Acciona la manija de la puerta y la abre, pero vuelve a arrimarla como si estuviera cerrada. Permanece sentada y se quita los guantes de goma que guarda en su bolso. Con el codo empuja la puerta del carro para abrirla sin dejar huellas digitales.
Ya en el hall del hotel, lo recorre desde un extremo hasta el opuesto. Su silueta rubia pasa inadvertida entre tanto turista. Con el vestido ancho, sin cinturon, parece una regordeta que disimula su falta de cintura. Sale por la puerta principal, llama un taxi y se hace llevar al Hotel 'Habana Libre'.
Ya en marcha, sentada exactamente detras del chofer, saca del bolso un par de horquillas y se recoge el pelo. Luego, con una panoleta, se improvisa un turbante que le disimula completamente la peluca.
Entre la pareja alarmada y el taxista, Victor se mira las munecas hinchadas, c rdenas. Permanece mudo un momento, con una sonrisa como de borrachito a medias.
El taxista esta muy nervioso y desde que entro no ha parado de hablar sobre lo mala que esta la calle.
– …tirado en el Bosque de la Habana, en el camino que bordea el rio… Tenia las manos amarradas, esparadrapo en la boca y los ojos, y esta capucha… Figurense que…
Victor le pone una mano sobre un hombro para callarlo y casi sin resuello se dirige a Jan:
– May I have some water, please? Sorry, Jan, this was the nearest place…
– Sure, it's okay, Vic. Don't worry about it.
Mientras Van Dongen va por el agua, Carmen le examina sus heridas de la cara.
– Se ve que te golpearon…
Mientras recibe el vaso, Victor entorna los ojos en un gesto de dolor. Tiene ya las mejillas y pomulos muy hinchados, enrojecidos.
Bebe el agua con avidez y pulso inestable. Unas gotas le chorrean por las comisuras.
– Si, me cogieron por los pelos de la nuca y me golpearon varias veces la cara contra una puerta…
Se interrumpe para hurgar en su bolsillo trasero. Al echar el brazo hacia atr s, frunce la cara en fingido gesto de dolor. Con lentitud se reacomoda en la silla, saca una billetera, y de ella un billete de cien dolares que entrega al taxista.
El hombre, que ha seguido de pie, impresionado por la cantidad, se disculpa:
– No tengo cambio, senor.
– Esta bien asi -sonrie Victor, con esfuerzo-. Son cincuenta por ayudarme y el resto por no comentar esto con nadie.
– ?Muchisimas gracias, senor! -y saca una tarjeta del bolsillo de su camisa-. Aqui tiene mi tarjeta por si me necesita como testigo.
– No lo creo: de todos modos muchas gracias, y por favor, guarde reserva.
Victor le extiende la mano, pero permanece sentado. Se dan un apreton y el taxista se retira. Carmen lo acompana hasta la puerta.
Victor inhala a todo pulmon, como para reunir fuerzas.
– ?Un cigarrillo?
Jan le extiende unos Camel y Victor coge uno. Le tiembla mucho la mano. Jan lo enciende callado, y espera.
– Secuestraron a Rieks…
Carmen se lleva una mano a la frente…
– ?Madre mia!
Jan traga en seco. Mira a Victor con dureza, pero no dice nada. Se chupa los labios, y en las mejillas se le forman dos huecos que parecieran agrandarle la nariz.
– Y ahora…
– Ahora vamos a un hospital -lo interrumpe Jan.
– ?Si -aprueba Carmen-, hay uno muy cerca de aqui!
– Imposible… -dice Victor en voz baja, mirando al piso-. Se enteraria la policia… Y eso seria muy peligroso para Rieks.
Hace una pausa, como para aliviarse de un dolor.
– Ademas, yo no necesito un medico. Solo un poco de descanso.
Jan vuelve a sentarse y Carmen le coge el pulso.
– ?Tienes una taquicardia galopante!
Victor desestima su alarma con un visaje negativo.
– Es por el susto. No tiene importancia. Solo necesito reposo.
– ?Quieres un calmante? Tengo uno muy…
Victor la interrumpe.
– No, en cuanto duerma un poco, se me pasa. ?Que hora es? Esos cabrones me quitaron el reloj.
– Seis y diez… Puedes acostarte en el cuarto de huespedes.
– Gracias, Jan; y te ruego localizar a Bos. Si tu est s disponible ?podriamos citarlo aqui mismo a las nueve?
– No problem!
– Esta misma noche hay que decidir lo del rescate.
– ?Piden mucho? -pregunta Jan.
– Si, tres millones; pero ahora necesito dormir…
Van Dongen cierra los ojos y suelta un silbido de alarma.
Cuando Alicia se apea del taxi en el Habana Libre, ya no es la rubia regordeta que saliera del Volvo en el Riviera. Pero con las sandalias, las gafas de sol, el turbante en la cabeza y el vestido holgado, tampoco es Alicia.
Frente al hotel, toma otro taxi. En camino, se quita el turbante y la peluca, que queda dentro del panuelo. Se recoge el vestido hasta las rodillas, y se amarra el cinto. Se apea en el cruce de Linea y L.
Y ahora si, la que recorre las dos calles que la separan de su descapotable blanco, es la seductora Alicia de siempre.
A casa de su madre llega a las 17:30
En cinco minutos, Margarita oyo un resumen de las acciones. Ella hubiera preferido mas detalles, pero ante el notorio cansancio que Alicia traia en el semblante, opto por servirle algo de comer y prepararle su bano.
'?Uff, que dia!', penso Alicia, ya en la cama.
Eso mismo penso Victor, y en ese mismo instante.
Aun no habia podido cerrar un ojo.
Calculo que su alergia e hinchazon, provocada con los f rmacos, cesaria alrededor de las ocho. La taquicardia en cambio, de acuerdo con la dosis que ingiriera, no deberia ceder hasta la medianoche.
27
Victor, Jan Van Dongen y Karl Bos, est n sentados a la mesa.
Karl Bos es un gigante pecoso de unos 50 anos. Tiene una cabellera pelirroja con grandes ondas. Echa unos cuentos malisimos, pero logra hacer reir, porque el mismo los festeja con atronadoras y contagiosas carcajadas. Esta casado con una negra gorda, tambien pelirroja y af sica, de las Antillas Holandesas, a quien solo se le ha oido decir 'yes' y 'thank you'.
En su papel de gerente de la GROOTE INTERNATIONAL INC. en Cuba, Bos suele vestir muy atildado. Hace gala de una anticuada elegancia, fuma en boquilla, usa pitillera de plata, se peina con un fijador brillante y se cruza la melena en la nuca. Para la ocasion viste traje gris y corbata roja.
Su aspecto contrasta con la desastrosa apariencia de Victor, cuya hinchazon en la frente, ahora cubierta por un parche, parece haber aumentado. Ha envejecido diez anos. La piel de la cara, que unas horas antes era de un