de Collins en el cargo, Tynan no habia acudido ni una sola vez a visitarle personalmente al Departamento de Justicia.

– Bueno, digales que le hagan pasar.

Hizo conjeturas acerca del asunto que podria motivar la visita del director. De una cosa estaba, sin embargo, seguro: Tynan era la ultima persona a la que hubiera deseado ver aquel dia. Aguardo con hastio la llegada del director.

Casi inmediatamente vio aparecer junto a la puerta de la sala de conferencias la enorme mole de Vernon T. Tynan. Tynan, con su musculoso cuerpo enfundado en un ajustado traje azul marino de doble botonadura, se le acerco caminando a grandes zancadas. Las tensas facciones de su rostro presentaban su habitual expresion desdenosa sin permitir adivinar lo mas minimo acerca de la mision que le habia traido.

Al llegar a la altura de Collins, dijo:

– Siento interrumpirle de esta forma, pero me temo que es importante. -Dio unas palmaditas a la cartera de documentos que llevaba bajo el brazo.- Se trata de algo que tengo que discutir con usted ahora mismo.

– Muy bien -dijo Collins-. Vamos a mi despacho. Tynan no se movio.

– Creo que no -dijo sin inflexion alguna en la voz. Miro a su alrededor-. Creo que sera mejor aqui. -Despues anadio:- No quisiera que nadie pudiera escuchar lo que vamos a discutir. Y no creo tampoco que usted lo quiera.

Collins lo comprendio.

– Vernon, no tengo el despacho intervenido. No creo en la necesidad de grabar las palabras de mis visitantes.

– Pues se pierde usted muchas cosas -dijo Tynan con un grunido; despues coloco la cartera sobre la mesa de conferencias frente al sillon mas proximo al de la cabecera-. Sentemonos. Lo que tengo que decirle no nos llevara mucho tiempo. Sere muy breve, senor Collins.

Molesto, Collins alcanzo el sillon de cuero rojo de la cabecera de la mesa y se acomodo a escasa distancia del director del FBI. Mientras esperaba, tomo su tabaco, le ofrecio a Tynan un cigarrillo que este rechazo, saco uno para si mismo y lo encendio. Tras dar un par de chupadas, se acerco un cenicero de cristal y pregunto:

– Bueno, ?a que debo el honor de su visita?

Tynan apoyo las manos sobre la mesa.

– Ire inmediatamente al grano -contesto-. El presidente me lo acaba de contar todo hace un rato. He sabido que ha acudido usted a verle. He sabido que tiene usted intencion de dimitir de su cargo… y he sabido el porque. -Tynan se reclino en su asiento, miro a Collins de arriba abajo y sacudio la cabeza.- Ha sido una estupidez por su parte -dijo esbozando una sonrisa torcida-. Intentar conseguir la destitucion de Vernon T. Tynan ha sido una verdadera estupidez. Le creia mucho mas listo.

– He hecho lo que tenia que hacer -replico Collins tratando de controlarse-. Usted lo esta haciendo ahora, ?no? Bueno, pues yo tambien lo he hecho.

Con enloquecedora deliberacion, Tynan empezo a abrir la cartera de documentos.

– Si, lo estoy haciendo -repitio en tono burlon-. Y, puesto que se ha estado usted entremetiendo en mis asuntos… y lo ha hecho…

– Ciertamente que si -dijo Collins.

– … he pensado que seria justo que yo me entremetiera tambien un poco en los suyos.

– Estoy perfectamente al tanto de sus recientes actividades -dijo Collins-. Sabia que me estaba usted sometiendo a una nueva investigacion.

-?De veras? -pregunto Tynan mirandole-. ?Lo sabia y no hizo nada al respecto?

– No habia motivo para que lo hiciera. No tengo nada que ocultar.

– ?Esta seguro? -Tynan habia estado examinando el contenido de la cartera y ahora extrajo de la misma una carpeta de cartulina.- Bueno, sea como fuere, he pensado que le halagaria a usted saber que le hemos estado investigando con gran cuidado… con amoroso cuidado.

– Le agradezco su interes -dijo Collins-. Ahora sorprendame, por favor. ?Que ha averiguado usted?

La despectiva mueca del rostro de Tynan se acentuo fuertemente.

– Le dire lo que he averiguado. He averiguado algo que usted ha ocultado deliberadamente al publico… o tal vez algo que le han ocultado a usted. -Abrio la carpeta, estudio brevemente lo que habia en su interior y miro a Collins a los ojos.- Se propone usted destruir la unica ley capaz de salvar a este pais de la ruina. Ha estado usted hurgando en las vidas de mucha gente, incluida la mia propia. Pero no se ha tomado la molestia de cerciorarse de que todo estuviera en orden en su casa. Bueno, pues antes de que se presente usted al publico en calidad del senor Limpio, sera mejor que se cerciore de que su vida y las vidas de quienes le rodean son absolutamente puras.

– ?Que quiere usted decir?

– Quiero decir que esta usted casado con una mujer cuyo pasado reciente resulta muy sospechoso. Creo que merecera la pena discutir el pasado de su esposa.

Collins advirtio que le invadia la colera contra aquel hombre cuya mision consistia en escarbar en las vidas privadas de los demas. Su colera supero la inmediata curiosidad que experimentaba en relacion con lo que Tynan hubiera logrado descubrir.

– Vernon -dijo-, no se que demonios quiere dar a entender, pero le dire de entrada que no tengo la menor intencion de discutir con usted acerca de mi esposa o de cualquier otro miembro de mi familia. El Senado celebro sesiones acerca de mi persona. Mi vida forma parte de los expedientes publicos. El Senado me confirmo en mi cargo. No hay ninguna otra cosa que discutir.

– Me temo que hay algo mas que discutir -dijo Tynan muy lejos de darse por vencido-. Y creo que deseara usted hablar de ello. Se trata de un pequeno detalle que se nos paso por alto en nuestra primera investigacion acerca de usted, un detalle que tendra mucho interes en conocer.

– No quiero que mezcle a mi esposa con nuestras diferencias.

– Alla usted, Chris -dijo Tynan encogiendose de hombros-. O me escucha usted y me dice que hacemos o su esposa tendra que contarselo de nuevo a un juez y a un jurado. -Se detuvo.- ?Me permite ahora que siga?

Collins advirtio que el corazon le latia con fuerza. Esta vez, guardo silencio.

Tynan examino una vez mas los papeles y dijo:

– Su esposa era viuda cuando usted la conocio. Eso fue hace algo mas de un ano. Se llamaba Karen Grant. Su marido se llamaba Thomas Grant. ?No es asi?

– Asi es. Sabe usted que es asi, por consiguiente…

– No lo es y se que no. Su nombre de soltera era Karen Grant. El nombre de su marido era Thomas Rowley. Su nombre de casada era Karen Rowley.

Collins lo ignoraba, pero se apresuro a defender a su esposa.

– ?Y que? No es nada raro que una viuda utilice su nombre de soltera.

– Tal vez no -dijo Tynan-. O tal vez si. Vamos a ver… la conocio usted en Los Angeles, donde ella trabajaba de modelo. Antes habia vivido con su marido en…

– Madison, Wisconsin.

– ?Eso es lo que ella le dijo? Pues le informo mal. Vivia con su marido en Forth Worth, Texas. Su marido murio en Forth Worth.

Collins retiro la silla como para ir a levantarse y dar por terminado aquel interrogatorio inquisitorial.

– Vernon, todo eso me importa un comino.

– Pues seria mejor que le importara -dijo Tynan friamente-. ?Sabe como se quedo viuda su esposa?

– Por el amor de Dios, su marido murio en un accidente.

– ?En un accidente? ?De veras? ?Que clase de accidente?

– Jamas se lo he preguntado. No es que sea precisamente un tema muy agradable de comentar -repuso Collins-. Creo que fue alcanzado por un automovil. ?Esta usted satisfecho ahora, Vernon?

– No, no lo estoy. Segun los archivos del FBI de Forth Worth, no fue alcanzado por un automovil. Fue alcanzado por una bala… disparada a bocajarro. Le asesinaron.

A pesar de que Collins ya se habia dispuesto a recibir una informacion desagradable, la revelacion constituyo para el un golpe inesperado que le hizo perder el aplomo. Tynan siguio hablando implacablemente.

– Todas las pruebas acusaban a su esposa del asesinato. Fue detenida y juzgada. Tras cuatro dias de deliberaciones, el jurado no logro ponerse de acuerdo. Posiblemente gracias a la influencia de su padre, que era

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