Asamblea. Dijo que deseaba discutir la Enmienda XXXV con los miembros de la Asamblea antes de que la ratificacion de la misma fuera sometida a votacion. El presidente de la Asamblea Guffey se mostro muy complacido y le comunico al presidente del Tribunal Supremo que seria llamado a declarar ante el comite como el ultimo y mas destacado de los testigos. Guffey ha declarado esta manana que no tenia ni idea de lo que Maynard se proponia decir en relacion con la enmienda, que Maynard no le habia revelado si tenia intencion de manifestarse a favor o bien en contra de la misma. Guffey ha declarado que, en el transcurso de su conversacion telefonica con Maynard, habia reprendido a este por haberse trasladado a Palm Springs fuera de temporada. ‘?Que esta usted haciendo ahi?’, le habia preguntado Guffey. Maynard habia contestado: ‘Necesito un lugar en el que pueda reflexionar con tranquilidad. Mi intencion era escribir aqui mi declaracion. Pero ahora he decidido pasarme el dia descansando y manana pronunciare un discurso improvisado ante el comite. Tengo las ideas muy claras acerca de lo que quiero decir.’ La muerte ha apagado ahora la voz del presidente del Tribunal Supremo y jamas sabremos lo que deseaba decir acerca de la trascendental cuestion de la votacion de la Enmienda XXXV en California. Se ha sabido tambien que, antes de trasladarse a Sacramento, el presidente del Tribunal Supremo tenia la intencion de celebrar una rueda de prensa en el Hotel Ambassador de Los Angeles. Si no hubiera muerto, la rueda de prensa hubiera tenido lugar dentro de unas horas. Se nos acaba de comunicar que el secretario de prensa del presidente de los Estados Unidos va a leer un comunicado del presidente Wadsworth en relacion con la violenta e inesperada muerte del presidente del Tribunal Supremo. Conectamos ahora con nuestro corresponsal en la Casa Blanca…»
Collins aparto la vista del televisor y miro a Radenbaugh. -Creo que es tambien nuestro funeral, Donald -dijo. Radenbaugh asintio con aire fatigado.
Collins lanzo un suspiro. Habia superado el anonadamiento inicial y ahora se sentia abrumado por la depresion.
– Mire, creo que es lo peor que me ha ocurrido en toda mi vida. -Senalo hacia la pantalla.- Ahora el pais es de ellos.
– Me temo que si -dijo Radenbaugh.
Ambos guardaron silencio concentrandose en la pantalla.
El secretario de prensa de la Casa Blanca estaba terminando de leer el panegirico y las condolencias del presidente. La atencion de Collins disminuyo.
La declaracion del presidente contenia las habituales observaciones ampulosas, triviales y a menudo falsas: «Cuando muere un gran hombre, muere con el una parte de la humanidad. Que nadie se llame a engano en relacion con la grandeza de John G. Maynard, que ahora se incorpora al panteon de los inmortales que trataron de hacer triunfar la justicia en este pais. Alli estan Marshall, Brandeis, Holmes, Warren… y, junto a ellos, esta con iguales merecimientos John G. Maynard, que ahora ya ha pasado verdaderamente a formar parte de la historia.»
Y junto con Maynard, penso Collins, la democracia ha pasado tambien a formar parte de la historia. Muerta. Una reliquia del pasado. Sin Maynard, el futuro iba a ser la Enmienda XXXV -y Vernon T. Tynan-, y la nacion tendria que ajustarse a este molde.
Mientras pensaba en Tynan, escucho pronunciar el nombre de este por el corresponsal de la cadena destacado en la Casa Blanca.
«… Vernon T. Tynan. Nos encontramos ahora en el despacho del director de la Oficina Federal de Investigacion.»
Inmediatamente aparecio en la pantalla la pequena y conocida cabeza de Tynan sobre sus anchas espaldas. Su curtido rostro ofrecia una adecuada expresion de pesar y tristeza. Tynan empezo a leer una hoja de papel que sostenia en la mano:
«El brutal y absurdo asesinato de una de las mas humanitarias y destacadas personalidades del pais ha significado una perdida que no puede expresarse con simples palabras. El presidente del Tribunal Supremo, Maynard, era amigo de la nacion, amigo personal mio y amigo de la verdad y de la libertad. Su perdida ha herido a Norteamerica, pero, gracias a el, Norteamerica se fortalecera lo suficiente como para poder sobrevivir y sobrevivira a todos los delitos, a todas las ilegalidades y a todas las violencias. No me cabe la menor duda de que, si el presidente del Tribunal Supremo estuviera vivo, desearia que analizaramos esta tragedia desde una perspectiva mas amplia. Esta sistematica eliminacion de nuestros dirigentes y de nuestros ciudadanos tiene que impedirse de tal forma que los norteamericanos puedan pasear por sus calles y dormir en sus lechos en el pleno convencimiento de que son libres y estan a salvo. -Tynan miro a la pantalla y parecio como si sus ojos se cruzaran con los de Collins, que le estaba mirando enfurecido. Carraspeo y siguio hablando.- Afortunadamente, el malvado asesino del presidente del Tribunal Supremo, Maynard, no ha conseguido escapar. Ha muerto tambien de manera violenta. Me acaban de comunicar que el asesino ha sido plenamente identificado. Su identidad sera revelada en breve por el FBI. Baste decir, de momento, que era un antiguo delincuente, un hombre con un largo historial delictivo que habia sido autorizado a vagar libremente por las calles bajo el amparo de las ambiguas y confusas disposiciones de la Ley de Derechos. Si hace un mes se hubiera introducido una enmienda a la Ley de Derechos, tal vez se hubiera podido evitar este terrible asesinato. A pesar de que la Enmienda XXXV no entraria en vigor mas que en el caso de conspiracion y rebelion, el simple hecho de que fuera aprobada bastaria por si solo para generar una atmosfera positiva susceptible de relegar al pasado este tipo de asesinatos. Senoras y senores, hoy, en este dia de dolor, hemos aprendido una leccion. Trabajemos juntos, codo con codo, para hacer entre todos una Norteamerica fuerte y segura.»
El rostro de Tynan desaparecio de la pantalla y fue sustituido por el de un reportero de los estudios de la cadena de television.
Haciendo caso omiso de la pantalla, Collins volvio su sillon hacia Radenbaugh. Estaba furioso.
– Ese hijo de puta de Tynan, ?como se atreve? ?Le ha oido usted? Arrimando el ascua a su maldita enmienda con el cadaver de Maynard todavia tibio.
– Y falseando la verdad de tal forma que parezca que Maynard era favorable a la Enmienda XXXV -dijo Radenbaugh senalando hacia la pantalla-. Mire, parece que van a revelar la identidad del asesino.
– ?Que mas da ya? -dijo Collins.
No obstante, no pudo evitar prestar atencion a la pantalla.
«Si, aqui la tenemos -estaba diciendo el locutor-, la identidad de la persona que ha asesinado al presidente del Tribunal Supremo, Maynard. El asesino ha sido identificado sin lugar a dudas como un tal Ramon Escobar, de treinta y dos anos, ciudadano norteamericano de origen cubano, residente en Miami, Florida. He aqui algunas fotografias suyas procedentes de los archivos del FBI…»
Inmediatamente aparecieron en la pantalla dos fotografias, una de cara y la otra de perfil, de Ramon Escobar. Las fotografias mostraban a un joven moreno de rizado cabello negro, largas patillas, mejillas hundidas y una livida cicatriz que le cruzaba la mandibula.
– ?Oh, no! -exclamo Radenbaugh-. ?No…!
Sorprendido, Collins se volvio en el momento en que Radenbaugh se levantaba tambaleandose. Radenbaugh tenia los ojos muy abiertos, habia palidecido y senalaba con el dedo hacia la pantalla como si quisiera decir algo.
Collins se levanto confuso en un intento de calmarle. El dedo con el que Radenbaugh senalaba hacia la pantalla se habia convertido en parte de un puno. Radenbaugh estaba agitando ahora el puno en direccion a la pantalla.
Por fin logro articular temblorosamente unas palabras.
– ?Es el, Chris! -grito Radenbaugh-. ?Es el! ?Es el!
Collins asio a Radenbaugh del brazo.
– Calmese, Donald -le dijo-. ?De que se trata?
– ?Mirele! ?El hombre que ha matado a Maynar! Es el que yo vi. ?Ha oido su nombre? Ramon Escobar. Yo oi ese nombre, lo oi en la isla de Fisher aquella noche. El rostro, es exactamente el mismo rostro, lo reconozco… el hombre de la isla de Fisher, aquel a quien Vernon Tynan me ordeno entregar los setecientos cincuenta mil dolares… el mismo, el que recibio de mi los tres cuartos de millon. Chris, por el amor de Dios, ?sabe usted lo que eso significa?
El rostro de Ramon Escobar habia desaparecido de la pantalla, sustituido por el del locutor de la cadena. Collins cruzo rapidamente el estudio y apago el aparato. Se volvio aturdido recordando lo que Radenbaugh le habia contado de su liberacion de Lewisburg, de la recuperacion del millon de dolares en los Everglades, de su