajo su mirada.

– Tambien vos sois, desde hace poco, partidario de la aplicacion de los Penitenciales, ?verdad? -pregunto Fidelma-. ?Quereis decirnos a que se debe?

Era la primera vez, durante la sesion, que el brehon de Laigin guardaba silencio ante una pregunta.

La abadesa Fainder respondio por el. Se habia venido abajo y trataba de contener los sollozos.

– El amor de Forbassach por mi no tiene nada que ver con que abrazara la verdadera ley cristiana -grito en actitud defensiva-. Se convirtio en defensor de los Penitenciales por una decision basada en la logica, no por el amor que nos profesabamos.

Un grito de indignacion inundo la sala y, al fondo de la misma, dos mujeres se llevaron de la estancia a otra. Forbassach fue a levantarse, pero Fidelma le indico con una sena que volviera a sentarse.

– Tendreis que resolver este asunto con vuestra esposa mas tarde, Forbassach -le dijo.

Fainder tenia los ojos clavados en Fidelma con malignidad, pero esta afronto su mirada sin rencor.

– La riqueza recien adquirida era simplemente un exceso de regalos de Forbassach y de Noe, ?me equivoco? Os colmaban de obsequios en su esfuerzo por cortejaros. Amantes sunt amerites. Los amantes son dementes.

La mirada en el rostro de la abadesa habria asustado a cualquiera. Forbassach estaba visiblemente abochornado, pero no demostraba ningun sentimiento de culpa. El abad Noe, sin moverse de su silla, guardaba silencio, atonito ante las revelaciones. Incluso Fidelma sintio una punzada de remordimiento por haber sido la persona que le habia desvelado la duplicidad de Fainder. Saltaba a la vista que estaba tan embriagado por la abadesa que la simple idea de que Forbassach tambien fuera su amante significo para el una punalada.

– Cuando menos, mi deduccion de que no erais culpable, Fainder, se confirmo cuando os desvanecisteis en Cam Eolaing al saber que la persona detras de esta trama perversa era alguien que ocupaba un alto cargo jerarquico en la abadia. Os desmayasteis porque creisteis que me referia a uno de vuestros amantes. Pero ?a cual?

La abadesa estaba roja de sofoco.

– Si he entendido bien vuestro razonamiento, Fidelma -interrumpio Barran-, estais diciendo que la abadesa Fainder no mato a Gabran. Sin embargo, tambien decis que Fial no lo mato. ?Quien lo hizo entonces? ?Y actuo bajo las ordenes de la abadesa?

– Permitidme llegar a eso a mi modo -rogo Fidelma-, pues jamas me habia hallado ante una conspiracion tan enrevesada. Nuestro titiritero empezo a alarmarse por el creciente numero de muertes que estaban sucediendo al primer crimen de Gabran. Las cosas no estaban saliendo segun lo previsto. Cada intento de encubrir al culpable resultaba en un desastre mayor. Como he dicho, se decidio que habia que silenciar a Gabran e interrumpir el trafico, cuando menos por un tiempo. La persona designada para matar a Gabran se habia marchado de la abadia, supuestamente para visitar a un familiar que vivia cerca del lugar donde Gabran habia amarrado el barco. Gabran estaba esperando el nuevo cargamento. Alguien tenia que recoger a dos ninas aquella manana. El asesino fue en busca del barco de Gabran, si saber quiza que la abadesa le iba a la zaga a poca distancia.

»Llego al barco y encontro a Gabran, que acababa de enviar a uno de sus hombres a las colinas para recoger la mercancia. La llegada de las ninas al barco siempre se hacia en un lugar aislado. Gabran daba dinero a casi todos sus tripulantes y les pedia que tomaran los asnos, que tiraban del barco rio arriba hasta llegar a ese lugar, y les decia que no volvieran hasta el dia siguiente. En ausencia de aquellos, traian a las ninas, de las que solo tenian conocimiento uno o dos hombres de la tripulacion.

«Parece que el asesino encontro a Gabran solo. Lo mato mediante un fuerte golpe de espada en el cuello. Entonces, el asesino tuvo que esperar a que llegara el otro hombre con las ninas para matarlo tambien. Y seguramente los habria matado a todos para callar todas las bocas. Pero el asesino vio que la abadesa se acercaba por la orilla, por lo que no le quedo mas remedio que abandonar la embarcacion precipitadamente. Se adentro en las colinas, donde quizas esperaba encontrar al hombre con las ninas y, asi, completar los asesinatos. Al no encontrarlos, el asesino siguio su camino y fue a ver al pariente al que habia prometido visitar.

»En el barco de Gabran, sin que nadie lo supiera, tras siete dias de confinamiento en la minuscula cabina, la pobre Fial se habia librado de los grilletes de los tobillos. Ignorando cuanto habia sucedido, subio a la cabina de Gabran y lo vio muerto en el suelo. Lo primero que penso fue que podria liberarse, asi que cogio la llave que conocia y abrio los grilletes que le encadenaban las manos.

«Entonces una gran furia la invadio. Se apodero de un punal, agarro a Gabran del pelo y empezo a clavarle el punal en el pecho y los brazos en un acceso de rabia. El capitan del barco ya estaba muerto, de modo que no fueron punaladas fatales. Fue un acto de colera por todo el dano y el dolor que le habia causado. Entonces llamaron a la puerta de la cabina. En ese momento la abadesa ya habia subido a bordo. Asustada, Fial solto la cabeza de Gabran y el punal, y se escabullo por la escotilla que llevaba a su habitaculo, llevandose un punado de llaves que encontro. Entonces entro la abadesa.

»Fial encontro la llave buena entre las cuatro que habia cogido, cruzo todo lo largo del barco y entro en la bodega, salio a cubierta y salto al agua. La corriente la arrastro rio abajo, hasta que consiguio salir del agua, pero entonces se cruzo con Forbassach y Mel, que empezaron a perseguirla.

– Es una buena reconstruccion de los hechos, Fidelma -observo Barran-. Sin embargo, ?sera posible demostrar su veracidad? Veo que buena parte de ellos se sostienen con las declaraciones de Fial y de la abadesa, pero ?que ocurre con el misterioso asesino? ?Y como sabeis lo del pariente en las montanas?

– No es tan misterioso. Gracias a las aventuras que me ha relatado el hermano Eadulf, podemos identificar a ese hombre.

– ?El sajon? ?Como va a identificar al asesino si el mismo era un fugitivo? -se extrano Barran.

– Eadulf conocio a un ermitano ciego que le ofrecio su hospitalidad.

Fianamail se removio por primera vez desde que se habia iniciado la vista. De pronto se puso en pie.

– ?Os referis a Dalbach? Pero, ?si es mi primo! ?Es pariente mio!

Barran esbozo una sonrisa antes de volverse hacia Fidelma y preguntar:

– ?Estais diciendo que el propio rey de Laigin fue a ver a su primo ese dia?

Fidelma solto un suspiro de impaciencia.

– Dalbach le conto a Eadulf que su pariente era un religioso de la abadia de Fearna. La identidad de este era obvia.

Al ver que nadie reaccionaba ni era capaz de hacer la identificacion que a ojos de Fidelma era evidente, esta prosiguio con irritacion.

– Muy bien. Permitid que me explique mejor. Es evidente que Dalbach cometio el error de confiar a su primo que habia ofrecido su hospitalidad a Eadulf. De buen grado o de mal grado, explico a su primo que habia recomendado a Eadulf que aquella noche se refugiara en la Montana Gualda. Consciente de que la muerte de Eadulf era fundamental para ocultar cualquier vestigio de la conspiracion, el pariente de Dalbach fue a caballo hasta la Montana Gualda. -Fidelma hizo una pausa y miro a Fianamail-. Vos os hallabais en la cabana de caza, que esta cerca de la comunidad de la santisima Brigida, donde Eadulf habia llevado a las dos ninas. En medio de la noche, alguien llego para informaros de donde podia estar Eadulf.

Muchas miradas habian recaido sobre el abad Noe, pero Fianamail la miraba de soslayo.

– Fue mi primo, mi primo…

El hermano Cett profirio un insolito grito animal y trataba de abrirse paso a la fuerza para salir de la sala. Hicieron falta cuatro de los hombres de Barran para controlar a aquel hombre grande y fuerte.

Fidelma extendio las manos.

– Quod erat demostratum. Fue el hermano Cett. Yo sabia que era primo vuestro, Fianamail, y cuando Eadulf me dijo que solo Dalbach sabia donde se ocultaba anoche y que Dalbach estaba

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